Robert Smith desmiente la disoluci¨®n del grupo y confirma un disco en solitario
Robert Smith lleg¨® sonriendo. Casi una hora tarde. Pero pidi¨® perd¨®n. 'Echadme la culpa a m¨ª', dijo. 'Bueno, si se la ten¨¦is que echar a alguien', a?adi¨®. La expectativa ante la llegada del l¨ªder de The Cure fue creciendo durante la tarde del viernes a pasos acelerados. Finalmente, apareci¨® ante los medios de comunicaci¨®n, aunque casi a la una de la madrugada algunos tem¨ªan que su anunciada comparecencia se truncara de la misma manera que, con el aire, se apagaban las velas que marcaban el camino que hab¨ªa de recorrer el cantante de The Cure hasta llegar a los micr¨®fonos. Todo ello, pese a los vanos intentos por mantenerlas encendidas y con un nerviosismo semejante al que emanaba de los pocos fans del ingl¨¦s que lograron enterarse del punto de encuentro.
Lo primero que hizo Smith fue desmentir la disoluci¨®n del grupo y confirmar la preparaci¨®n de su trabajo en solitario que, por tantas veces comentado, comienza a ser un verdadero aliciente para sus seguidores. Quiso dejar bien claro que la aparici¨®n de este ¨¢lbum no tiene nada que ver con la desaparici¨®n del grupo y, para ello, fij¨® una nueva fecha, 2003, a?o en el que, seg¨²n dijo, saldr¨¢ a la venta un nuevo disco de The Cure. Los temas que interpretar¨¢ en su propio CD no 'pueden' ser temas de The Cure, a?adi¨®. Y para demostrarlo asegur¨® que con el disco del grupo se entregar¨¢, de forma gratuita, su trabajo en solitario. Para que la gente reconozca que son sonidos y temas muy distintos a la l¨ªnea de la banda, pero que el propio Smith considera 'muy buenos, o lo suficientemente buenos', para ser publicados. Adem¨¢s, de esta manera, seg¨²n dijo, evitar¨¢ seguir dando explicaciones y justificaciones de lo que hace, 'porque la gente se dar¨¢ cuenta'. A¨²n no se ha definido qu¨¦ firma editar¨¢ el nuevo ¨¢lbum. 'No tengo compa?¨ªa discogr¨¢fica', dijo, como si se tratara de un joven cantante que acaba de ganar un concurso y espera que alguien le llame para editar su trabajo. Luego lo aclar¨®. 'No he firmado con ninguna compa?¨ªa. Firm¨¦ con una cuando ten¨ªa 18 a?os y ahora preferir¨ªa un poco de libertad', a?adi¨®, por lo que no descarta que se publique con un sello propio. '?Qui¨¦n sabe!', exclam¨®. La posibilidad de Internet se ha barajado como ¨²nico canal de difusi¨®n, pero para la fecha de culminaci¨®n del ¨¢lbum, todav¨ªa habr¨¢ muchos fans, 'por ejemplo en Suram¨¦rica', que no tendr¨¢n la posibilidad de una banda ancha que lo permita, con lo que estar¨ªa provocando la venta pirata. Con sus 42 a?os, Smith mantuvo un tono calmado, pausado, casi mon¨®tono, con silencios, durante casi toda su comparecencia. S¨®lo hubo una cosa que, aunque poco, alter¨® su casi impasibilidad. Ocurri¨® cuando le preguntaron por lord Mick Jagger. 'Hay muy poca gente que tenga verdadera integridad y es f¨¢cil caer en los encantos de la monarqu¨ªa brit¨¢nica', se?al¨® en referencia a la concesi¨®n del t¨ªtulo. 'Si me lo ofrecieran a m¨ª, les dir¨ªa que se lo metieran por el culo'. Las comparecencias de los grupos y solistas que act¨²an en el Festival Internacional de Benic¨¤ssim se realizan siempre en la sala de prensa habilitada para tal fin en el propio recinto. Sin embargo, m¨¢s de 28 millones de discos vendidos y una personalidad como la de Smith obligaron a cambiar los esquemas. La posibilidad de un tumulto desagradable para el cantante suscit¨® rumores durante toda la tarde. Incluso hab¨ªa preparados dos runners (furgonetas que trasladan a los grupos) para dispersar a medios y seguidores en varias direcciones. Finalmente, con el pelo reci¨¦n crespado, los ojos, c¨®mo no, de un negro za¨ªno y los labios rojos, habl¨® ante poco m¨¢s de veinte personas. Pero todo no iba a acabar ah¨ª. Los fot¨®grafos que quisieron tomar im¨¢genes a una m¨ªnima distancia hubieron de firmar un contrato para la cesi¨®n de los derechos de autor 30 d¨ªas despu¨¦s del concierto. De todos modos, incluso la expectaci¨®n en la zona m¨¢s reservada y tremendamente restrictiva del recinto oblig¨® a acordonar el camino del l¨ªder de The Cure desde los camerinos hasta el escenario. Minutos antes de ser aclamado por todo el p¨²blico, una encantadora pareja de casi septuagenarios, indudablemente ingleses, recorri¨® el mismo camino. Las dudas eran justas, pero, por si acaso, los v¨ªtores y aplausos tambi¨¦n se dirigieron a ellos. ?Eran sus padres? S¨ª.
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