Las m¨¢s altas cotas de la miseria
Hace ya bastantes lustros que Josep Vicent Marqu¨¦s acu?¨® aquello de Pa¨ªs Perplex y, si no me falla la memoria, en un art¨ªculo de prensa m¨¢s reciente, ironizaba sobre el hecho de que m¨¢s all¨¢ de cualquier l¨ªmite geogr¨¢fico, el principal l¨ªmite del pa¨ªs era la limitaci¨®n mental de sus gobernantes.Para perplejidad, la que se ha apoderado de mi mente al ver la tangana que se ha montado en la prensa entre el 12 y el 19 de septiembre . Y total por una reuni¨®n mantenida en Barcelona entre Maragall, Pla, Iglesias y Antich en la que se coment¨® el inter¨¦s de consolidar una macrorregi¨®n econ¨®mica coincidente con el ¨¢mbito de nuestra querida y vetusta Corona de Arag¨®n, propuesta m¨¢s que razonable desde muchas perspectivas.
Y pensando sobre este ensayado esc¨¢ndalo, llega uno a la conclusi¨®n de que quiz¨¢ el segundo aserto de Marqu¨¦s no sea tan cierto. No me cabe duda de que nuestros populares gobernantes no son un dechado de cultura, y que no superar¨ªan probablemente un examen en el que se les pidiera que explicaran lo que les sugieren los t¨¦rminos 'federalismo' y 'Corona de Arag¨®n'. Quiz¨¢ no sean muy cultos e incluso cabe la posibilidad de que no lo sean en absoluto, pero hay que reconocer que son listos o, por no exagerar, listillos. Esto no es malo de por s¨ª, pero cuando una panda de listillos son adem¨¢s mequetrefes, arteros, oportunistas y torticeros, la cosa ya empieza a preocupar.
Aprovechar la citada reuni¨®n y vincularla -aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid- a una absurda propuesta sobre la paralizaci¨®n del Puerto de Valencia que al parecer hizo en el congreso Esquerra Republicana de Catalunya -que no estaba en la reuni¨®n- es un ejercicio circense no apto para cardiacos. Aqu¨ª de lo que se trata es de conseguir el desgaste de la imagen p¨²blica de los socialistas, y si para ello hay que coger el r¨¢bano por las hojas, tanto da. Encima, salen de comparsas el director del puerto, el de la C¨¢mara de Comercio, el de la Cierval y cuantos est¨®magos agredecidos sea necesario y, siguiendo las ¨®rdenes del corifeo, ponen su voz y su nombre a una interminable serie de sandeces (a las que se unen de inmediato los Camps y Zaplana una vez la infanter¨ªa ha cumplido su misi¨®n), denunciando 'los tintes federalistas' de la propuesta que 'descalifican' a sus autores etc... Corona de Arag¨®n, federalismo, el eterno fantasma de los Pa¨ªses Catalanes y del imperialismo catal¨¢n: buenos ingredientes para un ataque en toda regla. Presentar a los socialistas como 'traidores' a no se sabe qu¨¦ causa (las encuestas parece que no van demasiado bien) y, de paso, neutralizar el peligro de que los d¨ªscolos de Uni¨® Valenciana alcancen el 5% y vuelvan a incordiar en un forzado Gobierno de coalici¨®n son, por lo visto, argumentos suficientes para cualquier tropel¨ªa. Y por supuesto, como apuntaba con acierto Josep Torrent, para decir, s¨®lo si alguien pregunta, que las reuniones no tan lejanas entre Pujol, Zaplana, Matas y Valc¨¢rcel eran 'otra cosa'. Marcela Mir¨® deber¨ªa sonrojarse cuando declara sin pudor que se 'desmarc¨®' de las reuniones de presidentes de los Parlamentos de la Antigua Corona de Arag¨®n porque 'se estaban politizando'. O sea, que hay que hablar del tiempo porque en la reuni¨®n de Menorca se habl¨® de estudiar las sinergias econ¨®micas entre los territorios de la antigua Corona de Arag¨®n, y eso es peligroso. O¨ªdo cocina.
Vale que la pol¨ªtica sea el arte de lo posible, pero no el reino del 'todo vale'. Y no se trata, como dice Ferran Belda, de que Ignasi Pla sea un 'pardillo' y haya errado la estrategia. La propuesta federal es, a pesar del siglo y medio que ha transcurrido desde Pi y Margall, de un gran inter¨¦s y actualidad (Estados Unidos, Alemania, Suiza...) y, de hecho, somos un Estado federal descafeinado y mal acabado, porque en el t¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n hubo que ir con mucho cuidado con todo lo que oliera a separatismo. Y es bueno que se hagan propuestas, sea de cambio constitucional de reforma del Senado o de cooperaci¨®n entre autonom¨ªas. Y es impresentable introducir la ceremonia de la confusi¨®n por razones que piadosamente podemos llamar t¨¢cticas. Y estos alumnos poco aventajados de Emilio Attard, Manuel Broseta y Abril Martorell deber¨ªan aprender que con estos modos no s¨¦ si acelerar¨¢n su derrota, pero no les quepa duda, los ciudadanos y la historia les pasar¨¢n factura. Y si esta movida en plena rentr¨¦e la quieren utilizar de paso como cortina de humo para ocultar la quiebra t¨¦cnica a la que han conducido las finanzas de la Generalitat, pues tanto peor para ellos, porque las cuentas tambi¨¦n se aclarar¨¢n, muy a su pesar.
Y como hemos iniciado esta peque?a reflexi¨®n con un frase tomada en pr¨¦stamo de Groucho Marx, rematemos la faena con humor: les propongo a los que se han rasgado las vestiduras que promuevan el tr¨¢mite de ilegalizaci¨®n del Arco Mediterr¨¢neo, por si las moscas. Tambi¨¦n podemos renunciar al Archivo de la Corona de Arag¨®n y regal¨¢rselo a Palma de Mallorca. Y, ya en el terreno del absurdo (?o no lo es tanto?), podr¨ªamos proponer que la Comunidad Aut¨®noma de Madrid se independice y pase a formar parte de la Uni¨®n Europea. El resto de la piel de toro ya nos lo arreglaremos en concordia federal.
Josep Sorribes es profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.
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