T¨¦cnica y humanismo
No puede decirse que haber conocido s¨®lo a dos generaciones de gustavos-gili sea mucho para hablar de una saga editorial, pero como que las dos conocidas parecen entroncarse del modo m¨¢s natural con las varias generaciones que han definido a esta casa editorial de Barcelona -con las m¨¢s antiguas, pero tambi¨¦n con las m¨¢s j¨®venes-, aqu¨¦llas han de permitir, sin margen de error, emitir un juicio general de la trayectoria profesional de esta familia.
De los Gili cabr¨ªa decir lo mismo que evoca el curr¨ªculum y las intenciones de algunos de los m¨¢s grandes impresores y editores de Europa en el siglo XX, que es hasta hoy el m¨¢s importante siglo en que se han acendrado las iniciativas de este linaje de fabricantes y amantes de los libros: m¨¢s all¨¢ del perfil de sus colecciones, corre una idea de lo que ha sido necesario editar en cada momento hist¨®rico; por encima del dise?o de sus publicaciones, vuela un concepto de la edici¨®n misma; entre los miles de libros llevados a la estampa, se desliza una actitud intelectual ejemplar, urbana y clara.
Quiz¨¢ alcanzara uno esta impresi¨®n, por vez primera, cuando Gustavo Gili Esteve, caballero de Barcelona, le invit¨® a conocer su biblioteca, en su casa de la calle de Princesa, en compa?¨ªa de otros barceloneses de no menor caballerosidad, miembros todos de una sociedad de bibli¨®filos: all¨ª, recostados preciosamente encima de un secreter de caoba, don Gustavo, hombre que se empolvaba todav¨ªa al viejo estilo dieciochesco, se pod¨ªa tocar de cerca, entre otras joyas, una extens¨ªsima colecci¨®n de bodonis, con ellos, el rar¨ªsimo Manuale Tipografico impreso en Parma, presso la Vedova, en 1818 (dos vol¨²menes en folio, con alfabetos en n¨²mero de 250, ejemplos de letras romana, griega, hebrea, g¨®tica alemana, cir¨ªlica y aun algunas orientales, y figuras matem¨¢ticas, astron¨®micas, signos cient¨ªficos, ruedas y filetes, y encima tres hojas plegadas con notas musicales, todo en papel v¨¦lin, en exigua tirada de 290 ejemplares).
Una visita como ¨¦sta, para la que Gustavo Gili hac¨ªa abrir las puertas de un incontable n¨²mero de salas alineadas, en perspectiva versallesca, todas amuebladas seg¨²n el gusto afrancesado, imperio unas, otras m¨¢s burguesas, le permit¨ªa a uno hacerse la idea m¨¢s cabal que quepa imaginar acerca de lo que lat¨ªa en el trasfondo de su profesi¨®n de editor. Como su padre, el arcaico Gustavo Gili Roig; de barbas todav¨ªa galdosianas, don Gustavo parec¨ªa tener de los libros la idea que habr¨ªa albergado cualquier orfebre de los tiempos apote¨®sicos del disegno en Italia: sin que se entendiera c¨®mo pod¨ªa hacerlo en tiempos tan profanos, Gustavo Gili acariciaba una idea de la impresi¨®n y la edici¨®n de libros muy parecida a la que exhibieron, ya no Bodoni y los grandes tip¨®grafos-editores del XIX, sino incluso los m¨¢s antiguos Jean de Meurs, Giuseppe Pavoni, Delalain, los Elzevir o los Didot (¨¦stos tambi¨¦n familias).
Luego de una visita as¨ª, como era tambi¨¦n el caso despu¨¦s de una visita a su hijo, Gustavo Gili Torra, en la sede de la editorial en la calle de Rosell¨® de Barcelona, parec¨ªa la cosa m¨¢s natural del mundo que los Gili hubieran editado algunos de los m¨¢s bellos libros escolares jam¨¢s impresos en Catalu?a; que hubieran impulsado aquella preciosa colecci¨®n dedicada a grandes ciudades no siempre tur¨ªsticas -Mallorca, Stuttgart, Bolonia, La Habana, Par¨ªs o Teher¨¢n-; que pusieran al alcance de los lectores en castellano la obra en prosa, en hormig¨®n, cristal o acero de Le Corbusier, Alvar Aalto o Kenzo Tange; que ofrecieran en su cat¨¢logo algunas de las mejores ediciones contempor¨¢neas de la obra sobre metal de Goya, Picasso o T¨¤pies; que impulsaran las colecciones vanguardistas, todav¨ªa imprescindibles, dedicadas al dise?o gr¨¢fico e industrial y a la fotograf¨ªa.
Esto revela el cat¨¢logo hist¨®rico de la casa Gustavo Gili: donde pudo haber nacido una editorial dedicada sin m¨¢s a la industria, la t¨¦cnica y la arquitectura, naci¨® un sello en el que la cultura contempor¨¢nea de la forma y el dise?o queda subsumida por la civilizaci¨®n mucho m¨¢s antigua, y m¨¢s noble, de la palabra escrita, la pulcra edici¨®n y la pasi¨®n human¨ªstica.
Jordi Llovet es catedr¨¢tico de Literatura Comparada de la Universidad de Barcelona.
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