'Toda colecci¨®n es un aprendizaje'
Una d¨¦cada despu¨¦s del estallido de la burbuja de los ochenta, que convirti¨® a los pintores de deriva neoexpresionista -Baselitz, Penck, Schnabel, Basquiat, Barcel¨®- en verdaderos surtidores de fingidas bromas pict¨®ricas, Bruno Bischofberger es de los que piensan, con William Blake, que 'donde existe la perspectiva del dinero, el arte no puede seguir adelante'. Lo que importa, seg¨²n su parad¨®jico juicio, no es el mercado, ni siquiera la actitud period¨ªstica, ni la cr¨ªtica, sino el ethos del coleccionista, capaz de sustraerse al s¨ªndrome de la obra maestra como fortuna y entregarse ¨²nicamente al intangible erotismo de la propiedad.
Pero el aut¨¦ntico y 'expresivo' toque de este suizo (Z¨²rich, 1940) est¨¢ en su capacidad para la paciencia, una cualidad heredada de la obsesi¨®n -quiz¨¢ puramente jud¨ªa- por la indestructibilidad, lo que convierte su oficio casi en una religi¨®n. Arrollador y locuaz, Bischofberger ofrece al entrevistador la chispa permanente de su carisma y una sorprendente capacidad para transmitir su confianza en el llamado 'artefacto cultural'. Los que le conocen bien afirman que siempre tiene algo importante que ofrecer, desde figuras africanas, vasos escandinavos, fotograf¨ªa hist¨®rica, artes decorativas o los ¨²ltimos de Basquiat. 'Bruno tiene algo especial. Si pasa algo en alg¨²n sitio, ¨¦l es el primero en detectarlo. No s¨¦ c¨®mo consigue la informaci¨®n', dijo en una ocasi¨®n Jiri Georg Dokoupil, un artista que trabaja en exclusiva para Bischofberger, junto a Barcel¨®, Bidlo y Cucchi.
'En la historia del arte ha habido grandes artistas que han tenido malos cr¨ªticos, un ejemplo es Andy Warhol'
Tras la muerte de Leo Castelli (dicen que en su etapa m¨¢s cr¨ªtica el marchante norteamericano le vendi¨® buenos warhols y basquiats a precio de lote) y el suicidio profesional de Paul Maenz en Colonia a principios de los noventa a Bischofberger se le considera uno de los dealers m¨¢s influyentes, si no el m¨¢s, del mundo del arte. Empez¨® con apenas catorce a?os alquilando una habitaci¨®n que le sirvi¨® de galer¨ªa en una peque?a granja que le dej¨® su abuelo. Hoy, su peque?o despacho en Z¨²rich es un aut¨¦ntico lobby econ¨®mico y su agenda vale tanto como un rothko. 'Me gusta poseer objetos de las grandes culturas. Mi profesi¨®n es un aprendizaje', afirma. 'Nunca he especulado con el trabajo de mis artistas. El aforismo de los ochenta, que afirmaba que 'el precio justo de una obra era el m¨¢s alto al que pod¨ªa acceder a pagar un coleccionista', no me sirve'.
A Miquel Barcel¨® le adora, y el mismo amor siente por Chia, Clemente, Cucchi o Tatafiore, representantes de la 'transvanguardia', la corriente que Bonito Oliva defini¨® como 'el transiberiano del arte', porque 'no s¨®lo recorre las opciones y los lenguajes hist¨®ricos de las vanguardias, sino tambi¨¦n las ra¨ªces culturales de las regiones europeas'. Bischofberger no se complica tanto: 'La transvanguardia no es ni m¨¢s ni menos que la traducci¨®n al italiano de la posmodernidad'. El marchante suizo lleg¨® al Artium de Vitoria hace unos d¨ªas para presentar los dibujos de Enzo Cucchi.
PREGUNTA. ?Hasta qu¨¦ punto los galeristas se sienten responsables de que el artista haya entregado su alma al mefist¨®feles financiero?
RESPUESTA. El mercado actual no es muy diferente al que exist¨ªa en el siglo XVIII. El tiempo del mercado no ha de ser medido en d¨¦cadas, sino en cientos de a?os. Yo compro y vendo obras de hace 20, 40 y 70 a?os, y tambi¨¦n antig¨¹edades. Naturalmente trabajo con artistas en tiempo real y s¨¦ cuando una obra se vende m¨¢s o menos f¨¢cilmente. A pesar del boom de los ochenta, creo que el mercado no ha cambiado sustancialmente. Las personas que verdaderamente vivimos con pasi¨®n el mundo del arte compramos con sabidur¨ªa y en funci¨®n de nuestro gusto particular, y no jugamos a especular.
P. La Documenta 7 de Rudi Fuchs (1982) supuso el afianzamiento internacional de las corrientes neoexpresionistas y figurativas. Como hombre interesado en la pintura de los ochenta, qu¨¦ le parece el poco protagonismo de las t¨¦cnicas tradicionales en la pasada Documenta 11? ?Cree que Enwezor, y su predecesora en Kassel, Catherine David, tienen una responsabilidad en el mercado actual, como la tuvo Fuchs en los ochenta?
R. No pude ir a Kassel, no es porque no me interese la Documenta, sino porque he trabajado much¨ªsimo para preparar la exposici¨®n de Cucchi. Piense que llevo 40 a?os como galerista y debo empezar a tomarme las cosas con m¨¢s calma, tengo demasiados asuntos que poner en marcha y muchos artistas de los que me debo ocupar. Viajo mucho, a veces en un mismo d¨ªa estoy en dos vernissages. Pero puedo decirle algo: el arte de la ¨²ltima Documenta lo defiendo como defiendo cualquier obra art¨ªstica. Me gusta la vanguardia, me parece muy interesante el v¨ªdeo, el arte electr¨®nico, las instalaciones... me encanta la fotograf¨ªa. Estos formatos gustan en los museos de todo el mundo, bien porque son m¨¢s f¨¢ciles de instalar, bien porque les cuesta poco dinero exponerlos. En este sentido creo que el papel de Enwezor y David es decisivo. Pero no por ello debemos considerar la pintura como algo anacr¨®nico. Son diferentes formatos. Piense que a lo largo de la historia ha habido muchos fot¨®grafos que han trabajado no para el mercado, sino para intereses particulares, para el periodismo, haciendo retratos... Sin embargo, el sue?o de todo gran fot¨®grafo siempre ha sido el de ser un gran pintor.
P. ?C¨®mo discriminar, entre tanta inflaci¨®n de artistas?
R. Durante cuarenta a?os he intentado adivinar qu¨¦ obras y qu¨¦ artistas pasar¨ªan a la historia del arte, esos artistas que por s¨ª mismos crean un estilo e influyen en los dem¨¢s artistas de su generaci¨®n. Es dif¨ªcil, son poqu¨ªsimos. Desde los a?os sesenta hasta los ochenta, creo que quiz¨¢ sean uhmmmmm, 10. Y de los noventa, pues uno, m¨¢ximo.
P. D¨ªgame qui¨¦n.
R. Damien Hirst. Y Matthew Barney, lo encuentro muy interesante, ese mundo tan personal, tan surrealista y tan literario que tienen sus pel¨ªculas. Y, en general, me interesan Gober, Nauman, Cindy Sherman, Longo... En estos ¨²ltimos treinta a?os he visto nacer a gran cantidad de p¨²blico que se interesa por el arte y que comienza a hacer sus peque?as adquisiciones. Es un fen¨®meno social. Mucha gente tiene la obsesi¨®n de encontrar un artista joven que sea pegadizo, que cueste todav¨ªa poco para hacerse una colecci¨®n. Y cuando el artista empieza a sonar, se lanzan a comprar como locos y los precios suben espectacularmente. En los ochenta esto fue incre¨ªble.
P. ?C¨®mo es su relaci¨®n con Barcel¨®?
R. Barcel¨® es un gran artista y, sobre todo, un gran trabajador. He viajado mucho con ¨¦l, no le interesan lo que dictan las modas, en contra de lo que pueda parecer, le interesa el arte de los museos, de las iglesias, el suyo propio del taller. Es un hombre modesto. Y nunca me ha pedido que suba el precio de su obra, es m¨¢s, hablamos poqu¨ªsimo del precio de los cuadros, siempre lo he tratado con gran cuidado, los barcel¨®s que he vendido siempre han sido a un precio muy modesto. Otra cosa es que los dem¨¢s hayan especulado despu¨¦s, en las subastas siempre hay alguien dispuesto a subir el precio. Para m¨ª es m¨¢s importante colocar la obra de un artista en una buena colecci¨®n. Prefiero vender por menos un buen barcel¨® a un buen coleccionista o a un buen museo que a un comprador que me d¨¦ el triple por esa pieza. Y cuando lo hago, ¨¦ste ha de firmar un contrato que la obra no la vender¨¢ en el plazo de seis a?os, as¨ª me aseguro que no va a subir los precios. Detesto a los especuladores. No creo en los vaivenes del mercado, pero s¨ª en el arte. El arte tiene una vida larga y es lo que me mantiene en esta profesi¨®n.
P. La pr¨®xima edici¨®n de Arco tiene como pa¨ªs invitado a Suiza. ?Sigue de cerca a los creadores de su pa¨ªs?
R. Creo que hay una generaci¨®n interesante de artistas de mediana edad e incluso j¨®venes. Y me sorprende. Suiza es un pa¨ªs muy peque?o, y tiene un arte m¨¢s interesante que el de otros pa¨ªses con m¨¢s tradici¨®n, por ejemplo, Francia. Par¨ªs tuvo su momento. Y ha perdido el tren. Hoy, la capital 'secreta' del arte es Nueva York, all¨ª se cuece todo y tiene las mejores galer¨ªas del mundo.
P. ?Le interesa la cr¨ªtica de arte?
R. No mucho, creo que no hay buenos cr¨ªticos. El arte es una tentativa de hacer algo absoluto, por tanto el cr¨ªtico debe saber explicarlo, como lo hace un poeta. En la historia del arte ha habido grandes artistas que han tenido malos cr¨ªticos, un ejemplo es Andy Warhol. Me gusta Danto, pero ¨¦l hace filosof¨ªa del arte. Creo que el artista es el mejor cr¨ªtico.
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