Gloria y miseria de Leni Riefenstahl
La directora alemana cumple hoy 100 a?os y presenta su nueva pel¨ªcula, un documental sobre el mundo submarino. La pol¨¦mica por sus filmaciones sobre el nacionalsocialismo la sigue persiguiendo. Y ella todav¨ªa tiene fuerza para defenderse
De qu¨¦ soy culpable? D¨ªgame ?de qu¨¦? ?De haber vivido esa ¨¦poca? ?De haber estado all¨ª?'. Las preguntas son de la directora alemana Leni Riefenstahl, que hoy cumple 100 a?os. Ha sido la m¨¢s famosa realizadora de su pa¨ªs durante el siglo XX. Un honor debido a dos de su escasa media docena de pel¨ªculas: El triunfo de la voluntad (1935) y Olimpiada (1938). Ambas, realizadas con el favor de Hitler. Ambas, consideradas hoy piezas maestras.
Exactamente 48 a?os despu¨¦s de su ¨²ltima obra, la directora presenta ahora un nuevo trabajo documental, Impresiones bajo el agua. Un estreno que coincide con la publicaci¨®n de una extensa biograf¨ªa. Nunca se ha escrito y publicado tanto sobre esta mujer, que fue bailarina, escaladora, actriz, directora y amiga personal de Hitler. Pero muchas preguntas siguen abiertas.
Ella no se arrepiente de nada. Ni de su fascinaci¨®n por Hitler, ni de sus hermosos trabajos sobre el nacionalsocialismo. 'Por ellos he cumplido una larga penitencia', afirma en uno de los documentales realizados sobre su vida (El poder de las im¨¢genes, 1993).
Riefenstahl cumple hoy un siglo en su casa de M¨²nich, donde vive desde 1979 rodeada de lagos y naturaleza, con su compa?ero sentimental, cuarenta a?os m¨¢s joven. Har¨¢ una fiesta, asegura, acompa?ada de un centenar de amigos, entre ellos Boris Becker, Leo Kirch, el famoso monta?ero Reinhold Messner... 'Todos fieles', anuncia esta mujer, que no s¨®lo no est¨¢ retirada, como cabr¨ªa esperar de su edad, sino activa, con una vitalidad que muchos consideran el centro de su pol¨¦mica genialidad.
Riefenstahl acaba de presentar su primera pel¨ªcula tras 48 a?os de silencio cinematogr¨¢fico: Impresiones bajo el agua, un documental de im¨¢genes exquisitas grabadas en los fondos marinos. Un mundo lleno de seres vivos, sin humanos que le estropeen el paisaje, en el que se ha sumergido centenares de veces en los ¨²ltimos a?os. Su amor por el riesgo no conoce edad. As¨ª fue en los a?os treinta y en los sesenta, cuando se entusiasm¨® por ?frica y se fue a vivir con los nubios de Sud¨¢n. As¨ª es con 100 a?os.
Pronunciar el nombre de Riefenstahl es hablar de esta mujer tremendamente viva, atractiva, de ojos y manos en eterno movimiento; de una mujer coqueta, lista, adelantada a su tiempo, que baila, act¨²a, escala o graba de forma apasionada. Nombrarla en Alemania no es sin¨®nimo de simpat¨ªa. Para muchos es citar 'su pacto con el diablo', sus estupendos trabajos cargados de est¨¦tica fascista e ideolog¨ªa nazi. O recordar el horror de un pueblo que colabor¨® con la barbarie. 'El 90% de los alemanes siguieron entusiasmados a Hitler', dice ella. Y remueve as¨ª los interrogantes sin contestar.
Dicen que, para Hitler, Leni Riefenstahl represent¨® la f¨¦mina ideal. Para ella, sin duda, conocer al dictador fue un acontecimiento inolvidable, all¨¢ por 1932 en un mitin en Berl¨ªn. 'Fue como si se abriera la tierra delante de m¨ª', escribe en sus Memorias. Y ah¨ª comenz¨® todo. 'Nunca me interes¨® la pol¨ªtica', asegura la directora.
Obsesiva, perfeccionista, incansable e innovadora con su trabajo, dicen los que la conocen. Una aprovechada, aseguran los que la odian: nadie qued¨® en la Alemania nazi que le pudiera hacer sombra. Todos los grandes se marcharon.
Nadie sabe mucho de la verdadera Riefenstahl. De su obra, s¨ª. Ha sido analizada, estudiada por activa y por pasiva, milimetrada, prohibida. Pero de la mujer oculta tras el nombre, tras el mito... Ni siquiera aquellos que se han preocupado de investigar su trayectoria. Esta semana se publica en Alemania una biograf¨ªa autorizada por la protagonista en sus primeras fases, pero muy discutida en las ¨²ltimas (no se habla con el autor, seg¨²n confiesan en la editorial Aufbau-Verlag, Berl¨ªn): Riefenstahl. Eine deutsche Karriere, de J¨¹rgen Trimborn.
La directora ya ofreci¨® 'su verdad' en unas memorias publicadas en 1987, 1990 y 1992. Nunca desde que fue acusada de colaborar con el nazismo ha cesado de ofrecer su peculiar versi¨®n de los hechos. Ni siquiera cuando han aflorado datos que contradec¨ªan sus palabras. Esta semana lo volvi¨® a repetir en una entrevista para la televisi¨®n N-tv: 'S¨®lo serv¨ª una vez a Hitler y fue en el rodaje de El triunfo de la voluntad'.
Insiste Leni Riefenstahl en su ingenuidad, en que ella no fue part¨ªcipe, no perteneci¨® a ning¨²n partido. Ella s¨®lo mir¨®, film¨®, mont¨®. Y nunca, desde el fin de la guerra, ha dado un paso atr¨¢s en sus afirmaciones. Lo que en otros fue silencio, en esta hija de comerciante de clase media fue decisi¨®n y repetici¨®n machacona: 'Yo no fui nazi ni lo soy; yo no fui antisemita'. Nunca atendi¨® a las pruebas, a las evidencias que muestran que fue una habitual de Hitler, de Goebbels, que su nombre aparece en fiestas, citas... 'Ella es la ¨²nica de las estrellas que de verdad nos entiende', escribe Goebbels en su diario (12 de junio de 1933).
Sus pel¨ªculas han recibido grandes premios. Es maestra del g¨¦nero documental en Estados Unidos y en Francia. Grandes directores han mostrado admiraci¨®n por su trabajo. Pero nada de eso ocurri¨® en casa. Riefenstahl siempre se consider¨® merecedora de un homenaje. Muchos ponen el grito en el cielo ante tal posibilidad. Pero quiz¨¢ ya est¨¦ sucediendo. En los ¨²ltimos d¨ªas ocupa enormes p¨¢ginas de los peri¨®dicos; se le han dedicado horas y horas en la televisi¨®n, y hasta la actriz Jodie Foster insiste en rodar su vida. Quiz¨¢ por la edad, quiz¨¢ por el paso del tiempo, muchos han roto una lanza a favor de la directora en los ¨²ltimos meses. El ex presidente del Goethe Institut, Hilmar Hoffmann, ha pedido una 'nueva valoraci¨®n de sus trabajos'. 'Leni Riefenstahl es conocida en el mundo entero y apenas reconocida en su propio pa¨ªs... ?qu¨¦ es lo que no le pueden perdonar los alemanes?', se pregunta la revista Spiegel. Otros no se lo plantean. 'Leni Riefenstahl cumple 100 a?os. Todos lo celebran. Nosotros, no', escribe el diario S¨¹ddeutsche Zeitung.
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