El gran Par¨ªs de Victor Hugo

Durante todo este a?o, Francia conmemora a Victor Hugo. Aprovechando el bicentenario del nacimiento del autor de Los miserables y siguiendo descripciones literarias del hombre al que le gustaba deambular extasiado por las calles de Par¨ªs -y al que algunos llamaron el viajero visionario-, se ha organizado un itinerario singular con parada en la casa-museo del poeta, creada en 1902.

Victor Hugo tuvo dos residencias: el hotel de Rohan Gu¨¦m¨¦n¨¦e, en la plaza de los Vosgos, en Par¨ªs, que alquil¨® durante 16 a?os (entre 1832 y 1848), y una mansi¨®n de tipo colonial en Hauteville House, en las islas del Canal, donde vivi¨® 14 a?os de su largo exilio (que se extendi¨® entre los a?os 1851 y 1870).

La casa parisiense

En la casa-museo, a pocas manzanas de la emblem¨¢tica Bastilla, se instal¨® con su mujer, Adela Foucher, y sus cuatro hijos. En el sal¨®n que da al jard¨ªn, c¨¦lebre por su simetr¨ªa perfecta y antigua plaza real, recibi¨® a Lamartine, Sainte Beuve y M¨¦rim¨¦e, entre otros, y escribi¨® obras mayores como La voz interior, Los cantos del crep¨²sculo y gran parte de Los miserables, ¨¦poca f¨¦rtil del poeta en la que deviene acad¨¦mico y diputado. La visita del apartamento est¨¢ organizada seg¨²n tres etapas biogr¨¢ficas: antes, durante y despu¨¦s del exilio. La C¨¢mara de los Retratos evoca su juventud. El sal¨®n, de inspiraci¨®n medieval, expone manuscritos, dibujos suyos, condecoraciones e ilustraciones de toda su obra literaria. En la segunda planta, de 280 metros cuadrados, renovada con motivo del primer centenario del romanticismo, est¨¢ reconstruido fielmente el comedor chino y el dormitorio con la cama, un curioso catre de peque?a longitud -'entonces la gente no dorm¨ªa completamente estirada'- donde muri¨®. La presencia fantasmag¨®rica de su hija Leopoldine, la preferida de Hugo, ahogada accidentalmente junto a su marido en Villequier siete meses despu¨¦s de casarse, ocupa gran parte del espacio con una tristeza inconmesurable encarnada en objetos, retratos y cartas.

La mansi¨®n de Hauteville House, en la isla anglo-normanda de Guernesey, est¨¢ conservada ¨ªntegramente. Hugo la compr¨® gracias al ¨¦xito de ventas de sus Contemplaciones. Inmenso caser¨®n estilo corsario con un bello jard¨ªn con vistas al oc¨¦ano. 'Es como un verdadero aut¨®grafo de tres pisos, un poema repartido en varias habitaciones', dijo de ella Charles, el hijo del escritor, haciendo referencia a la riqueza decorativa.

A Victor Hugo le encantaba pasear 'pensativo y tranquilo' por Par¨ªs. Sent¨ªa fascinaci¨®n por los edificios y monumentos construidos con piedra 'dotada de una presencia ardiente'. A trav¨¦s de toda su obra, siempre invoc¨® Par¨ªs como la ciudad natal de su esp¨ªritu. El escritor defini¨® as¨ª Notre Dame: 'Una vasta sinfon¨ªa hecha con piedra, invenci¨®n humana fecunda y poderosa como la creaci¨®n divina, a la cual parece haber hurtado el doble car¨¢cter de su variedad y eternidad'.

Una ruta de 21 estampas

Hugo ha dado descripciones preciosistas de muchos lugares de Par¨ªs. Resultado de sus innumerables paseos, este trazado configura un perfil arquitect¨®nico y rural de la metr¨®poli francesa. Saliendo desde la casa del Centauro o la calle de Carlomagno, hasta la encrucijada de Saint Antoine, pasando por el hotel Sully, la estatua de Luis XIII y la calle de S¨¦vign¨¦, la ruta de Hugo -organizada por el Ministerio de Cultura y recogida en un folleto con mapa- propone un itinerario en 21 etapas que ocupa una hora y media (la ruta se realiza de martes a s¨¢bado, cuesta 7,50 euros por persona y es imprescindible reservar con antelaci¨®n). Al pie de cada hermosa -o gloriosa- obra urbana, Victor Hugo exalt¨® o melancoliz¨® con su pluma un peregrinaje literario cuya perspectiva exige que 'el ojo escuche' la extra?eza familiar que propone toda visi¨®n flotante y alucinada de la belleza.

A su muerte, acaecida en 1885, dos millones de parisienses le rindieron el ¨²ltimo adi¨®s acompa?ando el s¨¦quito funerario desde el Arco de Triunfo hasta el Pante¨®n. Para este novelista, poeta, panfletario, defensor de los comuneros y los humildes, hostil a la pena de muerte, abogado de Napole¨®n le Petit, militante de la Rep¨²blica, enamorado a la vez del misterioso g¨®tico, de la abundancia del barroco y del sobrio cl¨¢sico, tener una casa magn¨ªfica en una ciudad no menos espl¨¦ndida era una forma de dejar alguna leyenda del entusiasmo hacia ella y el siglo. Por la voz de su personaje Hugolino, como para cualquier primer visitante, Par¨ªs aparece como 'una ciudad modelo, el patr¨®n de las capitales bien hechas, centro de esp¨ªritus y patria augusta de la que todos quieren obtener una copia'. El fruto de una maravillosa composici¨®n.