Brasil: la calma antes de la tempestad
La incertidumbre electoral mantiene los mercados al borde del p¨¢nico mientras el Gobierno negocia ayudas con el FMI
Brasil, tras una semana de tensi¨®n extrema y momentos de p¨¢nico en los mercados financieros, respira hoy la calma que precede a la tempestad. Con la pol¨ªtica como tel¨®n-explicaci¨®n de la crisis (los mercados temen la victoria en las elecciones de octubre tanto del candidatode centro-izquierda, Ciro Gomes, como la del izquierdista Luis Inacio Lula da Silva), los nuevos sondeos se?alan un escenario de tensi¨®n. La inquietud pol¨ªtica se refleja de manera contundente en el panorama econ¨®mico. Los n¨²meros amenazan con pasar r¨¢pidamente de preocupantes a desastrosos. Tras intentar medidas internas, el equipo econ¨®mico del presidente Fernando Henrique Cardoso ha concluido que la ¨²nica soluci¨®n es el socorro del Fondo Monetario Internacional (FMI). ?En qu¨¦ cuant¨ªa? No est¨¢ claro y las especulaciones var¨ªan entre los 5.000 y 20.000 millones de d¨®lares.
Todo apunta a un agosto negro en la econom¨ªa del mayor pa¨ªs latinoamericano
Lo cierto es que con el fuerte ascenso del candidato Ciro Gomes, casi emparejado en las encuestas con el izquierdista Lula da Silva, dejando muy por detr¨¢s al candidato oficialista, Jos¨¦ Serra, desde junio ha ido aumentando la inquietud entre empresarios, banqueros e inversionistas. Hay incertidumbre en relaci¨®n a la pol¨ªtica econ¨®mica que, en caso de victoria, impulsar¨ªa tanto Lula como Gomes. Serra siempre ha sido el favorito del mercado financiero, pero ahora queda patente que ser¨¢ necesario enfrentarse a otra realidad, la que m¨¢s se tem¨ªa entre empresarios y banqueros.
El pasado viernes, nuevos sondeos indicaban que Ciro Gomes hab¨ªa superado a Lula ya en la primera vuelta, que se realizar¨¢ el 6 de octubre. A estas alturas, se teme m¨¢s a Gomes que a Lula, el ex dirigente sindical que disputa su cuarta postulaci¨®n a la presidencia y que ha sido, por d¨¦cadas, una especie de bestia negra del empresariado y de la banca de Brasil.
Al tiempo que se define el cuadro electoral, aumenta el temor de p¨¦rdida de control del Gobierno. Y ello tiene su inevitable reflejo en las cuentas p¨²blicas y en la confianza de la inversi¨®n extranjera en el pa¨ªs. Julio termin¨® con p¨¦simas noticias y mucha inquietud, apuntando a un agosto negro en la econom¨ªa del mayor pa¨ªs latinoamericano. En un ¨²nico d¨ªa, 30 de julio, los fondos de inversi¨®n perdieron 1.480 millones de reales (unos 500 millones de euros). A lo largo del mes, 16.000 millones de reales (unos 5.300 millones de euros) fueron retirados de ese tipo de activos, elevando el total del a?o a 44.000 millones de reales (alrededor de 14.000 millones de euros). El Banco Central quem¨® casi 3.000 millones de d¨®lares de sus reservas para intentar frenar la sangr¨ªa, sin ¨¦xito: en un solo mes la moneda brasile?a, el real, perdi¨® 22% de su valor. Con eso, la deuda p¨²blica neta ha superado el 64% del producto interior bruto (PIB). En agosto, la deuda de las empresas privadas de Brasil frente a acreedores extranjeros asciende a 1.700 millones de d¨®lares. Las dificultades que esas empresas encuentran para renegociar plazos y condiciones rondan lo imposible.
Acosado y sin municiones para resistir a los ataques del mercado, el Gobierno trata de negociar con el FMI una pr¨®rroga del acuerdo vigente, que termina el 31 de diciembre, coincidiendo con el periodo de Fernando Henrique Cardoso en la presidencia de Brasil. Pero nadie sabe realmente c¨®mo discurren las reuniones entre los negociadores brasile?os y el FMI, ni de cu¨¢nto dinero se habla. El ministro de Hacienda, Pedro Malan, ha impuesto una estricta orden de secreto en su equipo.
Analistas independientes se?alan que la raz¨®n para tanto cuidado es justificable: aunque necesite desesperadamente d¨®lares, Brasil ya no tiene casi nada que ofrecer al Fondo. Claro, que en las declaraciones p¨²blicas, tanto el presidente Cardoso como los ministros m¨¢s influyentes de su equipo destacan que las conversaciones avanzan a buena velocidad e insisten en resaltar que las perspectivas son positivas. Pero entre bastidores, lo que se comenta es que el Fondo exige m¨¢s recortes al Gobierno cuando hasta el m¨¢s fr¨ªo de los economistas sabe que ya no hay m¨¢s de d¨®nde recortar. Solamente en 2002, el gasto p¨²blico disminuy¨® en m¨¢s de 20.000 millones de reales (unos 6.300 millones de euros).
Sea como sea, el acuerdo con el FMI depender¨¢ tambi¨¦n del apoyo que reciba de los candidatos de la oposici¨®n. Lula ha insinuado la posibilidad de apoyar al acuerdo, dependiendo de sus t¨¦rminos. Ciro Gomes ha sido m¨¢s contundente: dice que la actual situaci¨®n es de responsabilidad exclusiva del actual Gobierno, y que s¨®lo aceptar¨¢ discutir con el Fondo cuando gane las elecciones. Jos¨¦ Serra, desde luego, respalda desde ya un nuevo acuerdo.
El Gobierno brasile?o reitera que es muy importante que en este exacto momento los candidatos, sin excepci¨®n, expresen con claridad sus programas econ¨®micos, y advierte que la absoluta falta de l¨ªneas de financiaci¨®n para el pa¨ªs se debe a la expectativa de los mercados mundiales sobre lo que ocurrir¨¢ con la pol¨ªtica econ¨®mica brasile?a a partir de enero de 2003. Analistas de los mayores bancos admiten que nuevos cr¨¦ditos de parte del FMI aliviar¨¢n sensiblemente el mercado financiero en un primer momento, pero que no ser¨¢ suficiente para eliminar las condiciones de la deuda brasile?a, consideradas altamente negativas.
Hasta el final del a?o que viene, el pa¨ªs tendr¨¢ que hacer frente al vencimiento de deuda por valor de casi 90.000 millones de d¨®lares, y en las actuales condiciones tendr¨ªa dificultades para renegociarlos. El pr¨®ximo Gobierno tendr¨¢ que afrontar una situaci¨®n muy compleja. Pero hasta que el nuevo presidente se instale en el Palacio do Planalto, faltan todav¨ªa cinco meses. Y si alguien piensa en la palabra 'inquietud' para definir lo que se vivir¨¢ en este periodo, mejor pensar en otras. Tensi¨®n permanente, por ejemplo.
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