Desde Almagro, con preocupaci¨®n
Los que suscriben, almagare?os enamorados de esta ciudad y, a la vez, halagados por el incremento
que tanto el turismo como sus episodios culturales est¨¢n consiguiendo, hacemos un llamamiento a las autoridades competentes con el ruego de que consideren la trascendencia que la inobservancia en la normativa urban¨ªstica puede originar, trastocando el prestigio logrado durante muchos a?os debido a la p¨¦rdida de atractivo a que pueden dar lugar las actitudes an¨¢rquicas e incontroladas de los que realizan obras.
Cuando despu¨¦s de ausencias forzadas por nuestra vida laboral regresamos peri¨®dicamente a nuestra ciudad, observamos con tristeza azoteas visibles y de mal trazo, balcones rematados con frontones, aleros desorbitados y fuera de armon¨ªa o ventanas de aluminio en colores chillones, hasta dorados. Por no hablar de la plaza Mayor, con algunas viviendas tiradas y levantadas ex novo (utilizando materiales y elementos inapropiados) y cuyos soportales, abarrotados de objetos, han dejado de ser un privilegiado lugar de paseo para convertirse en zoco de artesan¨ªa 'asi¨¢tica', junto a los que hacinan mesas y toldos multiformes, no conjuntados, que ocultan las perspectivas di¨¢fanas de anta?o. Son algunos de los ejemplos que se suman a los dudosos gustos de algunos arquitectos en edificios rehabilitados, que quieren pasar a la posteridad aunque sea -al parecer- para que se hable mal de ellos.
En definitiva, Almagro es un piropo y lo est¨¢n convirtiendo en algo bien distinto. Nunca es tarde para rectificar. No esperemos a que sea inevitable la p¨¦rdida del prestigio y del buen gusto que ha hecho posible lo que era y a¨²n es. Incluso a quienes los criterios est¨¦ticos les parecen poco pr¨¢cticos y molestos, pero aprecian o se aprovechan de los jugosos beneficios del turismo, les deber¨ªan preocupar estos abusos urban¨ªsticos. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si mat¨¢ramos la 'gallina de los huevos de oro'?
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