Nuevo curso, vieja pedagog¨ªa
Un a?o m¨¢s el curso se inicia con los rituales de siempre, entre los que destaca el mercado del libro de texto escolar. Ah¨ª est¨¢n ya los padres y madres asociados en el cuartito de la escuela habilitado para la venta de los libros. ?Qu¨¦ formidable! Un porcentaje sustancial de esa transacci¨®n comercial permitir¨¢ que la asociaci¨®n pueda comprar otros servicios para los escolares. Tal vez una ayuda para la nueva fotocopiadora, tal vez unos balones, la otra clase de ingl¨¦s -??!!- o la excursi¨®n al parque tem¨¢tico de turno. Un ping¨¹e porcentaje tambi¨¦n el de los grandes centros comerciales con sus ofertas y sus puntos-compra... Y un a?o m¨¢s ser¨¢ un s¨®lido y saludable negocio el de las grandes multinacionales del libro de texto. Seg¨²n los datos de los editores (ANELE) crecen un 15% anual las ventas, pero en los ¨²ltimos a?os se han reducido a menos de la mitad las empresas. Tambi¨¦n aqu¨ª lleg¨® la reconversi¨®n neoliberal. El caso es que son m¨¢s de 70.000 millones de pesetas el gasto que cada a?o genera esta actividad productiva, que en euros debe ser tambi¨¦n much¨ªsimo dinero.
Los rituales de siempre para garantizar la reproducci¨®n de una vieja y obsoleta pedagog¨ªa. Nadie puede defender ya, desde criterios estrictamente de calidad de la ense?anza, la hegemonizaci¨®n de la vida del aula por los libros de texto. Eso s¨®lo se sostiene ya por otras razones. Los intereses econ¨®micos, sustanciales, como ya se ha se?alado. El principio institucional de la ausencia de conflicto, donde la reproducci¨®n de lo de siempre es menos tensionante que el cambio siempre incierto. La comodidad de quien se instala en la cultura de la comida preparada y cree que le ahorra tiempo y le facilita la tarea. El control burocr¨¢tico de las tareas de ense?anza, prefijando en los paquetes instructivos lo que se hace, y tambi¨¦n, -por exclusi¨®n- lo que no se quiere que se haga. La ideologizaci¨®n curricular reproduciendo -a veces con errores de camello- el discurso social pol¨ªticamente correcto. Por ejemplo, los libros de texto son ahora algo menos sexistas pero no menos euroc¨¦ntricos o xen¨®fobos u homof¨®bicos de lo que lo eran antes de la LOGSE. La institucionalizaci¨®n de un modo particular de entender la reproducci¨®n cultural, anclada en una forma inmovilista de texto para la representaci¨®n de la cultura seleccionada para el curriculum. Razones, en fin, de un discurso de poder que hace tiempo que se equivoca. Pues la cretinizaci¨®n es m¨¢s eficaz y m¨¢s barata a trav¨¦s de los llamados medios de comunicaci¨®n que con el mantenimiento de esta forma de autoritarismo con el que la escuela pretende relacionar a los sujetos con el conocimiento.
Otra cosa es si nos tomamos en serio la educaci¨®n, que por decirlo en t¨¦rminos de la Constituci¨®n es algo as¨ª como el pleno desarrollo de la personalidad humana, dentro del reconocimiento y respeto a las libertades, las culturas y las lenguas. Para ese fin es necesaria otra pedagog¨ªa en la que el libro de texto tiene m¨¢s dif¨ªcil cabida. Conozco escuelas y maestras que se aventuran en el dif¨ªcil y esforzado camino de la renovaci¨®n pedag¨®gica. Trabajan la idea de la escuela para la investigaci¨®n, ense?ando a problematizar la realidad y dise?ando proyectos de trabajo colaborativos. Son maestros que saben diferenciar entre la instrucci¨®n y la educaci¨®n, entre la reproducci¨®n acr¨ªtica y el ense?ar a pensar cr¨ªticamente. Aunque no salen por la tele, estos maestros y estas maestras existen, son heroicos y esforzados ciudadanos que se saben con responsabilidad c¨ªvica y moral frente a los derechos y las necesidades de los ni?os, y tratan de impulsar otra pedagog¨ªa. Transforman el aula en un c¨ªrculo de discusi¨®n, trabajan el debate y la deliberaci¨®n, y buscan en las piezas de evidencia que provee el entorno, aquellos recursos y elementos did¨¢cticos que pueden favorecer la comprensi¨®n del escolar. Muchos de estos maestros mantienen viva la memoria de Freinet, que nos invit¨® a hacer una pedagog¨ªa experimental, creativa, documental y cooperativa. Es razonable que en el sal¨®n de la clase de estos maestros y maestras no quepa el libro de texto escolar porque la organizaci¨®n de la vida y las tareas emprendidas requiere de otras estrategias y otros recursos. Los ficheros y las bases de datos, organizados por los propios escolares. Las bibliotecas de trabajo, con monograf¨ªas realizadas a partir de los informes de investigaci¨®n de los escolares. El intercambio y la correspondencia como modo de compartir saberes y formas de problematizaci¨®n de la realidad social y natural. Los avances tecnol¨®gicos de las ¨²ltimas d¨¦cadas han hecho esta nueva pedagog¨ªa algo m¨¢s cercana, algo m¨¢s f¨¢cil y considerablemente m¨¢s barata. Quiz¨¢ a quienes les preocupa la calidad, m¨¢s all¨¢ de la ley, les viniera bien echar un vistazo a estas aulas. Pocas, claro, que as¨ª nos van los tiempos; pero buenas.
Jaume Mart¨ªnez Bonaf¨¦ es profesor de la Universidad de Valencia.
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