Amenazas contra la vida privada y las libertades
LAS AMENAZAS QUE PROCEDEN del ciberespacio son tan antiguas como la red. Ahora el gobierno estadounidense ha lanzado un llamado a los internautas de ese pa¨ªs para que se movilicen (ver Ciberp@¨ªs del 26 de septiembre) con el fin de garantizar su seguridad. Desde el punto de vista de los usuarios, sin embargo, el cuadro quedar¨ªa incompleto si nos olvid¨¢ramos de agregar las amenazas contra de las libertades provocadas por las medidas adoptadas por las propias autoridades.
Entre los ejemplos m¨¢s evidentes est¨¢n las c¨¢maras de vigilancia, instaladas cada vez en mayor n¨²mero de lugares p¨²blicos. En febrero de este a?o ya hab¨ªa 25 millones de c¨¢maras repartidas en el mundo entero, de las cuales dos millones en los Estados Unidos. Bill Brown, defensor neoyorquino de la privacidad, afirma haber localizado m¨¢s de 5.000 c¨¢maras en Manhattan. De promedio, graban 75 veces al d¨ªa la imagen de un transe¨²nte (300 veces en el centro de Londres).
En este final de 2002, la triste verdad es que nos vigila 'Big Brother' y el resto de su familia. En Estados Unidos, el riesgo de verlos colaborando es cada d¨ªa mayor.
Un estudio de Electronic Privacy Information Center (EPIC), con sede en Washington, y la Privacy International (PI), una organizaci¨®n brit¨¢nica, mostr¨® que desde septiembre de 2001 ha habido un aumento de la vigilancia de las personas y de las comunicaciones, as¨ª como un debilitamiento de la protecci¨®n de los datos.
Muchos pa¨ªses han adoptado nuevas medidas espec¨ªficas (Austria, Francia, Singapur, y EE.UU). La Uni¨®n Europea ha aprobado normas restrictivas sobre Internet y las telecomunicaciones. Seg¨²n el informe de EPIC: 'Pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses que modificaron su legislaci¨®n extendieron las facultades de los organismos encargados de la seguridad y del cumplimiento de la ley para interceptar comunicaciones, modificaron los poderes de allanamiento e incautaci¨®n y aumentaron el tipo de datos a los que pueden acceder'.
En EE UU, el texto m¨¢s delicado es el Patriot Act del 26 de octubre, que ampl¨ªa las facultades del Ministerio de Justicia para escuchar conversaciones telef¨®nicas y vigilar la navegaci¨®n en la red. La Electronic Frontier Foundation dice: 'Con esta ley se le han dado nuevos poderes tanto a los organismos encargados de la aplicaci¨®n de la ley como a las agencias internacionales de inteligencia, y se han eliminado las normas de equilibrio que anteriormente le daban a los tribunales la posibilidad de evitar el abuso de dichos poderes. La mayor¨ªa de estas normas de equilibrio fueron instauradas tras comprobarse casos de extralimitaci¨®n en el uso de los poderes de vigilancia'.
La tendencia es tan marcada que, en julio pasado, Daniel Kurtzman, cronista del San Francisco Chronicle propuso c¨¢usticamente que se denunciara a Bush ante la justicia por plagio. 'Parece que est¨¢ tomando prestadas, o acaso rob¨¢ndole abiertamente, las ideas a George Orwell', afirma el autor. 'En la novela '1984' era tal el poder del Estado sobre la mente de la gente que finalmente todos terminaron amando al Big Brother. Quiz¨¢s dentro de un tiempo nos suceda lo mismo'.
Hace algunos a?os, en pleno auge de los puntocom, John Markoff, del New York Times, lanz¨® la idea de que el peligro ya no ven¨ªa del Big Brother sino m¨¢s bien de las little sisters, es decir, de las empresas privadas que, por razones comerciales, se tomaban el derecho de informarse sobre nuestros gustos, para ofrecernos productos frente a los cuales ser¨ªamos incapaces de resistirnos.
En este final de 2002, la triste verdad es que nos vigila toda la familia. Y, por lo menos en los Estados Unidos, el riesgo de verlos colaborando (voluntariamente o animados por las autoridades) es cada d¨ªa mayor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.