Statu quo (3)
En la aldea de mis abuelos, el realismo m¨¢gico lleg¨® cuando lleg¨® la electricidad. Hasta entonces s¨®lo hab¨ªa realismo.
De vez en cuando se aparec¨ªan los muertos y los animales hablaban, es verdad, pero sin llamar la atenci¨®n. Ahora, ?qu¨¦ era eso de la Santa Compa?a en comparaci¨®n con aquella l¨¢mpara de 40 vatios que boxeaba con las sombras milenarias y las arrinconaba, o con la radio que hac¨ªa crepitar la noche? ?Y qu¨¦ me dicen de aquel ex¨®tico papel higi¨¦nico que llamaban Elefante? ?Y los electrodom¨¦sticos! ??se fue el boom dom¨¦stico del realismo m¨¢gico! Mientras algunos antrop¨®logos europeos entrevistaban, fascinados, a las ¨²ltimas meigas, los chicos ind¨ªgenas las busc¨¢bamos, a las meigas, m¨¢gicas y desnudas, en la maleta del emigrante, donde a veces ven¨ªa el Play Boy. Un momento sublime, de lo real maravilloso, fue la expansi¨®n del tractor, ese caballo art¨²rico. O el de esa otra herramienta hom¨¦rica, la motosierra. ?Qu¨¦ no har¨ªa Ulises, al volver a ?taca, si tuviese una motosierra Husqvarna! Creo que los cajeros autom¨¢ticos, aunque ¨²tiles, ya no despertaron tanto entusiasmo. Se desconf¨ªa del dinero que no procede de una mano. Y no digamos del dinero electr¨®nico, invisible. Los campesinos son los primeros en olerse la volatilidad. Empiezan volando los capitales golondrina y acaban volando hasta las gallinas. ?Hacia d¨®nde vuelan? Bueno, las gallinas a donde puedan, pero los golondrina a alg¨²n para¨ªso. El escapismo m¨¢gico.
Ahora sabemos que Pedro P¨¢ramo, Cien a?os de soledad o La casa verde son interpretaciones est¨¦ticas de la realidad. Para adentrarse en las claves modernas del realismo m¨¢gico hay que escuchar, por ejemplo, al premio Nobel de Econom¨ªa y ex jefe del Banco Mundial Joseph Stiglitz. As¨ª, enriqueceremos nuestro lenguaje. Por ejemplo, en vez de hablar de privatizaci¨®n, hablaremos de sobornizaci¨®n. Descubriremos c¨®mo las reservas de una naci¨®n, ?hale, hop!, pueden ser vaciadas en d¨ªas. Nos asombraremos con fen¨®menos metaf¨®ricos como los Maremotos del Dinero Caliente. Y nos sabremos dirigidos por organismos m¨¢gicos, ocultos, a donde nunca llega la luz de una l¨¢mpara.
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