Pisan todos los charcos
Los a?os y la experiencia me han conminado a moderar la cr¨ªtica period¨ªstica a los personajes p¨²blicos, y singularmente a los pol¨ªticos. En primer lugar, porque es muy f¨¢cil y socorrido desacreditarles con un par de calificativos ingeniosos desde la tronera blindada de una tribuna de prensa y, despu¨¦s, porque a menudo se polariza la atenci¨®n en los l¨ªderes y portavoces de los partidos, soslayando a quienes realmente cardan la lana y se levantan con el santo y la peana, sin dar la cara. Por estas y otras prevenciones he procurado embridar los comentarios sobre las iniciativas y deslices del dirigente socialista Joan Ignasi Pla, candidato a la Generalitat valenciana por un gui?o bromista o mordaz de la historia, en el que justamente hay que incluir a su antagonista del PP, Francisco Camps.
Pero la prudencia tiene un l¨ªmite para todos y estoy seguro de que en estos momentos Pla est¨¢ persuadido -y probablemente afligido- de haberlo traspasado. Me refiero a la famosa carta enviada al presidente del PP valenciano, Eduardo Zaplana, inst¨¢ndole a que templase o impidiese los ataques que padece por parte de los arqueros y paniaguados populares. 'En pol¨ªtica no todo vale', alecciona el candidato socialista a un m¨¢ster en maquiavelismo como es el ahora ministro. Supina ingenuidad, m¨¢s culposa si cabe en quien ha sido llevado al huerto tantas cuantas veces ha negociado con su corresponsal y adversario.
A este prop¨®sito ser¨ªa prolijo, reiterativo y lacerante evocar los episodios en los que el candidato socialista ha salido del Palau de la Generalitat vestido de capirote cuando ¨¦l cre¨ªa haber cortado orejas y rabo. En el seno del PP circula una ficha con la relaci¨®n irrisoria de errores -dig¨¢moslo as¨ª- cometidos por Pla, a los que habr¨ªa que a?adir su reciente anuencia incondicionada a los consejeros de la Corporaci¨®n financiera CAM-Bancaixa propuestos por su antagonista, pero a cargo del cupo del PSPV. Buena gente los aludidos, pero lo significativo es que el PSPV no ha tocado bola en tal decisi¨®n. Se ha limitado a exclamar un 's¨ª, bwana', expresivo de su insignificancia. Ahora falta tan s¨®lo que expida otra carta pidiendo de nuevo ¨¢rnica para que no se conozcan m¨¢s all¨¢ del t¨¦rmino municipal de Valencia las entretelas del enjuague.
A esta infausta proclividad epistolar hay que a?adir el episodio desvelado por el diario Levante acerca de la venta de las acciones que el PSPV pose¨ªa del rotativo Mediterr¨¢neo, de Castell¨®n. No es ¨¦sta la oportunidad de escudri?ar aqu¨ª -aunque ganas no me falten- la detestable pol¨ªtica del PSOE con respecto a los medios de comunicaci¨®n. Ni siquiera procede cuestionar las circunstancias de esa operaci¨®n tan rentable. Lo asombroso y condenable es que el mochuelo de las irregularidades presuntas de la transacci¨®n se le endose al ex secretario federal de organizaci¨®n Cipri¨¤ Ciscar, que probablemente cargar¨¢ con el muerto por disciplina de partido, pero que, de no callar, bien podr¨ªa amortizar o amortajar la candidatura Pla.
Claro que las cosas pueden cambiar, enm¨¦ndadose, y los socialistas dejen de pisar todos los charcos y de caer en las enceladas. Pero ser¨¢ con otro talante y otros asesores, pues tal cual y por hoy a Pla le espera el matadero.
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