La OMC se afianza
La Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) ha resuelto finalmente la denuncia que la UE hab¨ªa formulado contra las subvenciones fiscales a la exportaci¨®n que EE UU conced¨ªa a sus empresas con mayor proyecci¨®n internacional. Es un desenlace esperado desde hac¨ªa tiempo, s¨®lo pendiente de la cuant¨ªa de las sanciones. Finalmente han sido 4.123 millones de euros, que se acercan m¨¢s a lo reclamado por la UE que a lo admitido por EE UU. Se trata de la sanci¨®n comercial m¨¢s importante de la historia que obliga, adem¨¢s, a eliminar esos subsidios ilegales que se hac¨ªan a trav¨¦s de la domiciliaci¨®n de exportaciones en para¨ªsos fiscales.
Con independencia de los acuerdos que medien para evitar el desembolso ¨ªntegro de esa sanci¨®n o graduar su pago, lo m¨¢s relevante es el fortalecimiento de la OMC como instancia de arbitraje, necesario en un momento en el que a la incertidumbre sobre las posibilidades de crecimiento de la econom¨ªa mundial se a?aden evidentes riesgos de proteccionismo en los dos grandes bloques comerciales. La imposici¨®n por la Administraci¨®n estadounidense de tarifas a la importaci¨®n de acero y la concesi¨®n de mayores subsidios agrarios son dos de los exponentes de esa facilidad con la que George W. Bush puede ceder ante las sugerencias de los grupos de presi¨®n sin tomar en consideraci¨®n los riesgos de una espiral de proteccionismo comercial.
La resoluci¨®n de la OMC deber¨ªa facilitar la revisi¨®n por la propia Europa de sistemas de protecci¨®n de sectores, como el agrario, cuestionables no s¨®lo por la parte del presupuesto comunitario que absorben, sino por la penalizaci¨®n que ejercen sobre los consumidores europeos y sobre las econom¨ªas de los pa¨ªses en desarrollo para los que estas exportaciones agr¨ªcolas son una fuente principal de ingresos.
En estos d¨ªas en que la cumbre de la Tierra en Johanesburgo atrae una atenci¨®n mundial sobre las posibilidades de un desarrollo sostenible, y el consecuente balance de costes y beneficios del proceso de globalizaci¨®n, es conveniente tener presente que el juego limpio en las relaciones comerciales, el de los pa¨ªses ricos en primer lugar, constituye la condici¨®n b¨¢sica para la habitabilidad del planeta. La historia es pr¨®diga en experiencias sobre las consecuencias de guerras comerciales desencadenadas por el unilateralismo. Que la OMC, dirigida desde ayer por un representante del Tercer Mundo, el tailand¨¦s Supachai Panitchpakdi, afiance su predicamento es hoy una de las pocas buenas noticias que nos depara el panorama internacional.
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