El Gobierno de Zimbabue pretende despojar hoy de sus tierras a dos tercios de los granjeros blancos
Anoche, a las cero horas, expiraba el plazo para que 3.000 de los 4.500 granjeros blancos que viven en Zimbabue abandonaran sus tierras. La ley, aprobada en mayo por el Gobierno de Robert Mugabe, no deja espacio a la negociaci¨®n: aquellos que no salgan de sus tierras se enfrentan a penas de hasta dos a?os de c¨¢rcel. Aunque la ley prev¨¦ el pago de indemnizaciones, ¨¦stas no han sido fijadas.
La esperanza es una reciente sentencia del Tribunal Supremo que proh¨ªbe la expropiaci¨®n de tierras hipotecadas en las que el Gobierno no haya informado con anticipaci¨®n al prestamista de su confiscaci¨®n. El granjero Andrew Kockett, que fue quien present¨® la demanda ante el alto tribunal, asegur¨® ayer a la agencia Reuters que 'la mayor¨ªa se encuentra en esa situaci¨®n'. De llevarse a cabo los planes gubernamentales, los bancos podr¨ªan perder 12.000 millones de euros en pr¨¦stamos que jam¨¢s recuperar¨¢n.
La Uni¨®n Comercial de Granjeros, que engloba a los hacendados blancos, estima que el 70% de los afectados permanecer¨¢ en sus tierras en un abierto desaf¨ªo a Mugabe. Hay numerosas demandas planteadas ante los tribunales; la m¨¢s importante es una de inconstitucionalidad contra la misma ley que se ver¨¢ en octubre. Esa ley daba dos plazos, uno de 45 d¨ªas para paralizar la producci¨®n y otro igual para abandonar las fincas. Este segundo es el que finaliz¨® anoche.
Las tierras en manos de la minor¨ªa blanca son una r¨¦mora del pasado colonial. Son las mejores y m¨¢s productivas. Los acuerdos de Lancaster House para la independencia del Reino Unido les daban seguridad jur¨ªdica. Nadie, ni la oposici¨®n a Mugabe, discute este asunto. El Movimiento para el Cambio Democr¨¢tico, que logr¨® un avance espectacular en las elecciones legistativas, considera que el presidente ha agitado el problema en un momento de debilidad pol¨ªtica para garantizarse el respaldo popular.
El pulm¨®n econ¨®mico
La crisis de las granjas, que son el pulm¨®n econ¨®mico del pa¨ªs, unida a la sequ¨ªa y a los efectos de la guerra del vecino Congo, son factores que han terminado por arruinar la econom¨ªa de una de las naciones m¨¢s pr¨®speras de ?frica, exportadora neta de aliementos en 1999 y ahora dependiente de la ayuda humanitaria.
El cierre de las granjas provocar¨¢ adem¨¢s la p¨¦rdida de 100.000 empleos directos de trabajadores negros. No hay agricultores locales preparados para dirigir las fincas expropiadas, muchas de las cuales fueron ocupadas en los dos ¨²ltimos a?os por los llamados veteranos de la guerra y que ahora aspiran a un trozo de tierrra tras su partici¨®n. Ese minifundismo es el principal obst¨¢culo para la productividad de las tierras comunales, en manos de la poblaci¨®n aut¨®ctona, y en las que se practica una econom¨ªa de supervivencia.
Con el riesgo de una hambruna antes de final de a?o, una tasa de desempleo descontrolada y una infecci¨®n de sida en torno al 30%, Zimbabue y su presidente se enfrentan a un futuro incierto y dif¨ªcil. El Reino Unido, la Uni¨®n Europea y Estados Unidos han aprobado un embargo contra Zimbabue y contra las cuentas y bienes del presidente y su entorno en el exterior. Esa medida no ha amilanado al r¨¦gimen; al contrario, le ha fortalecido empobreciendo al pa¨ªs.
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