Lecciones municipales para ligar en verano
El Ayuntamiento de Navalcarnero ense?a a los chavales a relacionarse con otros j¨®venes en una piscina municipal
Los chicos se lanzan de cabeza, hacen la bomba o la gamba, las chicas les miran mientras se ba?an. Las madres cuidan de sus peque?os y charlan con alguna amiga. Cinco o seis personas se enfrascan en la lectura de revistas o libros. Un grupo de chicas juega al vol¨¦ibol sobre arena artificial. Cuando atardece, en la piscina de Navalcarnero cada grupo se retira a sus casas o a los bares o a donde sea sin haber entablado conversaci¨®n con el otro. Probablemente los chicos han estado buena parte del tiempo mirando y hablando de las chicas, y ellas, pues lo mismo, hablando de ellos. Sin embargo, ayer por la tarde cuatro monitoras, coordinadas por Juan de Dios, de la oficina de la Concejal¨ªa de Cultura de Navalcarnero, se esforzaron en convencer a los chicos, de entre 12 y 16 a?os, participantes en un taller para aprender a ligar de que se ir¨ªan m¨¢s contentos a casa si consegu¨ªan hacer alg¨²n amigo o amiga.
Porque el objetivo del taller, a pesar del nombre, no es introducir a los adolescentes en el sexo, sino que sean capaces de desenvolverse en situaciones sociales sin sentir verg¨¹enza. El taller se enmarca en el programa Un verano diferente, que trata de animar las actividades de los chicos con juegos diversos. Las monitoras, que tuvieron que cazar con lazo a los chicos dispersos por la piscina, consiguieron formar un c¨ªrculo a la sombra de un ¨¢rbol, compuesto primero s¨®lo de chavales. Blanca, la jefa de las monitoras, comentaba: 'Qu¨¦ raro, cre¨ªa que las chicas se apuntar¨ªan primero'.
Poco despu¨¦s, ya estaban reunidos 30 chicos y chicas. La excitaci¨®n de todos era patente, se o¨ªa un guirig¨¢i de voces que hac¨ªa inaudibles las palabras de Blanca. Se trataba de presentarse: la monitora empez¨®: 'Soy Blanca y me gusta..., pero no me gusta...'. Luego, cada uno de los chicos hizo lo propio: 'Me llamo David y me gusta la tele, y no me gusta que mi hermano me pegue cuando estoy durmiendo'. Y as¨ª todos. Fue dif¨ªcil, porque los ni?os estaban nerviosos, pero por fin se consigui¨®. Los que estuvieron m¨¢s atentos pudieron descubrir con este ejercicio el nombre de la chica o el chico en que se hab¨ªan fijado.
'Los conozco a todos', dec¨ªa un chico rubio con aire de indiferencia. 'Bueno, s¨ª, a algunos s¨®lo de vista'. Pues de eso se trataba, de hablar con los que no conociera. El primer juego facilit¨® las cosas, se llamaba 'busca a alguien que...' y propon¨ªa diversas posibilidades. Desde 'que le guste la misma asignatura que a ti' pasando por 'que mida lo mismo que t¨²' o 'que te pegue un grito' a 'que tenga la oreja igual que t¨²'.
Los chicos cogieron rotuladores de una caja y una hoja de papel. Despu¨¦s, el caos: el corro se deshizo, los ni?os se gritaban al o¨ªdo, saltaban unos sobre otros, comparaban orejas y alturas. Las monitoras trataban de que los chicos interactuaran con los que no fueran sus amigos. Pero era dif¨ªcil: 'Preg¨²ntale a alg¨²n chico, que s¨®lo tienes chicas en tu lista'. 'Ya, pero es que me da verg¨¹enza', replicaba Luc¨ªa, 'pues de eso se trata, de vencerla'. '?Y qui¨¦n es este Juan Carlos que tiene las orejas iguales, mide lo mismo que t¨², te grita y sabe silbar?'. 'Es el novio de ella', contest¨® Luc¨ªa se?alando a su amiga. 'Mentira, no es mi novio, es el tuyo'. Y se re¨ªan.
Cuando las monitoras consiguieron calmar a los chicos, haciendo que se sentaran de nuevo en corro, la monitora propuso otro juego. Se trataba de contarse una historia unos a otros. Aqu¨ª la qu¨ªmica funcion¨® y los nervios comenzaron a desvanecerse. Aunque algunos optaron por marcharse de cabeza a la piscina. Ya no aguantaban m¨¢s. Otros siguieron interesados. En este juego participaron unos veinte muchachos, que se contaron en p¨²blico un largo relato.
'La comunicaci¨®n gestual es importante para ligar'. As¨ª lo contaron las monitoras. Qu¨¦ mejor ejercicio que la m¨ªmica para aprender a comunicarse por gestos. Los chicos ten¨ªan que colocarse en fila por orden de nacimiento, desde el m¨¢s peque?o al mayor. Pero se desconcertaron unos a otros con sus gestos. No acabaron de entenderse y se produjo otra desbandada, diez chicos, ya desesperados, abandonaron el juego discretamente. La piscina les llamaba.
Quedaron nueve, cuatro chicas y cinco chicos, que se tocaban los nudillos para mostrar el mes o extend¨ªan los dedos de las manos para se?alar el d¨ªa. Pero hubo un fallo, el a?o. Fue un desbarajuste, no dieron ni una. Las alturas de los chicos no concordaban con sus edades. Una chica alta como una torre era, en teor¨ªa, la m¨¢s peque?a. Las monitoras, por fin, preguntaron a los chicos sus edades y los colocaron en orden. La fila ya era m¨¢s normal, edades y alturas correspond¨ªan.
Y, como colof¨®n, toda la qu¨ªmica se rompi¨®. Los chicos estaban cansados y no dejaban de hablar de la expectaci¨®n que hab¨ªan levantado, rodeados de mayores; el calor apretaba, el ritmo se hab¨ªa roto. Sin embargo, las monitoras no desistieron. Tras un rato de deliberaci¨®n se sacaron de la manga un nuevo juego, se trataba de leer un texto con diferentes voces, alg¨²n chico a¨²n se negaba a leer con voz de pito. Pero David, que hab¨ªa vuelto de la piscina, lo organiz¨® todo en un segundo: 'T¨² lees con voz aguda, t¨² con voz grave y t¨²', le dec¨ªa a una periodista, 'con voz de hombre, porque t¨² tambi¨¦n juegas, ?no?'.
La clase de ligoteo se repetir¨¢ el jueves en el mismo lugar, la piscina municipal de Navalcarnero y a la misma hora, las cinco de la tarde. Y la pr¨®xima semana, m¨¢s lecciones: el martes 27 y el jueves 29 estas cuatro monitoras se esforzar¨¢n para que los chicos y las chicas venzan su timidez y ?por qu¨¦ no? se enamoren.
'Los chicos deben ser simp¨¢ticos'
El momento ¨¢lgido del taller ocurri¨® cuando dos de las cuatro monitoras preguntaron a los chicos lo que ellos consideraban importante para ligar. 'Los chicos tienen que ser simp¨¢ticos', dec¨ªa una chica. Pero los chicos aclaraban: 'Las chicas deben ser guapas'. 'Y eso de la simpat¨ªa, ?qu¨¦ quiere decir?', lanz¨® una de las monitoras. David, un ni?o inquieto, respondi¨®: 'Hacerlas re¨ªr, que se lo pasen bien'. Las monitoras preguntaban por los gestos. 'Ya, eso de los signos y lo de los labios', continu¨® David. '?Qu¨¦ de los labios?', le inquiri¨® la monitora. 'Pues eso de los labios', respondi¨® David acarici¨¢ndose el pie. Una chica termin¨® con la discusi¨®n: 'Los ojos, hay que mirarse a los ojos'. Blanca, la jefa de las monitoras, lanz¨® una pinza para el pelo a la otra monitora: '?Veis? ?sta es una f¨®rmula para ligar'. Pero David atrap¨® el coletero y amenaz¨® con lanzarlo con violencia a la monitora, que le dijo: 'No est¨¢s siendo simp¨¢tico. ?sa no es forma de ligar'. 'Ya, pero es que contigo no quiero', contest¨® David, y lanz¨® el objeto a las chicas de enfrente, que a su vez lo arrojaron a otro chico. Y as¨ª continu¨® hasta que Blanca recuper¨® su coletero.
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