EL CUERVO ERA ?L
El zo¨®logo Alex Kacelnik, de la Universidad de Oxford, presenta hoy en la revista Science unos resultados asombrosos. En marzo de 2000, Kacelnik captur¨® una hembra joven de Corvus moneduloides, una especie de cuervo t¨ªpica de Nueva Caledonia. Las hembras de esta especie aborrecen la soledad -aunque no est¨¢ muy claro por qu¨¦, como ver¨¢n luego-, as¨ª que los cient¨ªficos le compraron un macho en un zoo de la isla y se llevaron la parejita a Oxford.
Hace unos meses, Kacelnik someti¨® a sus cuervos a la siguiente prueba. Les puso un trozo de carne en un peque?o recipiente, similar a un cubo de fregar en miniatura, con su asa y todo. Y lo meti¨® en el fondo de un tubo alargado, de modo que los p¨¢jaros no pudieran alcanzarlo con el pico. Tambi¨¦n pusieron por la zona dos alambres: uno recto y otro en forma de gancho. La hembra cogi¨® r¨¢pidamente con el pico el alambre en forma de gancho, y lo us¨® para pescar el recipiente de la carne enganch¨¢ndolo por el asa. Perfecto.
No hab¨ªa sido una casualidad, porque la hembra repiti¨® la operaci¨®n cuatro veces, cada vez que los zo¨®logos le pon¨ªan un nuevo recipiente con carne en el fondo del tubo. Pero a la quinta vez, el macho, que hasta entonces no hab¨ªa hecho nada ¨²til, agarr¨® el alambre en forma de gancho y se lo llev¨® a otra parte, no me pregunten para qu¨¦. Y Kacelnik observ¨® at¨®nito lo que hizo entonces la hembra: se acerc¨® al otro alambre, el de forma recta, pis¨® uno de sus extremos con la pata, y us¨® su pico para doblar el otro extremo hasta conseguir un nuevo gancho. Luego lo utiliz¨® para sacar el recipiente de la comida como siempre.
Apreciar¨¢n mejor la enorme sorpresa que supone observar ese comportamiento en un cuervo despu¨¦s de leer esta consideraci¨®n de los autores: 'La modificaci¨®n intencionada de un objeto para convertirlo en una herramienta, sin un entrenamiento previo exhaustivo, es casi desconocida en los animales. En los experimentos realizados por Povinelli, los chimpanc¨¦s se mostraron incapaces de enderezar un tubo doblado de modo que les sirviera para sacar una manzana de un agujero, a menos que hubieran recibido un entrenamiento expl¨ªcito'. Quiz¨¢ Povinelli har¨ªa bien en contratar a los cuervos de Kacelnik para que entrenaran a sus chimpanc¨¦s. Pero sigamos.
Kacelnik y sus estudiantes decidieron entonces organizar una serie de observaciones m¨¢s sistem¨¢ticas con la misma pareja de cuervos. El montaje era id¨¦ntico, pero esta vez s¨®lo les facilitaron un alambre recto. El resultado fue que, de 17 ensayos, los cuervos lograron sacar la carne en 10 ocasiones. Pero ahora f¨ªjense en los detalles. Nueve de los diez ¨¦xitos se debieron a que la hembra logr¨® doblar el alambre para convertirlo en un gancho. Y el d¨¦cimo lo consigui¨® el macho m¨¢s bien de chiripa, por el expeditivo prospecto de meter el alambre tal y como estaba, sin doblarlo ni gaitas. As¨ª lo describen los autores: 'El macho raramente intent¨® hacer la tarea, y nunca lleg¨® a doblar el alambre. Se limitaba a observar a la hembra, y le rob¨® la comida en tres de los ensayos'. Ahora s¨ª: ¨¦se es el comportamiento que uno esperar¨ªa de un cuervo, precisamente. El cuervo era ¨¦l.
?Son los animales m¨¢s listos de lo que solemos pensar? Hace a?os, los entom¨®logos estuvieron fascinados por las desconcertantes habilidades de una avispa del g¨¦nero Sphex. Cuando la avispa sal¨ªa para cazar, dejaba su nido protegido con una tapadera. Luego se alejaba, mataba a una presa y la arrastraba de vuelta hasta el nido. Pero el nido estaba cubierto por la tapa, as¨ª que Sphex soltaba la presa, quitaba la tapa, met¨ªa la presa en el nido y volv¨ªa a poner la tapa. La exhibici¨®n parec¨ªa lo bastante inteligente como para asombrar a los estudiosos del comportamiento animal. Hasta que uno de estos estudiosos hizo lo siguiente.
Esper¨® a que Sphex tapara su nido y saliera a cazar. Pero, cuando la avispa volv¨ªa con su presa, el investigador decidi¨® echarle una mano y le apart¨® la tapa del nido para ahorrarle ese paso del procedimiento. ?Qu¨¦ hizo la avispa? Pues solt¨® la presa y la dej¨® a unos cent¨ªmetros del nido, se acerc¨® al nido y le volvi¨® a colocar la tapa, luego deshizo su camino hasta la presa, la cogi¨®, la arrastr¨® hasta el nido, volvi¨® a soltarla, quit¨® la tapa, cogi¨® la presa, la meti¨® en el nido y volvi¨® a poner la tapa. ?Inteligencia? ?Jam¨¢s se ha visto un animal tan est¨²pido, y miren que hay animales est¨²pidos por ah¨ª sueltos! Bueno, me figuro que la presa ser¨ªa m¨¢s tonta a¨²n. Seguro que era un macho.
No hay una 'inteligencia animal', sino muchas, y en cada especie s¨®lo ha evolucionado la justita. Ya ven qu¨¦ poca le hace falta al cuervo macho para conseguir su raci¨®n diaria.
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