Suspiros de Alcudia
Dice Estebe Ferrer que antes la verbena de Alcudia era m¨¢s divertida: 'El baile era algo excepcional. La gente estaba ansiosa de que llegase el d¨ªa. Ahora, cualquier d¨ªa es fiesta'. Sus ojos despiertos, con 84 a?os cada uno, han observado minuciosamente, desde el objetivo de 'un tomavistas', los cambios que se han ido produciendo en este pueblecito situado en un istmo al noreste de Mallorca. Sus pel¨ªculas se mueven al ritmo de su pulso tembloroso y, por ejemplo, cuando graba las ruinas romanas, les pone una m¨²sica que grab¨® de la televisi¨®n cuando pusieron una de romanos. Las titula Cosas de Alcudia y all¨ª est¨¢ todo y est¨¢n todos. El antes y el ahora.
Pero el otro d¨ªa no fue a la verbena. Dice que ya no son 't¨ªpicas' y que a ¨¦l le gusta 'lo t¨ªpico'. En cierto modo tiene raz¨®n. Este pueblo de murallas medievales, que tiene 14.000 habitantes en invierno y 60.000 en verano, ha perdido parte de sus costumbres porque las mismas murallas que impidieron las invasiones moriscas, rehabilitadas y todo, no han resistido a la invasi¨®n econ¨®mica de los miles de extranjeros que vienen cada a?o. Ya saben, las invasiones no son ya lo que eran.
Isidoro tiene m¨¢s de 60 a?os y un estilo propio: coge carrerilla y, de lado, tira las banderillas como dos dardos. Aunque parezca mentira, alguna clava y, sobre todo, la gente se r¨ªe
Resulta bonito ver a todo el pueblo dentro del Ayuntamiento, comiendo y bebiendo con las autoridades. Parec¨ªa que los gobernantes estaban cerca de los ciudadanos
'Mal nom'
Eso es lo que ha pasado aqu¨ª: Alcudia ha sacrificado un poco de su identidad para ganar calidad de vida, apostando por el turismo. Y las fiestas de Sant Jaume (Santiago), que han sido esta ¨²ltima semana de julio, tienen un tono melanc¨®lico porque recuerdan eso. Que, aunque sus hermosas casas llenas de arcos y patios han sido rehabilitadas, las tiendas de souvenirs han sustituido a las de siempre y ya s¨®lo queda una, la Botica Can Paner, que en castellano ser¨ªa la 'botica de la casa de los cestos'. Porque, eso s¨ª, aqu¨ª a todas las familias se las conoce por su mal nom, un apodo que les viene de tres o cuatro generaciones y que est¨¢ relacionado con la actividad que desempe?aba el bisabuelo o con su car¨¢cter. Tambi¨¦n traen a la memoria a las antiguas albuferas sobre las que han construido unos hoteles inmensos que se llenan cada verano y que tapan las vistas mar¨ªtimas que se divisaban desde 'colina', que es exactamente lo que significa la palabra Alcudia. Aunque ahora todos se quejan de que ha bajado el turismo. Tambi¨¦n Margarita Miquelins, una mujer de 71 a?os que regenta desde 1967 el bar Lovento, donde cocina el arroz mallorqu¨ªn. 'Hace a?os tuve que quitar el cartel de 'Restaurante' porque no daba abasto y ahora la cosa est¨¢ m¨¢s floja, pese a las fiestas', cuenta.
Pero aunque las fiestas son distintas, el otro d¨ªa, Isabel Forteza, la estanquera de Can Xisquet, dec¨ªa que, aunque ya no se estrena el traje por Sant Jaume, ni se hace helado, ni la coca de Sant Jaume, 'las fiestas son importantes porque nos unen, y nos recuerdan las ra¨ªces, tan olvidadas'. Es una mujer jovial y tiene una amiga muy simp¨¢tica que se llama Catalina Domingo, del Can Polla por mal nom. Pero no piensen mal, el apodo viene de que su bisabuela era una mujer hermosa y aqu¨ª a las mujeres guapas se les dice pollas o pollitas. Catalina dice que ya tiene listos el vestido y los tacones para el d¨ªa de Sant Jaume.
Ese d¨ªa, las dos fueron a la misa de las doce, como casi todo el pueblo, y aunque no les pregunt¨¦ si estrenaban vestido, iban muy elegantes. No se perdieron el refrigerio del Ayuntamiento, que ahora tiene a la entrada dos cabezudos est¨¢ticos, la Pipella y el Rampei, vestidos con los trajes t¨ªpicos mallorquines. Llegaron con toda la gente y las autoridades andando por las calles desde la iglesia de Sant Jaume, precedidos por uno de los orgullos del municipio: la banda de m¨²sica. Y en el sal¨®n de actos del Consistorio tomaron aperitivos y departieron con el alcalde, Antonio Alemany, y los dem¨¢s concejales y cargos p¨²blicos. Alemany, un socialista que ahora gobierna en coalici¨®n con los nacionalistas, dice que se retira, que 'ya son muchos a?os', 11 para ser exactos. Junto a ¨¦l estaba su amigo Pere Adrober, maestro, juez de paz Adrober y de Can Gallo. Resultaba bonito ver a todo el pueblo dentro del Ayuntamiento. Parec¨ªa que los gobernantes estaban cerca de los ciudadanos.
A las cinco de la tarde, la plaza de toros centenaria, reci¨¦n pintada, construida de arriba abajo en el ¨²ltimo basti¨®n de la muralla, estaba a rebosar; en el palco se disfrutaba de una buena pata de jam¨®n. En el cartel, Pep¨ªn Jim¨¦nez, Uceda Leal y El Renco. La mayor¨ªa de los asistentes eran turistas, porque ¨¦sta no es tierra taurina, no hay mucha afici¨®n. S¨ª hab¨ªa una pe?a en el fondo sur que jaleaba y le ped¨ªa a la banda que tocara al grito de '?M¨²sica, m¨²sica!'. Y no pod¨ªa faltar el aficionado. Aqu¨ª se llama Isidoro. Es un hombre de m¨¢s de 60 a?os al que le gusta poner banderillas. Tiene un estilo propio: coge carrerilla y, de lado, tira las banderillas como dardos. Y, aunque parezca mentira, alguna clava y, sobre todo, la gente se r¨ªe.
La verbena
Esa misma noche se celebra la verbena de Sant Jaume, la m¨¢s concurrida, que termina con fuegos artificiales. Pero se nota que los j¨®venes pasan un poco de las verbenas. La mayor¨ªa de ellos trabajan en los restaurantes y pubs del puerto o est¨¢n all¨ª haciendo el recorrido nocturno: la primera se la toman en el Mestizo; la segunda, en el Enjoy o en el D. D. Bo, y terminan la noche en la discoteca Menta. Y si no, que se lo digan a Tolo, Alan y Sonia, que duermen una media de cuatro horas al d¨ªa.
Son celebraciones sencillas, pero importantes en significado. Jaume Poma, un hombre de mundo y el artista de este pueblo, asegura que 'las fiestas son los suspiros de Alcudia'.
Manu Tenorio y despu¨¦s los teloneros
EL IMPARABLE ?XITO de los chicos de Operaci¨®n Triunfo tambi¨¦n se dej¨® sentir en Alcudia por el m¨®dico precio de cuatro millones de pesetas. Eso fue lo que cost¨® que Manu Tenorio cantase en el campo de f¨²tbol. Las colas llegaron casi hasta el centro del pueblo; vino gente de los municipios de alrededor, padres y madres de familia, adolescentes, ni?os y ni?as y hasta un club de fans de Escocia. Aproximadamente unas 4.500 personas a 20 euros cada una... No est¨¢ mal, teniendo en cuenta que la noche anterior Presuntos Implicados, uno de los grupos m¨¢s veteranos del pop espa?ol, no lleg¨® a vender ni 500 localidades. Pero lo mejor de todo eran los comentarios: 'Se parece a Paul Newman', recordaban algunas mientras Tenorio entonaba eso de Dime que tu piel ser¨¢ mi piel... con su look habitual de vaqueros y camisa remangada. No se pueden ni imaginar c¨®mo se pusieron ellas cuando el sevillano empez¨® a cantar aquello de Somos novios... Los gritos se deb¨ªan escuchar en Pollen?a, al otro lado de la bah¨ªa. Pero por m¨¢s que gritaron, s¨®lo uno consigui¨® un aut¨®grafo. Aquel que consigui¨® trepar sobre las cabezas de los dem¨¢s, papel y l¨¢piz en mano. Porque Manu se esfum¨® despu¨¦s de un par de bises. Ni siquiera present¨® al grupo de teloneros que deb¨ªa haber tocado antes que ¨¦l. Simplemente se fue. Y con ¨¦l todo el pueblo. All¨ª qued¨®, con no m¨¢s de 15 espectadores el grupo revelaci¨®n del a?o: Alabama.
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