Cuestiones mayores
En las ¨²ltimas semanas, he asistido con verdadero asombro y desagrado al desenfocado e innecesario debate que se ha producido en torno al caso la ni?a de Segura de la Sierra (Ja¨¦n) y la actuaci¨®n de la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales.
Desde este momento, quiero manifestar mi respeto hacia los padres de la ni?a, ¨²nicos sujetos de este episodio que l¨®gicamente han ejercido sus derechos como les correspond¨ªa hacer, pero salvada su entendible crispaci¨®n personal, creo que todos los dem¨¢s agentes, partidos pol¨ªticos, abogados, y desde luego los medios de comunicaci¨®n, han desvirtuado este asunto de manera notable.
Para empezar, no quiero ahora centrarme en la pol¨ªtica de la Junta de Andaluc¨ªa, sino defender a los hombres y mujeres que trabajan en la protecci¨®n de menores, una tarea tan desconocida como ingrata a trav¨¦s de la cual, trabajadores sociales, psic¨®logos, educadores, m¨¦dicos, incluso administrativos y conductores, se enfrentan diariamente a la dura tarea de retirar la custodia de menores a familias que, en el 99% de los casos, no han respetado los derechos m¨¢s elementales de sus hijos.
Los equipos de menores reciben continuamente amenazas, cuando no agresiones, necesitan la protecci¨®n de vigilantes jurados en sus dependencias administrativas, se ven obligados a enfrentarse a diario a familias muy poco mod¨¦licas, particularmente problem¨¢ticas, que, si son capaces de maltratar a los ni?os, imag¨ªnense lo que pueden llegar a hacerle o expresarle a un funcionario. Sin embargo, desarrollan su trabajo a trav¨¦s de un procedimiento administrativo y judicial extraordinariamente garantista hacia los padres.
Si la violencia contra las mujeres es aborrecible, la violencia contra los ni?os y las ni?as es m¨¢s miserable si cabe. Entre todos tenemos la responsabilidad de crear un marco adecuado para que esas pr¨¢cticas de una patria potestad todopoderosa y malentendida, o bien la incapacidad para ejercerlas adecuadamente, terminen erradic¨¢ndose de nuestra sociedad.
Si vilipendiamos a los m¨¦dicos que, primero en Segura de la Sierra, despu¨¦s en el Hospital de ?beda y por ¨²ltimo en el Reina Sof¨ªa de C¨®rdoba, se han mojado en este caso, detectando una supuesto caso de malos tratos (con el trabajo que cuesta a veces que los profesionales sanitarios se impliquen en este tipo de denuncias), estaremos propiciando una involuci¨®n en la persecuci¨®n de los malos tratos infantiles.
Los servicios de menores adoptaron una medida cautelar al retirar la custodia como prev¨¦ la ley para proteger a la ni?a ante la sospecha de malos tratos. Toda medida cautelar, como su nombre indica, es provisional y sirve para prevenir, no es, por lo tanto, una resoluci¨®n definitiva.
Si el expediente se resuelve devolviendo la custodia a los padres, no deber¨ªa utilizarse luego para satanizar la intervenci¨®n de unos profesionales que no se han movido por ning¨²n tipo de ¨¢nimo de lucro ni de inter¨¦s personal, sino simplemente para proteger a una ni?a. En este sentido, mucho menos podemos cuestionar la actuaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa y los Juzgados de Menores en cientos de asuntos donde intervienen cada a?o.
Por eso, yo hoy quiero mojarme, aun a riesgo de equivocarme. Como se han mojado los m¨¦dicos y el conjunto de los profesionales de menores en este caso. Quiero animarles a seguir adelante con su ingrata y delicada labor. Son muchas las vidas que reconducen y los ni?os que recuperan la felicidad gracias a su intervenci¨®n acertada en la pr¨¢ctica totalidad de los casos.
La ley, sin duda, tendr¨¢ aspectos que perfeccionar. De todos modos, se deben extraer consecuencias que hagan mejorar los procedimientos, pero los partidos pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n deber¨ªan dejar fuera de la confrontaci¨®n y la critica f¨¢cil una materia tan delicada como los malos tratos a menores, en la que juicios de valor tan superficiales y malintencionados como los que se han vertido en estos d¨ªas s¨®lo har¨¢n retroceder los derechos de los ni?os y atemorizar a unos profesionales que tantas decisiones delicadas tienen que adoptar en el desempe?o de su funci¨®n p¨²blica.
Si el caso fuera al rev¨¦s, si una ni?a sufriera malos tratos ante la pasividad de sus m¨¦dicos y de la administraci¨®n, como tantas veces suced¨ªa en el pasado, estar¨ªamos haciendo juicios bien distintos. Nuestras opiniones, por lo tanto, deber¨ªan ser m¨¢s contrastadas y responsables porque los temas de maltrato de menores son cuestiones mayores.
Mar¨ªa del Mar Moreno es vicesecretaria general del PSOE Andaluc¨ªa
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