Bush, las inspecciones y el 'cambio de r¨¦gimen' iraqu¨ª

Sadam Husein le ha dado jaque, pero no jaque mate, y Bush har¨¢ ahora todo lo que est¨¦ en su mano para conseguir que el Consejo de Seguridad dicte una nueva resoluci¨®n sobre Irak cuyos t¨¦rminos rechace Sadam. La aceptaci¨®n reconocida y sin condiciones por parte de Irak de la reanudaci¨®n de las inspecciones ha conseguido reproducir en el Consejo de Seguridad las divisiones que existieron hasta que Bush ret¨® la semana pasada a la ONU a imponer la obediencia a las resoluciones pasadas.

Naturalmente, es imaginable que Bagdad pudiese dejarnos a todos at¨®nitos demostrando que no tiene nada que ocultar. Hay expertos occidentales que creen que esto es posible. Los iraqu¨ªes podr¨ªan incluso aceptar un control permanente de la ONU, porque eso proporcionar¨ªa cierta protecci¨®n frente a un ataque de EE UU.

La otra alternativa es que Bagdad haya escondido tan bien lo que tiene que esconder que los inspectores sean incapaces de encontrarlo. Sin embargo, el equipo de la ONU dirigido por Hans Blix est¨¢ sobre aviso, y trabajar¨¢ sin los inconvenientes de la infiltraci¨®n y manipulaci¨®n de la CIA, que, como ha admitido Washington, fue lo que sucedi¨® con los equipos anteriores.

Puede que no haya tiempo para eso. El Gobierno de Bush est¨¢ decidido a ver un 'cambio de r¨¦gimen' en Bagdad, y unas simples inspecciones no satisfar¨¢n esa exigencia. Sin embargo, el cambio de r¨¦gimen no es asunto de Naciones Unidas, como Kofi Annan explic¨® la semana pasada.

Por qu¨¦ el Gobierno estadounidense desea tan fervientemente librarse de Sadam es una cuesti¨®n m¨¢s complicada y m¨¢s dif¨ªcil de contestar de lo que parece, pero, desde luego, el petr¨®leo y el rencor tienen algo que ver con ello, como lo tuvieron en la guerra del Golfo de 1991.

Israel es una influencia crucial. No es la supuesta amenaza del ataque iraqu¨ª lo que hace que Israel desee el derrocamiento de Sadam. El Gobierno de Sharon quiere una invasi¨®n estadounidense porque una guerra entre EE UU e Irak llevar¨ªa al primero a Oriente Pr¨®ximo de una forma amplia y probablemente permanente, y eso proporcionar¨ªa una garant¨ªa m¨¢s amplia y prolongada al Estado jud¨ªo. Si algunos miembros de la derecha pol¨ªtica israel¨ª se saliesen con la suya, la guerra proporcionar¨ªa una oportunidad para librar a los territorios ocupados de su poblaci¨®n palestina, y probablemente a Israel de su minor¨ªa ¨¢rabe.

Los miembros de la derecha israel¨ª siempre han afirmado que Jordania deber¨ªa convertirse en 'Palestina', a expensas de la monarqu¨ªa hachem¨ª existente. Algunos de los m¨¢s imaginativos dise?adores, o redise?adores geopol¨ªticos de Washington ya han sugerido devolver Irak a la familia real hachem¨ª, que gobern¨® el pa¨ªs desde 1921 hasta el golpe militar de 1958, en el que muri¨® asesinado el rey Faisal II.

Las ideas que circulan por Washington prev¨¦n tambi¨¦n un cambio de r¨¦gimen en Arabia Saud¨ª, con una redistribuci¨®n de los recursos regionales de petr¨®leo que depende de c¨®mo voten los principales pa¨ªses consumidores de petr¨®leo en las pr¨®ximas resoluciones de la ONU. El equipo de Bush ya ha reclasificado a la monarqu¨ªa saud¨ª de amigo a enemigo en potencia.

Como inform¨® la prensa de Washington la semana pasada, el discurso del presidente ante Naciones Unidas 'marc¨® el comienzo de intensas negociaciones entre bastidores para ver qu¨¦ incentivos ayudar¨¢n a hacer que pa¨ªses que hasta ahora han estado dudando, al menos en p¨²blico, se unan a la campa?a contra Husein'. El control por parte de EE UU de la producci¨®n petrol¨ªfera iraqu¨ª, as¨ª como de la de Arabia Saud¨ª, dar¨ªa a Washington el papel clave para determinar los costes de la energ¨ªa, y presumiblemente le garantizar¨ªan el suministro de petr¨®leo para el futuro. Asimismo, le dar¨ªa influencia sobre el suministro de energ¨ªa a rivales actuales o posibles entre las naciones industrializadas.

Esto al menos es lo que piensa el Oriente Pr¨®ximo ¨¢rabe, as¨ª como muchos ciudadanos europeos y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. La opacidad general sobre los motivos que tiene Bush para declarar la guerra a Irak, y sobre la pol¨ªtica con relaci¨®n a Irak tras la guerra, se presta a elaborar teor¨ªas conspirativas. En vista de las conexiones que el Gobierno de EE UU tiene con la industria petrol¨ªfera, no hay que buscar estas teor¨ªas muy lejos.

M¨¢s dif¨ªcil de entender es qu¨¦ ganar¨ªa EE UU, mir¨¢ndolo bien, al intentar establecer lo que equivaldr¨ªa a un nuevo imperio, o sistema de hegemon¨ªa en Oriente Pr¨®ximo, en t¨¢cita asociaci¨®n con Israel. Se podr¨ªa pensar que los inconvenientes de tal combinaci¨®n de inverosimilitudes y arenas movedizas intimidar¨ªan hasta al propio Pent¨¢gono. Sin embargo, el Pent¨¢gono parece tener menos influencia hoy sobre la Casa Blanca que la prensa neoconservadora. Por eso, haga lo que haga Husein, parece probable que Irak ser¨¢ invadido. Lo que ¨¦l ha intentado probablemente es garantizar que la invasi¨®n ser¨¢ estadounidense sin mandato de la ONU. Eso constituir¨ªa una considerable derrota para EE UU, pero no le servir¨¢ de mucho a Sadam.