'Poco a poco, el af¨¢n de especulaci¨®n ha ido regresando'
Hace 25 a?os, en el verano de 1977, unas excavadoras entraron en los Aiguamolls de l'Empord¨¤, un espacio virgen y desconocido. En aquella extensi¨®n de marismas y lodazales se pretend¨ªa construir una macrourbanizaci¨®n de 500 hect¨¢reas que habr¨ªa triplicado la extensi¨®n de la actual Ampuriabrava. Pero las m¨¢quinas no llegaron muy lejos: un grupo de naturalistas, entre los que se contaba Jordi Sargatal, se plant¨® delante de los bulldozers e impidi¨® las obras.
Aquella ocupaci¨®n marc¨® el inicio de una movilizaci¨®n que, al final, logr¨® que la zona se convirtiera en uno de los parques naturales m¨¢s importantes de Catalu?a y del Mediterr¨¢neo. Y en apenas siete a?os, Sargatal pas¨® de ser un okupa ambiental, un pelut seg¨²n la terminolog¨ªa de la ¨¦poca, a convertirse en el director del parque natural creado en 1984, cargo en el que se mantuvo 14 a?os. Ahora dirige la Fundaci¨®n Territorio y Paisaje y preside la Instituci¨®n Catalana de Historia Natural. Persona de esp¨ªritu independiente, Sargatal insiste en ser entrevistado s¨®lo en calidad de naturalista.
Pregunta. En el caso de los Aiguamolls, podr¨ªamos decir que la naturaleza gan¨® a la especulaci¨®n.
Respuesta. S¨ª, pero fue debido a que decidimos plantarnos frente a unas m¨¢quinas y frente a una empresa que ten¨ªa todos los permisos en regla. Si no, hoy este espacio natural no existir¨ªa. Y no s¨®lo la naturaleza sali¨® beneficiada. El parque de Aiguamolls recibe anualmente unos 200.000 visitantes que activan la econom¨ªa de la zona.
P. ?Qu¨¦ nuevo problema ambiental le har¨ªa volver a plantarse delante de unas excavadoras?
R. Lo har¨ªa para impedir la urbanizaci¨®n prevista en la desembocadura del rio Fluvi¨¤, por ejemplo. Si empiezan las obras, yo ser¨¦ el primero en plantarme de nuevo delante de las m¨¢quinas, y espero que m¨¢s gente tambi¨¦n lo haga. Es un proyecto insensato, por muchos permisos que tengan.
P. El Empord¨¤ vuelve a concentrar una cantidad importante de proyectos urban¨ªsticos.
R. S¨ª. Empieza a ser preocupante de nuevo, y por ello ha surgido una plataforma c¨ªvica como Salvem l'Empord¨¤. En 1977 realizamos el debate Costa Brava y todos pens¨¢bamos que en democracia no se cometer¨ªan los mismos desastres urban¨ªsticos. Pero los especuladores son parte de la especie humana. Cuando hay problemas se esconden, pero luego asoman de nuevo, se hacen de un partido o de otro y vuelven a actuar.
P. No pretender¨¢ decir que estamos como en el franquismo.
R. No, evidentemente. Las cosas han mejorado mucho. Pero, poco a poco, el af¨¢n de especulaci¨®n ha ido regresando. Aqu¨ª se pretende construir un campo de golf, all¨ª un aer¨®dromo con una urbanizaci¨®n para que la gente pueda aparcar su avi¨®n en el hangar de su casa. Y estos proyectos siempre se presentan como necesidades vitales, y poco a poco van calando en el ¨¢nimo de los responsables.
P. ?C¨®mo habr¨ªa que ordenarlo?
R. Esto s¨®lo se ordena con un Gobierno decidido, que no es el caso del Ejecutivo catal¨¢n. Lo que ha sucedido con el mapa e¨®lico es un ejemplo: la pol¨ªtica de parques e¨®licos la han marcado las el¨¦ctricas, que son las que han decidido la ubicaci¨®n de las centrales. Un Gobierno que gobernase habr¨ªa ordenado los emplazamientos seg¨²n criterios ambientales rigurosos.
P. ?El Gobierno catal¨¢n no gobierna?
R. Respecto al medioambiente, no. Se necesita un verdadero plan de ordenaci¨®n territorial. Como este plan no existe, cada Ayuntamiento quiere tener un parque e¨®lico o un pol¨ªgono o una urbanizaci¨®n para poder ingresar licencias e impuestos. Lo l¨®gico ser¨ªa decidir la ubicaci¨®n de las infraestructuras seg¨²n criterios racionales, y que los impuestos fueran a parar a un ente supramunicipal que beneficiase a los municipios de la zona.
P. La naturaleza paga los problemas de financiaci¨®n de los ayuntamientos.
R. Exactamente. El trayecto de Figueres a Roses es un ejemplo: se est¨¢ transformando de paisaje rural a un paseo comercial porque cada municipio quiere tener su pol¨ªgono industrial para poder ingresar las licencias de actividad, y esto es absurdo. Creo que en Catalu?a hay demasiados ayuntamientos.
P. Seg¨²n usted, falta una verdadera planificaci¨®n ambiental.
R. El caso del agua lo muestra claramente. Si en tu casa tienes una garrafa agujereada, antes de poner m¨¢s agua, tapar¨¢s los agujeros, ?no? Se nos dice que Catalu?a necesita m¨¢s agua, pero en las zonas urbanas se pierde el 25% del agua potable por unas ca?er¨ªas obsoletas y tenemos sistemas de regad¨ªo muy ineficaces. Adem¨¢s, se siguen regando los chalets con agua potable, cuando hay sistemas de reciclaje de aguas grises que apenas se emplean. Nada de esto se intenta resolver, pero se nos vende la necesidad de grandes obras p¨²blicas para traer agua del Ebro o del R¨®dano, obras que interesan mucho a las grandes empresas constructoras.
P. La gente del Ebro no puede estar m¨¢s de acuerdo con esta afirmaci¨®n.
R. Estoy maravillado de la reacci¨®n de la gente del Ebro en el caso del Plan Hidrol¨®gico. Han sabido reaccionar y es precioso que la gente vuelva a vibrar y a tener clara la denuncia.
P. Al final vuelven a ser unos ciudadanos protestando frente a unos poderes.
R. Siempre ser¨¢ as¨ª. Pero hace 25 a?os ten¨ªamos que hacer mucho ruido para manifestar nuestra opini¨®n y despu¨¦s pareci¨® que acudiendo a votar era suficiente.
P. Y no lo es.
R. No. Hemos de votar y fiscalizar. Por eso estoy a favor de las listas electorales abiertas. Tendr¨ªamos que votar a cada pol¨ªtico seg¨²n su comportamiento.
P. ?Tras los problemas ambientales se esconden problemas de participaci¨®n de los ciudadanos?
R. Creo que s¨ª, y por eso me encanta que la gente del Ebro se movilice. Son una garant¨ªa de que la sociedad no est¨¢ dormida esperando que le digan lo que tiene que hacer, que a¨²n hay esperanza.
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