Algunas gotas de gran cine de acci¨®n
Se devora Minority report. Se pasa muy bien vi¨¦ndola. Es una pel¨ªcula llena de im¨¢genes ingeniosas, aunque, si se tiene en cuenta la mugre que narran, a veces resultan pulidas y algo tocadas de brillantina. Se mueve la trama sobre una secuencia trepidante primorosamente hecha. No da respiro a las ganas de entrar en los meandros urbanos y las oscuridades an¨ªmicas del viejo juego del thriller. 'Quiero que recuerde a El halc¨®n malt¨¦s', dicen que dijo Steven Spielberg cuando la filmaba. Y deja ver destellos de aquel prodigio; y de otros enclaves gen¨¦ricos, como Yo soy un fugitivo, El sue?o eterno, El golpe, Blade Runner, junto homenajes a Sam Fuller y Robert Ryan, al Rouben Mamoulian de El signo del zorro y al Stanley Kubrick de La naranja mec¨¢nica. Pero, por desgracia, tambi¨¦n tiene dentro ecos del patinazo de A. I. y este indicio de blandura y caramelo no casa con el buscado, y finalmente rebuscado, parentesco con la genial y austera obra maestra de Hammett, Bogart y Huston.
MINORITY REPORT
Direcci¨®n: Steven Spielberg. Gui¨®n: Scott Frank, Jon Cohen, basado en el relato de Philip K. Dick. Int¨¦rpretes: Tom Cruise, Samantha Morton, Colin Farrell, Max von Sydow. G¨¦nero: thriller. Estados Unidos, 2002. Duraci¨®n: 145 minutos.
La aventura de Minority report es imaginativa, pero se resiente de la imprecisi¨®n que da a una pantalla el uso calculado de lo enga?oso o, endureciendo el t¨¦rmino, de lo tramposo. Porque en esta brillante y a ratos excelente pel¨ªcula de acci¨®n hay pretensiones de algo m¨¢s que un noble ejercicio de alta pericia para montar un espect¨¢culo gen¨¦rico, pero tales pretensiones se quedan un paso m¨¢s ac¨¢ de donde quieren llegar. Spielberg busca sobrepasar el espect¨¢culo y alcanzar calidades y cualidades de idea, de diagn¨®stico de interioridades del mundo futuro que alimentan nuestros sue?os y, sobre todo, de nuestras pesadillas; y no llega. Su filme es un buen espect¨¢culo, pero como idea tiene el vuelo corto.
Procede Minority report de un cuento del escritor de Blade Runner, Philip Dick, y la met¨¢fora que lo nutre est¨¢ tejida, como el filme de Ridley Scott, con hilos de pesimismo duro, que son los m¨¢s f¨¦rtiles de cuantos se usan para tejer ficciones futuristas cre¨ªbles, y que aqu¨ª trenzan una imagen de gran, de terrible negrura. Spielberg logra representar la imagen pero no dar cuerpo a la idea que sostiene a esa imagen. Es la imagen de la desaparici¨®n -hacia la mitad de este siniestro siglo- de la vida privada, umbral de extinci¨®n de la vida subjetiva. Minority report nos mete as¨ª en la boca del lobo del Apocalipsis considerado no en su boba acepci¨®n de cat¨¢strofe estruendosa sino en el inquietante silencio del callado mecanismo, explorado por George Orwell, de la disoluci¨®n de la conciencia y la libertad.
La met¨¢fora que alimenta a Minority report es poderosa: el descubrimiento de mentes que ven materialmente el futuro y abren una v¨ªa para hacer de ¨¦l un territorio domesticado. La jugosidad de la hip¨®tesis argumental es grande y Minority report elige una veta muy rica para desarrollar un thriller, la de que el crimen puede descubrirse antes de que ocurra. Spielberg saca de esta fascinante hip¨®tesis jugo de espect¨¢culo, pero, siguiendo en falso las huellas de El halc¨®n malt¨¦s, degrada estas pretensiones y las hace pretenciosas, de manera que, junto a escenas formidables, mueve t¨®picos y saca az¨²car del zumo amargo de un asunto negro cuya mec¨¢nica maneja muy bien, pero al que no sabe dar alma.
Y hay gotas de cine para recordar en esta gran e irregular obra. Y merecen guardarse maravillas como la gran fuga de Tom Cruise, que deja en rid¨ªculo a su Misi¨®n imposible, y que es jalonada por movimientos de c¨¢mara esplendorosos, que la convierten en una de las grandes secuencias de persecuci¨®n del cine; y el golpe o giro de la mujer del invernadero, que hace crecer a una pel¨ªcula que parec¨ªa ya destinada a estancarse; y el desconcertante ritmo quebrado del desenlace; y muchas otras joyas del ingenio visual de Spielberg, escondidas bajo un filme muy ambicioso y m¨¢s endeble de lo que parece.
Babelia
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