Calidad sin garant¨ªas

Pocos han puesto en duda la necesidad de introducir reformas en la educaci¨®n secundaria debido a los cambios sobrevenidos en la sociedad tras la aprobaci¨®n de la LOGSE, en 1990, y al elevado ¨ªndice de fracaso que revelan todos los informes. El proyecto de Ley Org¨¢nica de Calidad de la Educaci¨®n, aprobado ayer por el Gobierno, pretende corregir algunas deficiencias del actual sistema, pero el grado de contestaci¨®n que han encontrado en la comunidad escolar determinados art¨ªculos no es el mejor augurio para su futura implantaci¨®n. Habr¨ªa sido necesaria una mayor participaci¨®n de la sociedad en un debate que afecta a todos.

La aprobaci¨®n de este proyecto de ley por el Consejo de Ministros sin fijar una financiaci¨®n espec¨ªfica demuestra que el Gobierno de Aznar no est¨¢ promoviendo un verdadero avance de la educaci¨®n espa?ola, para lo que ser¨ªa imprescindible realizar una clara apuesta econ¨®mica con el fin de acercar la inversi¨®n en esta materia a la media de la UE. Las reformas anunciadas sin fondos concretos tienen incierto porvenir.

Los cambios m¨¢s notables del proyecto de ley respecto de la situaci¨®n actual, y los que han levantado mayores cr¨ªticas, tienen que ver con los itinerarios educativos. Esta medida contribuye a la segregaci¨®n de alumnos desde una edad muy temprana, incluso desde primero de ESO (12 a?os), en la confusa redacci¨®n de este punto. Puede introducir elementos de discriminaci¨®n social en un mismo centro y entre centros. Especialmente grave podr¨ªa ser la especializaci¨®n de algunos centros p¨²blicos en los itinerarios menos prestigiosos respecto de los concertados o los p¨²blicos situados en zonas pr¨®speras.

Otra de las reformas de fondo es la introducci¨®n de un examen de rev¨¢lida y la supresi¨®n generalizada de la selectividad. Muy pocos niegan la necesidad de una prueba general en secundaria, que homologue conocimientos y contrarreste la tendencia de ciertos centros a inflar las calificaciones de sus alumnos, pero con la soluci¨®n escogida ni se elimina la selectividad, que ahora pasa a ser potestativa de cada universidad, ni quedan claros los procedimientos para acceder a un centro universitario.

Por ¨²ltimo, otro de los cambios m¨¢s criticables es la variaci¨®n en el estatuto de la asignatura de Religi¨®n. En lugar de hacer evolucionar nuestro sistema educativo hacia un modelo propio de un Estado aconfesional, se eleva el rango de la ense?anza de religi¨®n al de materia 'evaluable y computable a efectos de c¨¢lculo de nota media'. De esta forma, el Gobierno de Aznar da satisfacci¨®n a una demanda de la jerarqu¨ªa cat¨®lica a cambio de reabrir en la sociedad un debate que parec¨ªa superado.