El nuevo problema alem¨¢n
Mientras Alemania se prepara para elegir a su pr¨®ximo canciller, Gerhard Schr?der y Edmund Stoiber, los dos principales candidatos, est¨¢n de acuerdo en que el desempleo debe reducirse. Durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, el elevado ¨ªndice de paro ha transformado a Europa en general, y a Alemania en particular, en una bomba de relojer¨ªa sociol¨®gica. ?Qu¨¦ van a hacer los parados, especialmente los de larga duraci¨®n que tan s¨®lo conservan un vago recuerdo de su integraci¨®n en el mercado de trabajo, consigo mismos y con su tiempo? ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ con la confianza depositada en gobiernos que no pueden solucionar el problema?
Alemania debe en parte su transformaci¨®n a la combinaci¨®n de tres factores: una reserva de oportunidades tecnol¨®gicas sin explotar que alimentaron el r¨¢pido crecimiento de los ingresos, casi pleno empleo, y un Estado que comparti¨® ampliamente los beneficios del crecimiento a trav¨¦s de programas p¨²blicos (en vez de servir a una determinada clase o inter¨¦s como arma para concentrar riqueza y poder). El hecho de que el sistema trabajaba en beneficio de pr¨¢cticamente todo el mundo fue el contrafuerte definitivo que sostuvo el edificio.
Si no fuera por el Pacto de Estabilidad, un programa keynesiano de gasto p¨²blico podr¨ªa proporcionar la demanda requerida para reducir el paro
Para alivio de todos, la democracia y las econom¨ªas de mercado mixtas demostraron una gran fortaleza frente a los embates de las crisis del petr¨®leo en la d¨¦cada de 1970. Los ingresos se estancaron, pero el orden institucional resisti¨®. En la Rep¨²blica Federal, donde el ¨ªndice de paro sigue estando cercano a su m¨¢ximo alcanzado a principios de la d¨¦cada de 1980, el fracaso en el tratamiento del problema se compens¨® con otros ¨¦xitos.
En resumen, la falta de progresos en la reducci¨®n del desempleo pod¨ªa excusarse en el pasado, pues Europa ten¨ªa ante s¨ª problemas y oportunidades m¨¢s urgentes. Pero hoy ?qu¨¦ problema m¨¢s urgente u oportunidad atractiva existe? La inflaci¨®n ya no amenaza los ahorros de nadie. Alemania est¨¢ unificada. Se ha logrado la uni¨®n monetaria. Sea quien sea quien dirija el nuevo Gobierno alem¨¢n, deber¨¢ enfrentarse a la cuesti¨®n del desempleo, tanto por el bien de los m¨¢s vulnerables econ¨®micamente como por asegurar la confianza en el actual sistema.
Desgraciadamente, gane quien gane las elecciones, ser¨¢ impotente a medio plazo para resolver el problema. La Comisi¨®n Alemana de Empleo ha pedido reformas radicales del mercado laboral y de la seguridad social, pero ser¨¢ muy dif¨ªcil para cualquier gobierno ponerlas en pr¨¢ctica. Sin un aumento de la demanda del sector privado, la eliminaci¨®n de las restricciones de la oferta que alimentaban los ¨ªndices cl¨¢sicos de desempleo dar¨¢ como resultado en el futuro un alto ¨ªndice de paro keynesiano.
Se supon¨ªa que la integraci¨®n europea resolver¨ªa el problema al impulsar un r¨¢pido crecimiento econ¨®mico durante d¨¦cadas, promoviendo la integraci¨®n de las empresas en econom¨ªas de escala continental. ?D¨®nde est¨¢ ese crecimiento impulsado por la demanda? El Banco Central Europeo (BCE) parece m¨¢s interesado en mantener los tipos de inter¨¦s lo bastante elevados para obligar a las empresas insolventes a declararse en quiebra que en promover m¨¢s empleo.
Con la demanda del sector privado estancada, la Comisi¨®n de Empleo quiere que los gobiernos sirvan de empleador de ¨²ltimo recurso. Pero el Pacto de Estabilidad y Crecimiento del Tratado de Maastricht limita los d¨¦ficit fiscales al 3% del PIB, un techo que Alemania ya est¨¢ tocando. A menos que un futuro gobierno sea lo bastante osado como para violar el pacto renunciando a los controles, su ¨²nica alternativa ser¨¢ subir los impuestos, lo que tan s¨®lo prolongar¨ªa el declive de la demanda privada que ha mantenido elevado el ¨ªndice de paro.
Si no fuera por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, un programa keynesiano de gasto p¨²blico podr¨ªa proporcionar la demanda requerida para reducir el paro. El problema podr¨ªa solucionarse de una vez por todas si el BCE estuviera dispuesto a arriesgarse al siguiente trato con los gobiernos: si ustedes liberalizan sus mercados de bienes de consumo y hacen m¨¢s flexibles sus mercados laborales, nosotros reduciremos los tipos de inter¨¦s y permitiremos un mayor gasto p¨²blico para cumplir la promesa del casi pleno empleo. Pero, dado lo que son el BCE y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, los dos partidos alemanes son lo que son: un escultor que ha prometido tallar una estatua de m¨¢rmol de un d¨ªa para otro, pero ha perdido su cincel.
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