Oslo descansa en paz
Las declaraciones m¨¢s o menos trascendentes de los pol¨ªticos se repiten todas las veces que haga falta, unas veces, para consumo interno y otras, para que el mundo tome nota. No es la primera oportunidad en que el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, declara liquidado el proceso de Paz de Oslo, con sus puntos culminantes en las negociaciones de Camp David en julio de 2000 y poco despu¨¦s en Taba. Pero al reiterar ayer ese mensaje, el ex general parece darle un mayor relieve a sus palabras, como quien se quita un peso de encima y se siente ya indiscutible vencedor en la pugna con el l¨ªder palestino, Yasir Arafat.
Al margen de lo que ahora diga Sharon, es evidente que Oslo descansa en paz -la de los cementerios- gracias a los denodados esfuerzos del propio primer ministro, cuya idea de la paz es la m¨¢s pura versi¨®n cartaginesa del vencedor que impone sus condiciones al vencido. Pero tambi¨¦n gracias a la Autoridad Palestina, con su presidente tan dado a la tergiversaci¨®n, el caos y el desgobierno, porque ha ido perdiendo el control de la situaci¨®n en los territorios aut¨®nomos. A trav¨¦s del vac¨ªo creado por la falta de concesiones israel¨ªes y de realismo negociador por su parte pudo colarse la devastaci¨®n de los atentados suicidas. Arafat es hoy incapaz de garantizar el cumplimiento de ning¨²n trato, aun en el caso, totalmente hipot¨¦tico, de que Israel ofreciera t¨¦rminos de paz remotamente parecidos a los que el rais ya rechaz¨® en Camp David, bajo la mirada del presidente Clinton.
En boca de Sharon, la muerte de Oslo significa que nunca habr¨¢ Estado palestino; que el Ej¨¦rcito israel¨ª campar¨¢ como le plazca por un territorio que de aut¨®nomo apenas tiene el nombre, y que cualquier arreglo habr¨¢ de basarse en una tregua sepulcral del lado palestino, sin que eso d¨¦ derecho a contrapartidas israel¨ªes de ning¨²n g¨¦nero.
Sharon entierra el proceso porque siente al presidente Bush alistado casi en sus posiciones m¨¢s extremas, porque olfatea la proximidad del castigo al r¨¦gimen iraqu¨ª y porque puede pensar que es el ¨²nico vencedor de la guerra pol¨ªtica del 11-S. S¨®lo que esa guerra nadie sabe cu¨¢nto va a durar, y que Israel no tendr¨¢ un m¨ªnimo sosiego mientras yazca a sus puertas esa injusticia flagrante de la ocupaci¨®n de la tierra palestina. Por todo ello, enterrar Oslo es azuzar una vez m¨¢s los demonios de la guerra.
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