Lo importante es participar, por lo visto
Festarik baldin bada, Bego Donostia! Es lo que reza la canci¨®n, todav¨ªa hoy cantada, que se encargaron de difundir y propagar aquellas generaciones de donostiarras, que observ¨¢ndoles desde la perspectiva actual, dan la impresi¨®n de que se dedicaron sobre todo a conseguir el pleno de festivos en el quiniel¨®n de los 365 resultados de nuestro calendario. Viene a decir la letrilla que si de fiestas estamos tratando ah¨ª est¨¢ San Sebasti¨¢n.
Entre tanto carnaval, calderero, tamborrada, santotomases y semanas grandes andamos los donostiarras, los de siempre y los nuevos, pero donostiarras al fin, agitando el calendario laboral de propios y ajenos, procurando pasarlo bien y hacer que lo pasen bien. Nadie dir¨¢ que no amamos ni mantenemos las tradiciones. Las buenas persisten porque son buenas no porque sean tradici¨®n, en lo que a fiestas se refiere. Los Sarriegui, los Baroja, los Iraola, Santesteban, Usandizaga, etc¨¦tera, digo yo que estar¨ªan felices en los tiempos de los nuevos donostiarras, pero tendr¨ªan el problema de no poder apuntarse a todas. Creo que nos tendr¨ªan por buenos herederos.
A?o a a?o, se viene repitiendo el debate de nuestro soser¨ªo y ?o?ez y de la supuesta falta de participaci¨®n
Pues h¨¦te ah¨ª Donostia, singular San Sebasti¨¢n, pintura con fiestas de fondo y, siempre, ciudadanos en primer plano. Ciudadanos que se van y no se van, que se vienen y no se vienen, pero c¨®mo se entretienen, cantando, musiqueando, saltando, contemplando, repuestos todos ellos, pero siempre ciudadanos en primer plano. Ciudadanos estos que, a veces, padecen el fatal s¨ªndrome del insatisfecho, del ni?o que lo ha tenido todo sin que nada le haya costado, del que se cree que es imposible tanta bondad y perfecci¨®n sin que haya gato encerrado.
As¨ª a?o a a?o, de forma y ciclos id¨¦nticos, se viene repitiendo el debate de nuestro soser¨ªo y ?o?ez y de la supuesta falta de participaci¨®n y acentuada vocaci¨®n a la contemplaci¨®n, hoy denominada voyeurismo, t¨¦rmino quiz¨¢s m¨¢s apropiado por lo que ¨¦ste puede significar de trasgresi¨®n moderna y punto de perversi¨®n absolutamente imprescindibles en cualquier evento que se tenga por fiesta popular.
Pueden los donostiarras y quienes nos visitan en estas fiestas asistir a eventos del m¨¢s diverso car¨¢cter. Desde el ballet de la Scala de Mil¨¢n, la soprano Mar¨ªa Bayo, hasta ciclos de m¨²sica culta de todo tipo ver¨¢n abarrotar el Kursaal y otros numerosos escenarios. Ninguna ciudad espa?ola podr¨¢ ofrecer en a?os un calendario h¨ªpico como el donostiarra. La feria taurina seguir¨¢ siendo el viejo reclamo de la originaria Semana Grande. Habr¨¢ pocos huecos en el teatro, menos todav¨ªa en la media docena diaria de diferentes escenarios para la m¨²sica de baile. Qu¨¦ decir de las masas, a miles, que se concentran en la noche donostiarra del concurso internacional de fuegos artificiales, originario vestigio que se preserva como una reliquia y la ciudadan¨ªa lo vive con llamativa pasi¨®n e intensidad.
Y dicen, nos hacen creer, nos creemos, que no participamos. Digo yo que si fu¨¦ramos capaces de perder la compostura o de encontrar alguna manera histri¨®nica de alterar el orden festivo, llegar¨ªamos a elaborar el mito de la participaci¨®n. Estoy absolutamente convencido de que nos creer¨ªamos m¨¢s participativos si, por ejemplo, a la hora de quemar la colecci¨®n de fuegos nos zurrar¨¢mos la badana a petardazo limpio, aunque no estamos para bromas con explosivos, o nos pase¨¢ramos por nuestras calles, ?qu¨¦ asco!, con prenda identificativa considerada antigua y propia, y camisas y camisetas rotuladas con ordinarieces de poco ingenio y vino pele¨®n u otros licores adecuados a cada uno seg¨²n clase social o capacidad econ¨®mica.
Pretendemos ser admirados por nuestra festiva capacidad y, a su vez, somos capaces de clasificar las fiestas en los dos tipos de 'para nosotros' y 'para los de fuera', como si la hospitalidad no fuera una virtud festiva, como si 'los de fuera' no nos dejaran divertirnos, o como si en la tesitura inversa fu¨¦ramos incapaces de pronunciar 'pero que sosada, si no viene nadie a nada'. Admiro la capacidad del lelo que, casi m¨¢s ubicuo que el mism¨ªsimo Dios, pasea por todos los puntos y eventos feriales sin poder deshacer en su ¨¢cida boca el rosario de lamentos.
Personalmente, creo que me puedo divertir con muchas cosas y lo har¨¦ en cualquiera de los actos programados para esta Semana Grande y como testimonio y s¨ªmbolo de mi participaci¨®n, rompiendo la dieta, me comer¨¦ un helado despu¨¦s de los fuegos, mientras miles de ni?os, supuestamente no participativos, corren el encierro de los zezensuzkos.
Siendo tan importante la participaci¨®n, independientemente de que cada ma?ana en casa exhibir¨¦ el r¨®tulo de 'Contamos contigo', no s¨¦ como me las ama?ar¨¦ para re?ir a mis hijos, a los que algo importante les habr¨¢ retenido en la calle para llegar tan tarde a casa, con una soflama en la que les recrimine el hecho de que hayan sido tan poco participativos. Nunca entender¨¦ ¨¦sa su tan insuficiente pasi¨®n por la ciudad.
Digo tambi¨¦n que espero, y sin ning¨²n animo de aventar imb¨¦ciles rivalidades vecinales, que este a?o el alcalde de Bilbao, con bondad y sinceridad que le honran, no nos invite al n¨²mero festivo por excelencia de su ciudad, si ¨¦ste va a ser alguna pieza teatral, del car¨¢cter que sea, pero ya visto en San Sebasti¨¢n, con quince d¨ªas de antelaci¨®n y en calendario no festivo. A todos nos cuesta parecido ser originales.
Perdonar¨¢ el lector la marcialidad y la compostura. Contamos con todos.
Ram¨®n Etxezarreta es concejal de Turismo de San Sebasti¨¢n.
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