EE UU y el uso electoralista de la guerra
Cuando Andrew Card, el muy influyente jefe de Gabinete de la Casa Blanca, volvi¨® a Washington tras pasar casi todas las vacaciones con George W. Bush en el rancho de Tejas, un periodista le pregunt¨® por qu¨¦ el debate sobre la guerra hab¨ªa sido tan err¨¢tico hasta entonces y por qu¨¦ a principios de septiembre el presidente hab¨ªa decidido que invadir Irak era la m¨¢xima prioridad del mundo. La respuesta fue concisa: 'Porque, desde un punto de vista de m¨¢rketing, uno no presenta nuevos productos en agosto'. La guerra de Bush tiene indudables ambiciones geoestrat¨¦gicas para Oriente Pr¨®ximo, pero es tambi¨¦n un 'producto', una mercanc¨ªa de indudable valor electoral que los republicanos quieren explotar al m¨¢ximo.
Matthew Dowd, el especialista en encuestas electorales de la Casa Blanca, fue muy claro durante una cena con dirigentes republicanos: 'La principal motivaci¨®n de nuestras bases debe ser esta guerra'. Lo m¨¢s rotundo, sin embargo, no se dijo en p¨²blico. Se escribi¨® en unos disquetes de ordenador preparados por el estratega pol¨ªtico de Bush, el discreto y omnipotente Karl Rove. Los disquetes deb¨ªan ser enviados a los comit¨¦s republicanos esparcidos por todo el territorio estadounidense, pero alguien olvid¨® un ejemplar en un parque de Washington. El objeto lleg¨® de inmediato a manos de los dem¨®cratas y la prensa. El titular con que Rove encabezaba sus consejos para miles de candidatos conservadores era inequ¨ªvoco: 'Concentraos en la guerra'.
No resulta extra?o, pues, que los jefes de filas del partido, el presidente George W. Bush y el vicepresidente Dick Cheney, utilicen con profusi¨®n la guerra y el espantajo de Sadam Husein en sus actos electorales. Los estadounidenses tienen mucho miedo, y no ha costado nada convencerles de que cualquiera que objete a la guerra contra Irak, o que prefiera hablar de otros asuntos, es poco menos que un traidor. 'Ignorar esas amenazas equivale a reforzarlas, y cuando se hayan concretado por completo ser¨¢ demasiado tarde para protegernos. Para entonces, el dictador iraqu¨ª tendr¨¢ medios para aterrorizar y dominar toda la regi¨®n. Cada d¨ªa que pasa puede ser el d¨ªa en el que el r¨¦gimen iraqu¨ª entrega a sus aliados terroristas ¨¢ntrax, o gas nervioso, o eventualmente un arma nuclear'. Esta frase fue pronunciada ayer por Bush.
?Qui¨¦n puede pararse a pensar, mientras suena el tictac de la cuenta atr¨¢s del Apocalipsis, en el aumento del d¨¦ficit y del desempleo, en las malas perspectivas de la asistencia sanitaria a los jubilados, o en las connivencias de la Casa Blanca con los empresarios corruptos de Enron? La amenaza iraqu¨ª, exagerada hasta el delirio, funciona estupendamente para George W. Bush y su partido. El miedo ha acabado con la campa?a electoral, transformada en campa?a militar.
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