"Nos amenazaron con un machete"
Los supervivientes de la tragedia de Tarifa relatan c¨®mo fueron obligados a tirarse al mar por los patrones de la embarcaci¨®n
'?Saltad, saltad! ?Ya tierra! ?Ya tierra!'. Los dos patrones marroqu¨ªes reforzaron la orden 'amenaz¨¢ndonos con un gran machete' (seg¨²n el testimonio de los supervivientes) a los 23 inmigrantes aterrorizados que se hacinaban en la embarcaci¨®n.
Sucedi¨® a las 7.30 del jueves frente a la playa de Barranco Hondo, en el t¨¦rmino municipal de Tarifa (C¨¢diz). Hac¨ªa dos horas que la lancha semirr¨ªgida hab¨ªa zarpado de un lugar indeterminado de Marruecos. La claridad imprecisa del amanecer, las cercanas luces de la costa y la masa negra de los acantilados daban la impresi¨®n equivocada de que la tierra estaba, efectivamente, a un paso.
Los inmigrantes suplicaron a los patrones que les acercaran a la orilla, pues no sab¨ªan nadar. Pero ¨¦stos se negaron. Amenazaron con acuchillarles si no saltaban por la borda. Finalmente, los irregulares se arrojaron al mar, que all¨ª alcanza apenas tres metros de profundidad: una sima insalvable para personas incapaces de mantenerse a flote.
Al menos 13 de ellos (cinco magreb¨ªes y ocho subsaharianos) se fueron directamente al fondo. Las corrientes batieron sus cuerpos contra las escolleras de la zona, afiladas como cuchillos. Cuatro de las v¨ªctimas eran mujeres. Sus vientres hinchados de agua hicieron creer err¨®neamente a los miembros de Cruz Roja que dos de ellas estaban embarazadas.
Chapoteando, dej¨¢ndose la piel en las rocas cortantes como navajas y ayud¨¢ndose unas a otras, siete mujeres consiguieron alcanzar la playa. Tambi¨¦n logr¨® salvarse un hombre, al que sacaron del agua al borde de la asfixia.
Los ocho supervivientes treparon por el acantilado y, dos horas despu¨¦s, alcanzaron la carretera N-340. All¨ª los encontr¨® una pareja de la Guardia Civil, que patrullaba en un veh¨ªculo. Los inmigrantes les informaron de lo que hab¨ªa ocurrido y los agentes dieron la alarma por radio.
Ayer, mientras el forense practicaba la autopsia a los 13 cad¨¢veres que hab¨ªan sido hallados y certificaba su muerte por inmersi¨®n, las siete mujeres supervivientes declaraban ante el juzgado n¨²mero 6 de Algeciras y el ¨²nico var¨®n hallado con vida se recuperaba en el hospital Punta Europa de los graves s¨ªntomas de asfixia.
La Guardia Civil, que se hab¨ªa puesto en contacto con el consulado de Marruecos para identificar a las v¨ªctimas, a¨²n manten¨ªa a medio centenar de hombres, tres patrulleras, un helic¨®ptero y un barco de Salvamento Mar¨ªtimo rastreando el mar en un radio de dos kil¨®metros en torno al lugar en el que se ha producido la mayor tragedia humanitaria ocurrida este a?o en el Estrecho.
Las siete mujeres supervivientes declararon ante el juez que cada una hab¨ªa pagado, en d¨®lares, 1.200 euros a una mafia marroqu¨ª por la traves¨ªa, que hab¨ªa comenzado dos horas antes en un lugar de Marruecos que no supieron indicar. Tambi¨¦n dijeron que los integrantes de la expedici¨®n no se conoc¨ªan entre s¨ª. Como es habitual en el caso de los ciudadanos que arriban a las costas andaluzas, tras su comparecencia en el juzgado, la polic¨ªa les entreg¨® una orden de expulsi¨®n y las dej¨® en libertad.
El comportamiento de los patrones, que echaron al agua su carga humana a una distancia insalvable de la costa, no es nuevo. Los pateros, como son conocidos en el argot policial, suelen elegir para sus desembarcos lugares dif¨ªcilmente accesibles desde tierra, con el fin de tener tiempo de huir con su embarcaci¨®n antes de ser alcanzados por la Guardia Civil.
Barranco Hondo es un lugar especialmente peligroso cuando, como a las 7.30 del jueves, la marea est¨¢ alta y las escolleras quedan semicubiertas por el agua. Parece claro que los traficantes optaron por no arriesgar su lancha y por eso se deshicieron de sus pasajeros.
La tragedia ha provocado una oleada de indignaci¨®n. El Obispado de C¨¢diz y Ceuta, generalmente moderado en sus manifestaciones sobre inmigraci¨®n, denunci¨® los 'salvajes e inhumanos' m¨¦todos de los traficantes.
Gabriel Delgado, director del secretariado de migraciones del obispado, fue rotundo: 'Lo m¨¢s lamentable es que los traficantes del Estrecho han superado todos los l¨ªmites de la falta de escr¨²pulos y est¨¢n convirtiendo el mar en una salvajada', declar¨®. 'Esas personas quer¨ªan regresar cuanto antes y evitar as¨ª el control de las fuerzas de seguridad y ser detenidos. Les dio igual que los inmigrantes saltaran llenos de pavor y de terror. En medio de ese horror, muchos de ellos no supieron alcanzar la costa y desaparecieron', dijo.
La indignaci¨®n era tambi¨¦n patente entre los miembros de la Guardia Civil de la comandancia de Algeciras, que desde enero del a?o 2000 han interceptado a 23.000 inmigrantes, muchas veces con riesgo de su propia vida. Uno de ellos resum¨ªa as¨ª su estado de ¨¢nimo: 'Podemos luchar contra las inclemencias del tiempo; podemos lanzarnos al agua a rescatarlos; podemos dejarlos pisar tierra si vemos que el patr¨®n hace maniobras extra?as, a¨²n a riesgo de que ese individuo, que es el verdadero delincuente, se nos escape; podemos acercarnos sigilosamente a las lanchas para que no nos vean, se asusten y naufraguen... Todo eso podemos hacerlo y lo hacemos. Pero no podemos luchar contra la maldad de esa gente'.
Ocho personas han conseguido sobrevivir a la tragedia. Los cad¨¢veres de otras 13 han sido rescatados. Faltan dos para sumar las 23 que, seg¨²n el testimonio de las mujeres que se han salvado, viajaban en la patera junto a los dos patrones. La Guardia Civil no tiene muchas esperanzas de encontrarlos pronto. Todo hace suponer que, como en otras ocasiones, sus cuerpos aparecer¨¢n dentro de varios d¨ªas, mutilados por los peces, en alg¨²n paraje gaditano apreciado por los turistas.
Con informaci¨®n de C¨¢ndido Romaguera y Fernando P¨¦rez Mongui¨®
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