Oca?a y todo lo contrario
He visto cosas que jam¨¢s podr¨ªas imaginar. Mis primeros recuerdos de Barcelona son una ciudad repleta de cacas de perros. Un puesto de sand¨ªas en la plaza de Espa?a. Gente riendo mientras arrojaba tomates a Samarach a la salida del Liceo. Una pareja haciendo el amor en la plaza de Catalunya. Un hombre desnudo caminando por La Rambla y ri¨¦ndose de la luna. Con ese hombre comienza esta historia. Ese hombre era Oca?a. Y esa Rambla era la de la d¨¦cada de 1970. La regla del juego de esta secci¨®n es que va de construcciones y de destrucciones barcelonesas acaecidas desde 1982 hasta esta ma?ana. Mi historia hace un poco de trampa. Empieza antes de 1982 y finalizar¨¢, si hay otra, varios a?os despu¨¦s de esta ma?ana. La historia habla del gran cambio cultural que ha sucedido por aqu¨ª abajo en los ¨²ltimos 25 a?os. Bueno. Al tajo. La Rambla. Oca?a. Desnudo.
Oca?a muri¨® abrasado; muchos de su grupo, de sida. Otros consiguieron reciclarse
A finales de los setenta Barcelona viv¨ªa un pitote cultural que buscaba una liberaci¨®n a gog¨®
- Los hombres desnudos. A finales de los a?os setenta, Barcelona viv¨ªa un pitote cultural. El modelo cultural franquista -es decir, antifranquista- se hab¨ªa agotado. A¨²n no estaba dibujado el modelo democr¨¢tico vigente. En ese despelote, ciertas tendencias radicales, contraculturales y provocativas, que buscaban en la cultura una regeneraci¨®n moral del franquismo y una liberaci¨®n a gog¨®, campaban a sus anchas por la ciudad. Aunque le cueste creerlo, ese pitote no era cosa de la Gene, el Ayuntamiento o/y la gauche divine, sino de todo lo contrario. Personas con apellidos de gu¨ªa telef¨®nica, de extracci¨®n y h¨¢bitos poco burgueses. Eran libertarios. Les tiraba la cosa homosexual. Posiblemente son el ¨²ltimo grupo intelectual program¨¢tico e independiente en Barcelona. Su desaparici¨®n ilustra la derrota de un modelo cultural. Y la victoria de otro. Los miembros de aquel grupo se agrupaban en torno de Oca?a, un se?or que vino a hacer la mili a Barcelona y se qued¨®. Pintaba cuadros de v¨ªrgenes, se paseaba -lo dicho, desnudo- por La Rambla. Su provocaci¨®n, tal vez poco articulada, pero bella, feroz y emblem¨¢tica, quiz¨¢ fue lo que convirti¨® a Oca?a en el epicentro de un grupo de artistas y escritores que apostaban por una cultura provocativa, no dirigida, enfrentada a la derecha y a la izquierda y que recibi¨® palo de la derecha y de la izquierda. El grupo, por lo que he hablado y escuchado, estaba formado por artistas pl¨¢sticos pasados de vueltas como Nazario y el joven Mariscal, escritores y periodistas como Llu¨ªs Fern¨¢ndez -autor de L'anarquista nu (1979), una novela durilla sobre travestidos valencianos-; Juanjo Fern¨¢ndez, director de Quimera en la d¨¦cada de 1980; Federico Jim¨¦nez Losantos -s¨ª, s¨ª, el de la COPE, s¨®lo que entonces llevaba el pelo por la cintura y militaba en la CNT- y, fundamentalmente, Alberto Card¨ªn. Card¨ªn -'la Cardina', como le llamaba Oca?a- es tal vez quien mejor apunte la propuesta de todo el grupo. Antrop¨®logo, profesor universitario, usuario de la alta cultura y de la contracultura, de cierto radicalismo vital, sus puntos de vista culturales quedaron patentes en la revista La Ba?era, que dirig¨ªa con Jim¨¦nez Lozanitos -s¨ª, s¨ª, el de la COPE-, una revista de humor, que chirriaba entre el apacible rumor que iba creando el naciente modelo cultural posfranquista. En 1981, Card¨ªn lanz¨® un panfleto analizando el cierre de su revista. El valor de ese panfleto es, tal vez, el de ser el primer texto que empezaba a describir el nuevo modelo cultural alertando ante la 'aparici¨®n de una pol¨ªtica de Estado de la cultura que eliminaba las diferencias y el debate te¨®rico en nombre de un clima de concordia y convivencia pol¨ªtica' -la cita es de Juli¨¤ Guillam¨®n en su libro La ciutat interrompuda (La Magrana, 2001), no se lo pierdan-. En 1982, ese proyecto se consolida. Ese es el diagn¨®stico del art¨ªculo Barcelona es el Tit¨¢nic, de Az¨²a, publicado en este diario aquel mismo a?o. Dos a?os m¨¢s tarde, Az¨²a, en este diario y en otro art¨ªculo, ya dibujaba que 'con un disfraz mercantilista, se est¨¢ llamando pol¨ªtica cultural a lo que es pura y simplemente un soborno libidinal' -la cita es de Guillam¨®n, again.
- Soborno libidinal / buen rollismo. Oca?a muri¨® en 1983. En su pueblo. Se disfraz¨® de hada con un cacho del papel al que puso unas bengalitas. Se abras¨®. Nazario, aquel profesor de EGB que daba clases en el cintur¨®n con las u?as pintadas, sigue fiel a su obra, que ahora no es el c¨®mic, sino la pintura. Mariscal opt¨® por trabajar para instituciones de izquierdas. Llu¨ªs Fern¨¢ndez, me dicen, est¨¢ vinculado a las pol¨ªticas culturales del PP en Valencia. Jim¨¦nez Losantos, ni te digo. Juanjo Fern¨¢ndez le dio un tute a Quimera, de la que fue despedido coincidiendo con su diagn¨®stico de sida. Colabor¨® con la prensa radical vasca. A finales de los a?os ochenta, un juicio por ultraje a la corona le supuso el exilio en Londres. Muri¨® en la d¨¦cada de 1990 en Barcelona. Alberto Card¨ªn muri¨® tambi¨¦n de sida e igualmente en Barcelona. El albacea de sus textos, por cierto, es Ignacio Echevarr¨ªa, cr¨ªtico en esta casa. El grupo desapareci¨® biol¨®gicamente o en la nueva estructura de la cultura que ahora disfrutamos. Una estructura en la que los intelectuales no se separan mucho de los partidos, instituciones o empresas que les dan trabajo. Una cultura que crea emblemas como el F¨°rum 2004, una operaci¨®n inmobiliaria no contestada, decorada con un programa cultural que no ser¨¢ contestado. Participar¨¢n en ¨¦l los profesionales de la cultura -todos; quien no participe no existir¨¢-. Y ning¨²n hombre desnudo. Se han extinguido.
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