?Hay que seguir dejando para ma?ana la educaci¨®n para todos?
Hace ya dos a?os que, por iniciativa de la Unesco, se celebr¨® el Foro Mundial sobre la Educaci¨®n en Dakar. Corr¨ªa el mes de abril de a?o 2000. Ahora, al cabo del bienio transcurrido, ha llegado el momento de hacer un balance que forzosamente ha de ser provisional. No cabe duda alguna de que queda mucho por hacer para alcanzar las metas que nos hab¨ªamos fijado. En el Marco de Acci¨®n de Dakar, entre los seis objetivos que se asignaron a la comunidad internacional, figuran dos que merecen ser recordados en especial. El primero es que debemos 'velar por que antes del a?o 2015 todos los ni?os, y sobre todo las ni?as y los ni?os que se encuentran en situaciones dif¨ªciles y los pertenecientes a minor¨ªas ¨¦tnicas, tengan acceso a una ense?anza primaria gratuita y obligatoria de buena calidad y la terminen'. El segundo consiste en que hemos de 'aumentar en 50% de aqu¨ª al a?o 2015 el n¨²mero de adultos alfabetizados, en particular mujeres, y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educaci¨®n b¨¢sica y la educaci¨®n permanente'.
'Hay 100 millones de ni?os que deber¨ªan estar escolarizados en primaria y siguen sin ir a la escuela'
Ahora bien, todav¨ªa hay en el mundo 868 millones de adultos analfabetos. Bien es cierto que la proporci¨®n relativa de analfabetos se ha reducido considerablemente y deber¨ªa seguir disminuyendo. En efecto, el porcentaje de analfabetos se redujo de un 30,8% en 1980 a un 22,8 % en 1995, y en 2010 deber¨ªa representar un 16,6%. No obstante, a causa del incremento de la poblaci¨®n mundial, la cantidad de analfabetos se ha mantenido incre¨ªblemente estable en torno a la cifra de 890 millones entre 1980 y 1995, aunque luego haya empezado a disminuir a un ritmo que estimamos demasiado lento. Adem¨¢s, hay 100 millones de ni?os que deber¨ªan estar escolarizados en la ense?anza primaria y siguen sin ir a la escuela, o simplemente se ven en la imposibilidad de acudir a ella.
Vemos, pues, cu¨¢n inconmensurable es la tarea que nos espera. En el transcurso de las dos generaciones venideras vamos a tener que afrontar a un tiempo el problema sin solucionar que nos ha legado el siglo XX -la educaci¨®n para todos- y los retos que nos plantea el siglo XXI, a saber: la educaci¨®n para todos a lo largo de toda la vida y la construcci¨®n de sociedades del saber. Con esos retos tienen que enfrentarse todas las sociedades sin excepci¨®n, habida cuenta de que incluso en las naciones m¨¢s ricas los sistemas educativos no logran garantizar una alfabetizaci¨®n duradera de la poblaci¨®n. Los estudios realizados nos muestran que m¨¢s de la d¨¦cima parte -y en muchos casos una quinta parte- de la poblaci¨®n de los pa¨ªses industrializados se ve afectada por el analfabetismo funcional, es decir, que es incapaz de leer y escribir -comprendi¨¦ndola- una breve exposici¨®n de hechos relacionados con la vida cotidiana.
Por lo tanto, es m¨¢s preciso que nunca abrir los ojos y movilizarnos, porque la educaci¨®n para todos s¨®lo ser¨¢ una realidad cuando todos nos tomemos a pecho esta tarea. No se debe considerar que el Foro de Dakar fue 'una conferencia como tantas otras m¨¢s' y no se debe 'seguir dejando para ma?ana' la Educaci¨®n para Todos.
Para la Unesco, la educaci¨®n para todos es una misi¨®n primordial y, personalmente, me he empe?ado en hacer de ella una actividad prioritaria, porque la educaci¨®n es un derecho fundamental de la persona proclamado en la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos y en los Pactos Internacionales relativos a los derechos humanos, que tienen valor de tratados. De ah¨ª que los Estados tengan la obligaci¨®n de perseguir el objetivo de lograr la educaci¨®n para todos.
La educaci¨®n para todos es algo m¨¢s que un mero objetivo ambicioso, es una ambici¨®n ¨¦tica que apuesta por la dignidad del ser humano. Actualmente, la noci¨®n de alfabetizaci¨®n no se reduce al conocimiento de la lectura, la escritura y la aritm¨¦tica elemental. En efecto, la educaci¨®n ha de abrir el acceso a competencias te¨®ricas y pr¨¢cticas que permitan la integraci¨®n en la sociedad y, adem¨¢s, tiene que ser una escuela de democracia porque el mejor baluarte de ¨¦sta lo constituyen los ciudadanos formados y responsables. Asimismo, la educaci¨®n ha de ser accesible en todas las etapas de la vida para dar una 'segunda oportunidad' a los excluidos y permitir que todas las personas se adapten a la evoluci¨®n del mundo y de su entorno profesional. Primero hay que facilitar el acceso a los conocimientos necesarios y luego hay que ofrecer a lo largo de toda la vida, tanto en la escuela como mediante la educaci¨®n extraescolar y no formal, los 'ant¨ªdotos contra el desaprendizaje' a los que se refer¨ªa Roberto Carneiro en la obra Les cl¨¦s du XXIe si¨¨cle (Las claves del siglo XXI).
Tenemos la convicci¨®n de que el esfuerzo en pro de la educaci¨®n para todos s¨®lo ser¨¢ fruct¨ªfero si ¨¦sta se integra en los programas nacionales de desarrollo y de lucha contra la pobreza. En efecto, hoy en d¨ªa se admite universalmente la existencia de un v¨ªnculo esencial entre esa lucha y la educaci¨®n y el desarrollo. Por eso, actualmente los primeros destinatarios de la Educaci¨®n para Todos deben ser los pobres y los excluidos, y m¨¢s concretamente las mujeres y las ni?as, tan a menudo apartadas de la escuela, as¨ª como los grupos marginados.
No frustremos m¨¢s las esperanzas y dejemos de aplazar continuamente la acci¨®n. A este respecto, se han producido ¨²ltimamente algunos signos alentadores. Me refiero, en especial, al hecho de que el Banco Mundial haya publicado hace algunas semanas una primera lista de 23 pa¨ªses -donde se concentra m¨¢s de la mitad de los ni?os sin escolarizar del planeta- que van a poder beneficiarse de un 'programa acelerado' (fast track) en materia de educaci¨®n para todos. Asimismo, pienso en los compromisos prometedores contra¨ªdos recientemente en la Cumbre del G-8 celebrada en Canad¨¢ con respecto a la financiaci¨®n de la educaci¨®n para todos. Invertir en la educaci¨®n equivale a invertir en el ¨¦xito y a construir nuestro futuro. Todos juntos -gobiernos, organizaciones internacionales, protagonistas de la vida social, organizaciones no gubernamentales, asociaciones, empresas privadas y ciudadanos- lograremos realizar esta tarea.
Tambi¨¦n tenemos que pensar en el mundo posterior al 11 de septiembre y decirnos que invertir en la educaci¨®n es invertir en la seguridad nacional e internacional. En efecto, tal como ha puesto de relieve Jacques Delors, la educaci¨®n se basa en cuatro pilares fundamentales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. La educaci¨®n para todos es el mejor cimiento de la paz entre las naciones y dentro de cada naci¨®n. ?Estamos dispuestos por ventura a pagar el precio de la paz? Abraham Lincoln sol¨ªa decir a los que aduc¨ªan que la educaci¨®n resultaba cara: '?Muy bien, se?ores, prueben la ignorancia si prefieren!'.
Koichiro Matsuura es director general de la Unesco. Este art¨ªculo resume la intervenci¨®n del autor en la sesi¨®n de los Coloquios del Siglo XXI, organizados recientemente en la Unesco.
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