El baile gitano de otra Amaya
Juana Amaya, de Mor¨®n, se pone por primera vez al frente de compa?¨ªa propia. Y titula el espect¨¢culo Yo misma, Juana Amaya, como si quisiera decir atenci¨®n, que yo tambi¨¦n estoy aqu¨ª. Y est¨¢, efectivamente. Se ha trabajado durante a?os un sitio en el baile flamenco de raza, por derecho, como aquella Carmen Amaya de memoria imperecedera. No voy a ir m¨¢s lejos en las comparaciones, por ociosas.
Juana hizo fundamentalmente dos temas: siguiriyas y soleares. Siguiriyas con pantal¨®n, lo que exige mucho m¨¢s al cuerpo porque nada enmascara posibles errores. Bailar as¨ª es muy dif¨ªcil, y Amaya lo hace sin perder la cara al p¨²blico, con vigor y limpieza, y dando un extraordinario valor a las manos. Las mismas virtudes que vimos en las soleares, en las que quiz¨¢s se dej¨® ir m¨¢s por su temperamento y su entrega. Pero en ellas alcanz¨® partes de enorme emoci¨®n, sobre todo cuando Juana la de Revuelo se solt¨® el pelo para cantarle y entablaron un duelo de jondura.
Yo misma, Juana Amaya
Baile: Juana Amaya, Rafael Campallo, Andr¨¦s Pe?a. Cante: Juana la de Revuelo, Enrique el Extreme?o y Juan Jos¨¦ Amador. Toque: Paco Fern¨¢ndez, Mart¨ªn Chico, Rom¨¢n. Percusi¨®n: Juan Ruiz. Teatro Lope de Vega, Sevilla, 29 de septiembre.
Pero Amaya bail¨® excesivamente largo. Lo de medir los tiempos es problema de muchos flamencos. Largas fueron tambi¨¦n las buler¨ªas por sole¨¢ de Pe?a, y las alegr¨ªas de Campallo, aunque los dos lo hicieran bien. Hubo buen toque y buen cante, pero el concepto del espect¨¢culo fue convencional, otro problema frecuente en el arte flamenco. Un n¨²mero detr¨¢s de otro, sin m¨¢s, y varios de ellos ya vistos reiteradamente, tampoco es muy creativo. Por a?adidura, las luces fueron un disparate de discoteca.
Babelia
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