El teatro de calle y Amaral, los triunfadores de la Aste Nagusia
La Aste Nagusia acab¨® ayer con Mari Jaia ardiendo en las ramas de un ¨¢rbol de siete metros. Los bilba¨ªnos se despidieron de ella hasta que el a?o que viene vuelva a aparecer en el balc¨®n del teatro Arriaga. De esta manera se puso punto final a unas fiestas que se han caracterizado, sobre todo, por ser las m¨¢s tranquilas de toda la historia festiva. No se ha registrado ning¨²n incidente importante y todo el mundo ha disfrutado del amplio abanico de posibilidades que ofrec¨ªa el programa.
Uno de lo actos que m¨¢s ha triunfado este a?o ha sido el teatro de calle, que como novedad en esta edici¨®n de la Aste Nagusia ten¨ªa su propio espacio fijo en la plaza del Arriaga. Cada noche, en dos sesiones, a las nueve y a la una de la madrugada, entre dos y tres mil personas abarrotaban la plaza y cubr¨ªan la escalinata y las gradas, que se han colocado este a?o. Mayores y peque?os han disfrutado de las m¨¢s variadas representaciones: desde musicales de claqu¨¦ o espect¨¢culos de magia hasta n¨²meros circenses, que utilizando el cielo bilba¨ªno como carpa lograban arrancar carcajadas y aplausos del p¨²blico.
La m¨²sica tampoco ha faltado en la Aste Nagusia. Finalmente, Simple Minds no consigui¨® reunir a las m¨¢s de 20.000 personas que se esperaba, pero los incondicionales del grupo escoc¨¦s pudieron disfrutar de un concieto de m¨¢s de dos horas, en el que el grupo cant¨® sus canciones m¨¢s conocidas. Los que s¨ª rompieron las expectativas de afluencia de p¨²blico fueron los componentes de Amaral. El pasado mi¨¦rcoles los accesos a la Plaza del Gas tuvieron que cerrarse ante la avalancha de gente que quer¨ªa ver al que se ha convertido en uno de los grupos de moda del verano. Ni Manu Chau logr¨® reunir a tanta gente el a?o anterior. Una buena despedida en lo que ha sido el ¨²ltimo a?o de la plaza del Gas como recinto de conciertos.
Sin lugar a dudas, otros de los triunfadores han sido los bocadillos de la txosna de Mamiki. Cada noche se formaban largas colas para comer los bocadillos que las comparseras feministas vend¨ªan en su local. Y es que en estos nueve d¨ªas de fiesta la gente se ha echado a la calle y ha disfrutado de la Aste Nagusia m¨¢s que nunca.
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