Ocupar espacios en silencio
Los comerciantes del Casco Viejo de Bilbao resisten y conquistan poco a poco sus calles a los violentos
A los tenderos y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao les gusta pensar que su particular 'centro comercial' es un 'crisol' de culturas. Poco a poco, han ido ganando espacios al mundo de la izquierda abertzale, al que han arrinconado en la calle Ronda, en un trozo de Somera y poco m¨¢s. Les da casi miedo hablar de terrorismo urbano en su pujante zona comercial, la que visitan, seg¨²n sus datos, 11 millones de personas al a?o; donde cerca de 600 negocios venden cada ejercicio por 360 millones de euros y emplean a 3.000 personas. No quieren volver a los a?os ochenta o primeros noventa, cuando casi cada fin de semana se registraban incidentes. En silencio, casi en secreto, han ido ocupando espacios, limpiando e iluminando.
La luz de la calle Bidebarrieta contrasta con el tono oscuro de Ronda. A pocos metros de la herriko taberna, un local amplio decorado con carteles y fotograf¨ªas de etarras encarcelados, se encuentra la casa natal de Miguel de Unamuno, el escritor y fil¨®sofo que se enfrent¨® al general Mill¨¢n Astray en los albores de la Guerra Civil en la Universidad de Salamanca y le espet¨®: 'Vencer¨¦is, pero no convencer¨¦is, porque convencer significa persuadir, y para persuadir necesit¨¢is algo que os falta: raz¨®n y derecho en la lucha'. El autor bilba¨ªno tiene como recompensa a su obra y su entereza democr¨¢tica una pobre plancha sobre el portal de su casa manchada de rojo y amarillo, el signo de lo no vasco.
Blindadas
Esos colores se repiten en otros lugares del Casco Viejo, en la placa con el nombre de la calle Banco de Espa?a o en algunas entidades financieras que sobreviven blindadas a los ataques puntuales de los violentos. Pero las pintadas y carteles, que a¨²n ensucian muchas paredes, ya no se ense?orean de todas las calles. El Casco Viejo bulle a diario y da la espalda a quien quiere 'arruinarles'. Los comerciantes, en colaboraci¨®n con Surbisa, la empresa municipal que se encarga de rehabilitar la zona, y pagando una parte de sus bolsillos, han dado una capa de resina a gran parte de la zona inferior de las fachadas, desde el suelo hasta aproximadamente el primer piso. Este material, que ha oscurecido la piedra, permite que las pintadas sean m¨¢s f¨¢ciles de borrar. Dos personas trabajan casi de forma constante en la limpieza de la zona. Esas medidas hacen que destaque m¨¢s el aspecto terrible de las calles no ocupadas.
Tras la muerte de dos activistas de ETA al explotarles la dinamita que transportaban la noche del pasado lunes, a¨²n se pueden ver los carteles de convocatorias a la lucha, las ikurri?as con crespones negro y las pintadas a favor de la banda. A la nueva decoraci¨®n acompa?an pintadas y carteles que, nadie sabe por qu¨¦, pero permanecen. El nombre del juez Garz¨®n en el centro de una diana luce en la parte trasera de la Catedral de Santiago, junto a insultos a la Ertzaintza o alg¨²n Gora ETA cercano al bar Zulo, un rinc¨®n decorado con la parafernalia de los simpatizantes de la hoy suspendida Batasuna.
Es cierto que ahora las pintadas, las bajantes con pegatinas y los carteles reivindicativos conviven con los de la revista Karma o los de alg¨²n concierto. Es cierto que la Plaza Nueva es la 'mayor guarder¨ªa de Bilbao', como se?alan los comerciantes, pero no es menos cierto que el paso de la calle Ronda a Bilbao La Vieja por el puente de San Ant¨®n recuerda que la borrokada sigue ocupando un espacio. All¨ª se puede ver un cajero autom¨¢tico del BBVA que pasa m¨¢s tiempo roto y quemado que funcionando.
Pero ello no s¨®lo sucede en la parte trasera del Casco, sino tambi¨¦n en la zona de lujo. Caja Laboral lleva desde la manifestaci¨®n del 14 de septiembre con los cristales de su oficina en El Arenal rotos. Est¨¢ justo debajo de la clausurada sede de Batasuna y, seg¨²n corre el rumor entre comerciantes, no se arregla porque la van a volver a romper.
Tampoco se puede mantener el estereotipo de que los locales de la izquierda abertzale son siniestros. El Casco Viejo de Bilbao, y no es un secreto para los comerciantes, ha visto c¨®mo se abr¨ªa alg¨²n comercio y bar de lujoso aspecto ligado a ese colectivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.