Coleccionistas de im¨¢genes
Museos, galer¨ªas de exposiciones, fot¨®grafos, editores y coleccionistas son pilares clave para el sost¨¦n y desarrollo del arte concebido desde la c¨¢mara oscura. Hasta fechas recientes, a pesar de tenerles en los pliegues de la memoria, los menos recordados eran los coleccionistas. Para romper este olvido y poner las cosas en su justo lugar, este verano el Festival de Arles (Francia) nos ha dado una nueva lecci¨®n. Dentro de sus distintas actividades, ha incorporado por primera vez una exposici¨®n inspirada en una colecci¨®n privada, la de Ordo?ez-Falc¨®, unos guipuzcoanos que han sido punto de partida para una iniciativa que en a?os venideros se repetir¨¢ exhibiendo fondos de otros coleccionistas de prestigio internacional.
Todos creemos saber lo que es un coleccionista. Con cierto grado de simpleza los definimos como acumuladores de objetos de una misma clase. No cabe duda que es as¨ª, pero en lo que respecta a los territorios del arte, y m¨¢s en la fotograf¨ªa, son los que comparten con el autor la belleza y emociones que destila una obra. Pero tambi¨¦n conforman las pautas para la consolidaci¨®n de un imprescindible mercado del medio. Incentivan una comercializaci¨®n necesaria, dan fluidez a los caminos del arte, impulsos inestimables que raras veces se llevan a cabo desde otras instancias. Por eso, cuando escribo de colecciones me refiero a ciertas iniciativas privadas, no al amontonamiento que se lleva a cabo en muchas instituciones de car¨¢cter p¨²blico que compran o se hacen con piezas de regalo o intercambio sin otro criterio que no sea el tener por tener.
La colecci¨®n fotogr¨¢fica de Enrique Ord¨®?ez y su esposa Isabel Falc¨® vuelve a casa con los laureles recogidos en su gira francesa. Este mes tendremos ocasi¨®n de ver parte importante de la misma en la sala Kubo del Kursaal. Considerada como uno de los ejemplos m¨¢s importantes de Europa, recoge una tradici¨®n cuyo origen se remonta al pr¨ªncipe Roland Bonaparte, que fue capaz de reunir valiosas e innumerables im¨¢genes etnogr¨¢ficas. No obstante, sus lazos est¨¢n m¨¢s pr¨®ximos a las iniciativas en EEUU de Stieglitz, a principios de siglo XX, o la de Julien L¨¦vy en 1930, consideradas ambas como pioneras por integrar la fotograf¨ªa en las coordenadas de arte contempor¨¢neo.
Esta labor recopiladora, seg¨²n dice Enrique Ord¨®?ez, cuenta en sus or¨ªgenes con un conjunto de fotograf¨ªas de los a?os 1920-1930 que su padre hab¨ªa adquirido por el intenso grado de atracci¨®n que, sin duda, causaron en su mirada, pero lejos de otra pretensi¨®n calculada. La decisi¨®n de construir una colecci¨®n, con todas sus consecuencias, parte de una fotograf¨ªa de Cartier-Bresson que ¨¦l mismo compra en Par¨ªs. Se trataba de Vendedores de corbatas en el Rastro de Madrid. Estimulante punto de partida para un proyecto que no cesa de crecer.
Las m¨¢s de 800 im¨¢genes catalogadas cubren en la actualidad los momentos m¨¢s notables de la historia de la fotograf¨ªa. A las primeras adquisiciones del siglo XX se han sumado las del XIX. As¨ª se establece un recorrido que puede dividirse en m¨²ltiples vertientes y que para el cat¨¢logo de Arles, La mirada cautiva, han sido tres: Mirada frontal, Mirada fragmentada y Retrato de una mirada. La primera indica por s¨ª misma el punto de vista que mantiene la c¨¢mara en sus tomas. Son im¨¢genes de distinta ¨¦poca y autor. P¨¢gina contra p¨¢gina se entremezclan unas con otras para establecer un dialogo enriquecedor y sugerente. Los corbateros de Cartier-Bresson hacen contrapunto a la escena campestre de Fox Talbot y los pescadores de Henry Emerson en 1885 contrastan con obreras en una f¨¢brica de hilaturas realizada por Andreas Gursky en 1991. El segundo apartado cierra el objetivo y se fija en los detalles. El viejo Nadar y el actual Mapplethorpe dialogan con sus formas humanas. En el ¨²ltimo apartado conviven en harmon¨ªa los retratos de August Sander, Diane Arbus, Irving Pen, Warhol, Avedon y otros autores. Todo para ver este septiembre en el Kursaal.
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