"No hay electoralismo en las medidas sobre el euskera y la ikurri?a", afirma Miguel Sanz
El presidente de Navarra afronta los ¨²ltimos meses de legislatura con una bater¨ªa de medidas parlamentarias sobre banderas y la lengua vasca que han generado una fuerte controversia pol¨ªtica. Miguel Sanz defiende el car¨¢cter 'legal' de sus iniciativas, niega tener intenciones electoralistas y afirma que el nacionalismo y sus se?as de identidad han gozado 'durante demasiados a?os' en Navarra de espacios de impunidad, que su partido, UPN pretende eliminar.
Miguel Sanz adopta un firme tono institucional a la hora de defender la justeza y oportunidad de las iniciativas legislativas que ha anunciado, pero no disimula su falta de sinton¨ªa con el secretario general del PSN, Juan Jos¨¦ Lizarbe, al que dirige sus dardos m¨¢s afilados.
'Ante una medida como la ilegalizaci¨®n de Batasuna no caben c¨¢lculos electorales'
'Son iniciativas que entra?an complejidad y riesgo, pero que hay que llevar a cabo'
Pregunta. ?No hay cierto oportunismo en su anuncio de la prohibici¨®n de las ikurri?as en los ayuntamientos navarros al d¨ªa siguiente del ¨²ltimo atentado mortal de ETA en Santa Pola?
Respuesta. Hay quien piensa que hubo una coincidencia intencionada para mezclar el debate sobre la ilegalizaci¨®n de Batasuna con la reforma de la ley foral de s¨ªmbolos. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Mi iniciativa est¨¢ encuadrada en la m¨¢s absoluta normalidad. En muchas localidades los grupos violentos y el nacionalismo democr¨¢tico, lejos de respetar la obligaci¨®n institucional que tienen y asumir sus responsabilidades de gobierno cumpliendo las leyes, act¨²an con car¨¢cter partidario e ideol¨®gico. Tambi¨¦n a m¨ª, como presidente del Gobierno de Navarra me corresponde impulsar leyes que mi partido no apoy¨®. El PNV, EA, y no digamos ya Batasuna, presiden los ayuntamientos que gobiernan con la bandera de una comunidad que no es la nuestra, sino la vasca, aprovechando el resquicio legal que les brinda la actual ley de s¨ªmbolos, y ese resquicio debe desaparecer.
P. ?Esa prohibici¨®n vulnerar¨ªa la autonom¨ªa municipal?
R. En absoluto. A m¨ª me extra?a much¨ªsimo que alguien quiera renunciar a los ocho siglos de historia que est¨¢n representados en la bandera de Navarra y quiera sustituirla por la bandera, respetable, de otra comunidad que no forma parte de nuestra identidad ni de nuestra historia y que tiene escasamente un siglo de historia.
P. ?Llevar¨¢ la reforma al Parlamento, a pesar de que, de momento, no cuenta con m¨¢s apoyo que el de su partido?
R. Ya veremos qu¨¦ apoyos suscita. Dec¨ªa Pem¨¢n que la virtud m¨¢s inminente es hacer sencillamente lo que se debe hacer. Yo creo que llevar la propuesta al Parlamento foral es lo que debo hacer y lo voy a hacer como Gobierno, no como partido, para que cada cual act¨²e en conciencia.
P. Los socialistas no parecen compartir ni el momento ni el contenido de la reforma.
R. El partido socialista siempre ha defendido el s¨ªmbolo de Navarra representado en nuestra bandera. Yo no entender¨ªa que en el Parlamento foral hiciera otra cosa, y creo que no lo entender¨ªan muchos simpatizantes y votantes socialistas. Lo que pasa es que hay algunas personas, como Juan Jos¨¦ Lizarbe que no cumplen con el principio del cl¨¢sico, que recordaba que tenemos dos orejas y una boca para escuchar m¨¢s y hablar menos. Algunos parece que tienen dos bocas y una sola oreja: hablan demasiado, aunque dicen poco y escuchan menos.
P. ?No es incomodar al PSN-PSOE el verdadero fin algunas de las reformas impulsadas sobre banderas o rotulaci¨®n monoling¨¹e de edificios, localidades y carreteras, por ejemplo?
R. Creo que es una lectura interesada. Algunos han calificado de electoralistas estas propuestas. Yo les contesto: si es as¨ª, s¨²mese usted a ella. No lo son. Son iniciativas complicadas que entra?an complejidad y riesgo, pero que se deben adoptar. Lo m¨¢s c¨®modo ser¨ªa dejar hacer, esconderse, reconocer que algo es ilegal o deteriora la imagen de Navarra como comunidad diferenciada pero no evitarlo. Esa es la actitud que se ha mantenido durante demasiados a?os en las banderas o el idioma.
P. ?Preferir¨ªa que la ilegalizaci¨®n de Batasuna llegara por v¨ªa penal o en virtud de la Ley de Partidos Pol¨ªticos?
R. Las dos v¨ªas son compatibles. Garz¨®n ha encontrado indicios suficientes para unir Batasuna a ETA, y las Cortes, mayoritariamente, instar¨¢n al Gobierno a ilegalizar a Batasuna por su actividad antidemocr¨¢tica aportando informes y pruebas. El objetivo responde al sentimiento mayoritario de la sociedad espa?ola para proteger nuestro r¨¦gimen de libertades.
P. ?Han ha echado cuentas, con la ley D'Hont en la mano, sobre a qui¨¦n beneficiar¨ªa m¨¢s la ilegalizaci¨®n de Batasuna?
R. No, no las hemos hecho. B¨¢sicamente, porque pensamos que en una iniciativa de estas caracter¨ªsticas no hay sitio para c¨¢lculos electorales o influencias de esa ¨ªndole. Al margen de ello, a nosotros, ahora, el aislamiento institucional de Batasuna, con su actual representaci¨®n, nos otorgar¨ªa la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento foral, mientras que si es ilegalizada podr¨ªa ser sustituida por otra fuerza que nos dejara en peor situaci¨®n.
P. El PSN denunci¨® recientemente el olvido en el que se desenvuelven muchos cargos electos navarros amenazados de muerte por ETA. En Euskadi una comisi¨®n aprob¨® m¨²ltiples medidas complementarias de apoyo laboral, econ¨®mico y vivienda. ?No ser¨ªa necesario hacer algo similar en Navarra?
R. Creo que no. Los expertos han aplicado las mismas medidas de seguridad en Navarra que en el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo en la protecci¨®n de jueces y fiscales. Quiz¨¢ alguna medida complementaria en Euskadi se deba a que era necesario hacerlo all¨¢, pero no en Navarra, donde, por ejemplo, se aplican medidas preventivas propias sobre el terrorismo callejero desde hace mucho tiempo. Todos los ciudadanos, en todos los lugares, est¨¢n amenazados. A veces digo que ser¨ªa m¨¢s sencillo colocar a los escoltas siguiendo los pasos de los dirigentes de Batasuna para controlar sus movimientos.
P. Entre los amenazados figura el secretario general del PSN, Juan Jos¨¦ Lizarbe, a quien UPN ha llegado a tildar de 'peligro para Navarra' y le ha acusado de compartir estrategias con los violentos. ?C¨®mo se ha llegado a ese nivel de enfrentamiento entre partidos tan necesitados de colaborar en la defensa de las libertades?
R. Nosotros no hemos acusado al se?or Lizarbe de compartir estrategias con Batasuna. Lo que decimos es que en algunas iniciativas parlamentarias ha buscado, de forma directa o indirecta, la coincidencia de Batasuna para garantizar el ¨¦xito. Pero no lo decimos nosotros, lo dicen los hechos. El se?or Lizarbe mantiene, adem¨¢s, una estrategia com¨²n con EA y PNV. Es una obviedad porque a confesi¨®n de parte sobran pruebas, y el propio Lizarbe lo ha reconocido p¨²blicamente erigi¨¦ndose en alternativa con los votos de toda la oposici¨®n.
P. El hecho de que vaya a ser usted, por tercera vez consecutiva, el candidato de UPN a la presidencia de Navarra ?se debe a la falta de candidatos o al temor a un ascenso electoral de los socialistas?
R. Mi decisi¨®n se ha debido ¨²nica y exclusivamente a mi compromiso firme de luchar por la instauraci¨®n de la libertad plena en nuestra comunidad. Lleg¨® un momento muy duro para m¨ª, el asesinato de [el concejal de Leitza] Jos¨¦ Javier M¨²gica, a ra¨ªz del cual escrib¨ª una carta a todos los cargos p¨²blicos de UPN que atravesaban momentos de tensi¨®n que desembocaban en decisiones ya adoptadas de abandonar el ejercicio de la pol¨ªtica. Les ped¨ª compromiso y firmeza, y la respuesta fue magn¨ªfica. Las dimisiones fueron contad¨ªsimas. Esa respuesta me obliga a continuar en la vida pol¨ªtica.
P. En las municipales de 2003, ?habr¨¢ m¨¢s candidaturas locales de UPN?
R. Ese es el objetivo, y estoy convencido de que as¨ª ser¨¢. Los ¨²ltimos datos nos inducen a pensarlo. Habr¨¢ candidaturas independientes en municipios en los que el acoso de los violentos nos impidi¨® hacerlo en 1999.
P. ?Ser¨ªan factibles candidaturas conjuntas con el PSN?
R. Nosotros no tendr¨ªamos inconveniente alguno en que as¨ª fuera en aquellos ayuntamientos en los que el PSN o UPN tuvieran dificultades. Estar¨ªamos dispuestos a configurar listas independientes con las siglas que fuera para asegurar a los vecinos una opci¨®n de voto diferente a la del nacionalismo, que en muchas localidades es la ¨²nica opci¨®n pol¨ªtica que puede presentarse.
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