EL GEN DEL LENGUAJE
Nadie nace hablando, a Dios gracias. Un reci¨¦n nacido tampoco tendr¨ªa gran cosa que decir, por otra parte. Pero el caso es que todos los miembros de nuestra especie -y ning¨²n miembro de otras especies- nacemos con unas redes neuronales especializadas en aprender a hablar. Por eso, tal y como adujo Noam Chomsky, al ni?o le basta o¨ªr unas cuantas frases sueltas e inconexas, sin ning¨²n aprendizaje formal, para deducir un sistema fon¨¦tico y sint¨¢ctico completo, capaz de producir infinitas sentencias nunca antes o¨ªdas.
Los humanos y los chimpanc¨¦s ¨¦ramos la misma cosa hasta que, hace seis millones de a?os, nos dividimos por alguna raz¨®n en dos especies distintas. Una de ellas (los chimpanc¨¦s) se qued¨® m¨¢s o menos como estaba, mientras que la otra (el precursor de los hom¨ªnidos) empez¨® a experimentar una historia evolutiva ramificada, tormentosa, fr¨¢gil. Nadie sabe en qu¨¦ momento, o en qu¨¦ mil momentos, los hom¨ªnidos adquirieron la capacidad innata del lenguaje, pero debe de haber pocos acontecimientos tan cruciales en nuestra prehistoria biol¨®gica.
En octubre pasado, Anthony Monaco y sus colaboradores de la Universidad de Oxford descubrieron un gen cuyas mutaciones destruyen la competencia gramatical sin afectar necesariamente a otras funciones intelectuales. En la familia que analizaron, 15 de 29 miembros, a lo largo de tres generaciones, se mostraban incapaces de distinguir los fonemas dentro de una palabra, de generar inflexiones a partir de una ra¨ªz, de comprenderlas si no las hab¨ªan aprendido previamente de memoria y de producir con naturalidad estructuras sint¨¢cticas. Los investigadores pudieron deducir que la responsable de todos esos defectos era una mutaci¨®n (alteraci¨®n) de un gen llamado FOXP2. Nadie sabe a¨²n qu¨¦ hace exactamente ese gen, pero la gen¨¦tica avanza a menudo mediante deducciones abstractas.
El mismo Anthony Monaco, en colaboraci¨®n con el especialista en la gen¨¦tica de los primates Svante P??bo, del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva, en Leipzig (Alemania), presenta hoy en Nature un an¨¢lisis comparativo del gen FOXP2 en distintos humanos, otros primates y otros mam¨ªferos. El gen FOXP2, seg¨²n revelan estos datos, existe en todos los mam¨ªferos. Mejor dicho, no s¨®lo existe, sino que es casi id¨¦ntico en todos ellos. Esto no es lo que uno esperar¨ªa de un 'gen del lenguaje', dicho as¨ª sin m¨¢s matices. Pero el anterior casi contiene detalles muy relevantes.
FOXP2 ha resultado ser uno de los genes m¨¢s estables a lo largo de la evoluci¨®n que se conocen. Un gen no es m¨¢s que un texto que contiene la informaci¨®n para fabricar una prote¨ªna (cada tres letras del gen significan una unidad de la prote¨ªna, llamada amino¨¢cido). Las prote¨ªnas son largas cadenas de amino¨¢cidos. La prote¨ªna significada por el gen FOXP2 es una cadena de 715 amino¨¢cidos. Pues bien, el gen humano y el del rat¨®n s¨®lo difieren en tres de esos 715 amino¨¢cidos, una diferencia asombrosamente escasa. M¨¢s a¨²n: de esas tres diferencias, una es com¨²n al rat¨®n y a tres de nuestros primos: el chimpanc¨¦, el gorila y el macaco rhesus. Las otras dos, por tanto, son espec¨ªficas de nuestra especie.
Quiz¨¢ la sorpresa se aprecie mejor mirando los datos de esta forma: los ratones y los humanos ¨¦ramos la misma cosa hace 130 millones de a?os, en pleno periodo Jur¨¢sico. El gen FOXP2 es tan estable que, durante esos 130 millones de a?os, s¨®lo ha sufrido un cambio de amino¨¢cido. Y sin embargo, en alg¨²n momento de la evoluci¨®n humana m¨¢s reciente (tal vez s¨®lo hace unos 100.000 a?os, sugieren los autores), ha sufrido dos cambios adicionales.
La fecha 'hace unos 100.000 a?os' que acabo de mencionar es de una extraordinaria relevancia, porque nuestra especie tiene m¨¢s o menos esa edad. Antes de esa fecha hab¨ªa neandertales, Homo erectus y otros hom¨ªnidos primitivos. Fue m¨¢s o menos hace 100.000 a?os cuando los humanos modernos aparecieron en ?frica, la colonizaron, salieron de ella y se esparcieron por todo el mundo, desplazando a los anteriores hom¨ªnidos y dejando por primera vez pruebas arqueol¨®gicas de la invenci¨®n evolutiva de la creatividad y de una inteligencia de corte moderno, plenamente formada. ?Demasiada casualidad?
No creo que haya un solo cient¨ªfico que piense que la especie humana actual se form¨® gracias a una mutaci¨®n crucial en un solo gen. Pero es obvio que FOXP2 ser¨¢ investigado desde todos los ¨¢ngulos imaginables en los pr¨®ximos a?os. Se trata de un gen especializado en regular a otros genes, y nadie podr¨¢ resistirse a tirar de ese hilo de Ariadna.
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