El Valencia destroza al Spartak
El equipo de Ben¨ªtez, muy convencido de su categor¨ªa, hurga en la herida de los rusos
El Valencia est¨¢ ya muy convencido de su categor¨ªa en Europa. Se siente un grande y no pierde oportunidad para proclamarlo. Tanto si se encuentra en Mestalla con el glamouroso Liverpool como si se desplaza a Mosc¨² para rematar al desvencijado Spartak. A todos los trata por igual. Con id¨¦ntica personalidad. Ayer se defendi¨® con la perfecci¨®n acostumbrada, esper¨® a que el pobr¨ªsimo Spartak desfogara todo su entusiasmo, y entonces lo fundi¨® en lo que pudo ser una goleada escandalosa. El equipo de Ben¨ªtez es fiel a s¨ª mismo hasta en el reparto de los goles: marcan los que menos juegan, ayer Angulo, Mista y S¨¢nchez, suplentes habituales a los que el t¨¦cnico saca una gran rentabilidad.
SPARTAK 0| VALENCIA 3
Spartak: Cherchesov; Tchuisse, Mitreski, Moises, Kovtun (Baranov, m. 45); Kebe, Kudryashov, Khlestov; Kalynychenko; Beschastnykh y Danishevskiy (Flo, m. 55). Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Carboni; Angulo (S¨¢nchez, m. 75), Albelda, Baraja, Vicente (Rufete, m. 67); Aimar; y Carew (Mista, m. 59). Goles: 0-1. M. 5. Baraja env¨ªa un centro elevado al centro del ¨¢rea, lo recoge Angulo, avanza unos metros y marca desde muy cerca. 0-2. M. 70. Jugada de Rufete por la derecha, centra raso y Mista remata al primer palo. 0-3. M. 86. S¨¢nchez marca desde la l¨ªnea a pase de Aimar. ?rbitro: St¨¦phane Br¨¦ (franc¨¦s). Amonest¨® a Mitreski y Kebe. Unos 5.000 espectadores en el estadio del Dinamo de Mosc¨².
En medio del desolador escenario de un estadio casi desierto, la enorme superioridad valencianista se reflej¨® sobre todo a partir de la clase de Baraja, que le tir¨® dos ca?os al impetuoso Kebe. Para disipar dudas. Est¨¢ crecido Baraja y juega como diciendo: 'aqu¨ª mando yo'. Pero se lo tom¨® a la tremenda el tal Kebe, que reparti¨® cera todo lo que pudo entre sus rivales, con una fijaci¨®n especial por el vallisoletano. En realidad parec¨ªa que a Kebe lo sacaron para eso: para pegar, puesto que no se le apreci¨® ninguna otra misi¨®n en el campo.
Sin embargo, ni Aimar ni mucho menos Carew estuvieron ayer a la altura de Baraja, de ah¨ª que no se dejara resuelto el partido en un primer tiempo con una docena de llegadas. Aimar dio la sensaci¨®n de recrearse demasiado, sin encontrar su punto de inspiraci¨®n en esta primera parte. Eso s¨ª, por lo que respecta a su anatom¨ªa cabe interpretar que sus tobillos son de goma. De otro modo, sus ligamentos no resistir¨ªan los hachazos que le env¨ªan cada jornada sus rivales, como el de ayer de Mitreski.
A efectos pr¨¢cticos, el Valencia se agarr¨® a la obstinaci¨®n de Angulo, que si se empe?a en marcar un gol, mejor no llevarle la contraria. El de ayer fue de una determinaci¨®n extraordinaria: desde su demarcaci¨®n, en el carril del 8, inici¨® una carrera en diagonal hacia el centro del ¨¢rea mientras reclamaba a brazadas el pase de Baraja. Y cuando lo recibi¨®, baj¨® el bal¨®n con el cuerpo, avanz¨® con la cabeza mirando al suelo y fusil¨® a Cherchesov antes de que ¨¦ste pudiera pesta?ear.
El centro del campo del Valencia trabaja mucho. No hay duda. Pero tampoco la hay de que cuando pierde el bal¨®n y la posici¨®n, descansa tranquilo: sabe que su defensa es de las m¨¢s firmes del continente. La inteligencia de Pellegrino deber¨ªa figurar como materia en todas las escuelas de f¨²tbol. Es un manual de saber cu¨¢ndo anticiparse, cu¨¢ndo salir o cu¨¢ndo cerrar. No le van a la zaga ni Curro Torres, ni Ayala ni Carboni.
El cuadro de Ben¨ªtez no terminaba de matar el partido. Entre otras razones porque Ca?izares parec¨ªa llevar los guantes enjabonados: se le escurrieron dos balones f¨¢ciles de sujetar si bien poco despu¨¦s dibuj¨® una parada espectacular en el ¨²nico disparo bien dirigido del Spartak. As¨ª que el t¨¦cnico madrile?o dio paso a Mista, a Rufete y a S¨¢nchez. Y s¨ª, mejor¨® el equipo. Considerablemente. Tambi¨¦n porque Aimar, descontento como estaba con su primera parte, se emple¨® a fondo en la segunda, sacando chispas con su electricidad de la acobardada defensa rusa. No pod¨ªan con ¨¦l ni a tiros.
En la primera pelota que toc¨®, Rufete lleg¨® por la derecha hasta la l¨ªnea de fondo y sirvi¨® un pase raso que caz¨® Mista por puro instinto. Es decir, entre una mara?a de defensas, el centro puede esperarse en un pu?ado de lugares, pero Mista intuye el ¨²ltimo pensamiento de Rufete y acude al primer palo, desde donde baja la persiana del choque con un toque sutil. Mista es otro de los futbolistas que ha sacado petr¨®leo de sus recursos. No es r¨¢pido, lo que puede considerarse un pecado capital para un delantero. Pero no en su caso. Lo compensa con car¨¢cter, instinto y ganas de hacerse un hueco entre la ¨¦lite. El festival lo complet¨® S¨¢nchez, que tambi¨¦n reclama m¨¢s presencia con goles, una temporada tras otra.
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