No es menos dura que el Tour

Desde siempre se ha asumido que el Tour es la m¨¢s dura de las tres grandes vueltas por etapas. As¨ª lo avalar¨ªa el tremendo kilometraje de esta carrera a lo largo de su historia. Desde su nacimiento, en 1903, hasta nuestros d¨ªas, el promedio de todas sus ediciones es de 4.350 kil¨®metros. Casi 1.000 kil¨®metros m¨¢s que el de la Vuelta a Espa?a, cuya primera edici¨®n se corri¨® en 1935. Adem¨¢s, la leyenda del Tour es inigualable. Desde sus inicios, cuando las bicicletas pesaban 25 kilos y los ciclistas acababan las etapas entrada la noche, hasta el actual reinado de un superviviente de c¨¢ncer, Lance Armstrong. Pero el kilometraje o el n¨²mero de horas de sill¨ªn -es decir, el volumen total de ejercicio- no es el ¨²nico factor que define la dureza de una gran vuelta. Igual de importante es la intensidad de las etapas. Lo malo es que esta variable es mucho m¨¢s dif¨ªcil de medir. Al menos, hasta hace poco.

Desde los a?os noventa, la mayor¨ªa de los corredores profesionales lleva un sensor sobre el pecho que mide constantemente sus frecuencias cardiacas. Como la frecuencia cardiaca es un buen indicador de la intensidad de un ejercicio -en general, a m¨¢s latidos cardiacos, m¨¢s esfuerzo-, ya podemos saber cu¨¢l es la intensidad media de las grandes vueltas desde la ¨²ltima d¨¦cada. Existen tres fases de intensidad en funci¨®n de la frecuencia cardiaca alcanzada (en latidos por minuto o lpm): fase 1 o de intensidad leve (por debajo de 140 lpm), fase 2 o de intensidad media (entre 140 y 170 lpm), y fase 3 o de intensidad alta (por encima de 170 lpm). En las fases 2 y 3 los ciclistas desarrollan potencias realmente elevadas: entre 300 y 400 vatios y por encima de 400 vatios, respectivamente.

As¨ª, ya podemos cuantificar los dos principales factores que definen la dureza de una gran ronda: el volumen (tiempo total de ejercicio) y la intensidad (tiempo total en cada una de las tres fases). Ahora s¨®lo queda juntar ambos factores para puntuar la dureza del Tour y de la Vuelta. Aunque unos estudiosos canadienses ya hab¨ªan inventado una variable (llamada training impulse en ingl¨¦s y abreviada TRIMP) que integraba ambos factores en un complejo algoritmo, un grupo de fisi¨®logos norteamericanos proponen una simplificaci¨®n del concepto original de TRIMP. Cada minuto de etapa transcurrido en cada una de las fases 1, 2, y 3 sumar¨ªa uno, dos y tres puntos -o TRIMPs-, respectivamente. As¨ª que ya tenemos juntos volumen e intensidad. Ahora s¨®lo queda sumar los TRIMPs que un mismo ciclista acumula en el Tour y en la Vuelta y comparar: ?es m¨¢s duro el Tour?

Responde a esta pregunta un reciente estudio con un grupo de ciclistas espa?oles -incluyendo rodadores, escaladores, l¨ªderes y gregarios- que terminaron en una misma temporada (1997, 1999, 2000 o 2001) el Tour y la Vuelta. Pese al mayor volumen total de ejercicio en el Tour -unas 93 horas frente a 85 horas en la Vuelta-, ambas rondas sumaban un n¨²mero de TRIMPs parecido: cerca de 7.000, en ambos casos. Conclusi¨®n: la Vuelta no es menos dura que el Tour, al menos en los ¨²ltimos a?os. Su menor volumen se compensa con una mayor contribuci¨®n de las fases de intensidad 2 y 3. Y el hecho de que en los dos ¨²ltimos a?os el kilometraje de la Vuelta se haya reducido en m¨¢s de 500 kil¨®metros con respecto a anteriores ediciones no parece haberle restado dureza.

Alejandro Luc¨ªa es fisi¨®logo de la Universidad Europea de Madrid.