El verdadero Supermario
Cipollini logra su primera victoria en la Vuelta al ganar el 'sprint' de Murcia
Ecce Mario, he ah¨ª, ah¨ª est¨¢, ¨¦ste es el vero Cipollini, dicen, extasiados, los dos periodistas italianos que siguen la Vuelta. El verdadero Cipollini, el que se pasa la tarde-noche del domingo en el vest¨ªbulo del hotel Od¨®n, en Cocentaina, tumbado en dos sillas, estirado, viendo por la RAI el concurso de miss Italia, y no s¨®lo porque sea experto en el tema (hace siete a?os renunci¨® a la Vuelta para ser jurado de la prueba), sino tambi¨¦n porque ten¨ªa intereses familiares, porque representando a Lucca (Toscana) participaba su sobrina Cristin, de 19 a?os, hija de su hermana. El verdadero Supermario, el que se come los ojos, e intenta pulpear sin ¨¦xito, con las manos, a la bella periodista que lo entrevista en la meta, bajo el inclemente sol murciano, achicharrante. El verdadero y ¨²nico rey Le¨®n, que se esconde con pudor bajo la maglia el rosario con la madonna que le dio la t¨ªa de su escudero Scirea y que cuelga de su cuello a modo de collar, el ciclista que se siente transcendente y que dice que no le hablen del Tour de Francia, que no le interesa y que en el mundo hay guerras, hay hambre, hay terrorismo y hay miserias, problemas m¨¢s importantes que la no selecci¨®n de su equipo para el Tour. El espectacular Cipollini, el de las mechas en la melena, el que abandon¨® la Vuelta del 94 al partirse la cabeza en el primer sprint; el que dej¨®, expulsado, la Vuelta de 2000, tras partirle la cara, de un pu?etazo, a Paco Cerezo. ?ste es Cipollini: el corredor que ya lleva 14 a?os de profesional, que ha ganado 40 etapas en el Giro, 12 en el Tour y la Mil¨¢n-San Remo, el que al final, a los 35 a?os, por fin, ha ganado una etapa en la Vuelta.
Lo hizo ayer, sin despeinarse, a su estilo, con el viento de espaldas, en una ancha avenida, donde no hay problemas de colocaci¨®n, despu¨¦s de s¨®lo tres horas de bicicleta, con todo un equipo a ¨¦l dedicado, con dos potentes sprinters lanz¨¢ndolo en los ¨²ltimos 800 metros, con Lombardi dej¨¢ndolo a 150 metros de la meta, con todos los rivales resoplando detr¨¢s, con Zabel, Freire, Petacchi, Teutenberg, Klemencic, Edo y compa?¨ªa peg¨¢ndose por colocarse. As¨ª que Cipollini sufri¨® tanto como la v¨ªspera viendo a las bellezas italianas en bikini. Aceler¨® 100 metros, b¨®lido lanzado, imponente masa de 1,90 metros y 80 kilos, y ni siquiera se esforz¨® en levantar los brazos, victorioso, para se?alar la 188? victoria de su carrera. 'La pr¨®xima vez levantar¨¦ los brazos', dijo. 'Hoy pensaba que me pod¨ªan ganar al final'.
As¨ª cualquiera, dice la gente. 'As¨ª cualquiera', dijo Freire, que termin¨® cuarto. 'Tal como van los de su equipo, si en vez de ser Cipollini el l¨ªder es Lombardi, por ejemplo, tambi¨¦n habr¨ªa ganado'.
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