?QU? HACE ESE CLON EN MI BUTACA?
La mayor¨ªa de los grupos religiosos se oponen a la clonaci¨®n humana, pero hay una excepci¨®n notable: la secta ra?liana. Por lo visto, el 13 de diciembre de 1973, un periodista franc¨¦s de nombre Claude Vorilhon estaba visitando el cr¨¢ter de Puy de Lassolas, en la Auvernia francesa, cuando se le apareci¨® un marciano (lo que suma dos marcianos). Vorilhon, que desde entonces se hace llamar Ra?l, asegura que el extraterrestre med¨ªa un metro veinte y ten¨ªa la piel verde, como es de rigor. Tambi¨¦n asegura que le dijo: 'Nosotros somos los que hemos creado la vida en la Tierra, y nos hab¨¦is tomado por dioses. Estamos en el origen de vuestras principales religiones. Ahora que est¨¢is lo bastante avanzados para comprender esto, deseamos establecer un contacto oficial por medio de una embajada'. (Quiz¨¢ el lector est¨¦ lo bastante avanzado para comprender eso, pero yo debo de seguir en la edad de piedra).
Seg¨²n el marciano, la vida en la Tierra no es producto de la evoluci¨®n, pero tampoco es obra de ning¨²n Dios. Por expresarlo con sus adverbios: 'Es una creaci¨®n deliberadamente elegida por un pueblo cient¨ªficamente avanzado, que cre¨® a los humanos exactamente a su imagen'. (?A su imagen? ?A la imagen de ese tipo verde de un metro veinte? ?Pero qu¨¦ beben estos pueblos cient¨ªficamente avanzados, si puede saberse?). El movimiento ra?liano explica en su p¨¢gina web (www.rael.org): 'Ahora que nuestros cient¨ªficos est¨¢n creando vida gracias a la s¨ªntesis del ADN, somos al fin capaces de comprender a nuestros creadores de una manera racional en vez de mistificar y caer tontamente en la adoraci¨®n. Es por esta raz¨®n que los Elohim [los marcianos] se han puesto en contacto con el periodista franc¨¦s Ra?l'. En fin, ya ven que se trata de una t¨ªpica filtraci¨®n interesada a la prensa. Lo de vender exclusivas debe ser una constante c¨®smica.
Pero ?a qu¨¦ viene esa insistencia en que les construyamos una embajada? He aqu¨ª la explicaci¨®n: 'Los Elohim no son invasores. Han manifestado su deseo de venir a encontrarnos, pero respetan nuestro derecho de poder decir no. Y ellos no vendr¨¢n hasta que construyamos la embajada, tan grande es su respeto y su amor por nosotros'. Bueno, vale, mucho respeto y mucho amor, pero a ver si luego van a empezar a pedir que la embajada tenga minibar, piscina, pista de padel o cualquier otra cosa de ese tipo.
El caso es que, mientras las negociaciones para construir la embajada proceden con comprensible lentitud, los ra?lianos quieren clonarse. El a?o pasado consiguieron una audiencia en el Congreso estadounidense para plantear su postura, y hasta han fichado a una supuesta cient¨ªfica llamada Brigitte Boisselier para que se ocupe de las recolecciones de ¨®vulos, las transferencias nucleares y todas esas cosas. El propio Ra?l ha explicado lo que hay detr¨¢s de todo esto: 'Una vez que clonemos r¨¦plicas exactas de todos nosotros, el siguiente paso ser¨¢ transferir nuestra memoria y personalidad a nuestros nuevos cerebros clonados, lo que nos permitir¨¢ vivir verdaderamente para siempre'. ?Acab¨¢ramos! La vida eterna.
Hace a?os que el fil¨®sofo Daniel Dennett y el f¨ªsico Douglas Hofstadter plantearon el siguiente dilema. Usted es un astronauta, y la NASA le env¨ªa a Marte (no tema: esta vez han hecho bien la conversi¨®n de metros a pulgadas). Mientras usted est¨¢ en el planeta rojo, la NASA se queda sin presupuesto (o estalla una guerra, no recuerdo muy bien) y le comunican que no pueden traerle de vuelta a la Tierra. Vamos, que se tiene que quedar usted en Marte hasta que se le acabe la comida y se muera de hambre. Por supuesto, usted lleva su preceptiva pastilla de cianuro, pero, antes de usarla, los t¨¦cnicos de la NASA le ofrecen lo siguiente: construir en la Tierra una r¨¦plica exacta de usted mismo y -como en el caso ra?liano- transferir al cerebro de la r¨¦plica todas sus memorias y c¨®digos cerebrales, totalmente actualizados. Despu¨¦s usted se toma la pastilla de cianuro y ya est¨¢: usted muere en Marte, pero al mismo tiempo renace en su casa de Miami, exactamente en el mismo estado mental y biogr¨¢fico. Es como hacer un viaje instant¨¢neo, ?no? Qu¨¦ gran idea de la NASA, ?no? Pues no.
La mejor forma de ver que la oferta de la NASA no le sirve a usted para nada, ni tiene nada que ver con la inmortalidad, es imaginar que, despu¨¦s de haber hecho la r¨¦plica y todo lo dem¨¢s, la situaci¨®n presupuestaria mejore y le traigan de vuelta a la Tierra. Imag¨ªnese ahora entrando en su casa y viendo a su clon sentado en su butaca favorita. Y ahora vuelva a imaginarse muerto en Marte. ?A que la vida eterna no era eso?
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