La conquista de Roma
LA INCLUSI?N EN EL SANTORAL universal de san Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer, querida especialmente por el papa Juan Pablo II, representa la culminaci¨®n del tortuoso camino de asentamiento del Opus Dei en las estructuras del poder vaticano y de la Iglesia en general, una vez reconocida su influencia en el mundo cat¨®lico. El peso real de la Obra en Italia, donde cuenta con 4.000 miembros, y en el Vaticano, donde oficialmente s¨®lo tiene un pu?ado de afiliados, va mucho m¨¢s all¨¢ de las cifras. Es sintom¨¢tica la acogida entusiasta que la televisi¨®n p¨²blica y la mayor parte de la prensa italiana han dado al nuevo santo. Ya no se escuchan ni siquiera los ecos de las pasadas pol¨¦micas sobre su car¨¢cter, el secretismo de la instituci¨®n por ¨¦l creada o su particular inter¨¦s por las ¨¦lites. 'En Italia se ha entendido mejor el mensaje del Opus', dice un portavoz de la Obra resumiendo la buena posici¨®n alcanzada en estos a?os.
Son muchos los personajes de la vida p¨²blica italiana que, sin ser miembros, forman parte de un amplio espectro de simpatizantes de Escriv¨¢ de Balag¨¹er, como pronuncian en italiano. Desde Leonardo Mondadori (presidente de la editorial del mismo nombre) al escritor y entrevistador del papa Vittorio Messori, pasando por los ex presidentes de la Rep¨²blica Giulio Andreotti y Francesco Cosiga, o el ex brazo derecho de Silvio Berlusconi, Marcello dell'Utri, que lleg¨® a ser, aunque brevemente, miembro de la Obra. Pero no puede decirse que las simpat¨ªas est¨¦n s¨®lo a la derecha. ?C¨®mo juzgar si no la anunciada presencia en la ceremonia de hoy de varios pol¨ªticos del centro-izquierda? Algunos estar¨¢n por razones protocolarias, como el alcalde de Roma, Walter Veltroni, pero no deja de ser curiosa la asistencia del l¨ªder del Olivo, Francesco Rutelli, y de ex comunistas como M¨¢ximo d'Alema y Cesare
Salvi.
Tampoco en la jerarqu¨ªa de la Iglesia es abrumadora la presencia de hombres del Opus. Seg¨²n fuentes de su oficina de informaci¨®n, hay unos 20 obispos de la Obra en todo el mundo, el ¨²ltimo nombrado, el arzobispo de Valladolid, Francisco Gil Hell¨ªn, y un solo cardenal, el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani. A¨²n as¨ª, es significativo que hayan confirmado su presencia en la plaza de San Pedro para la ceremonia de hoy 23 obispos de M¨¦xico y una docena de prelados peruanos. En la Curia romana, el Opus Dei cuenta con dos personajes de alto rango, el obispo Juli¨¢n Herranz, presidente del Consejo Pontificio para la Interpretaci¨®n de los Textos Legislativos, y el portavoz del Papa, Joaqu¨ªn Navarro Valls, adem¨¢s de un pu?ado de minutantes (oficinistas) en diversas congregaciones, y un relator en la Congregaci¨®n de la Causa de los Santos. 'Muchos de ellos llevan a?os en estos puestos, por lo que no puede hablarse de una creciente influencia del Opus en la Curia', dice el postulador de la causa de
san Josemar¨ªa, monse?or Flavio
Capucci.
Apenas siete personas en la maquinaria de la Santa Sede parecen poca cosa para competir con instituciones de larga trayectoria hist¨®rica como la Compa?¨ªa de Jes¨²s. 'La influencia del Opus en la Curia es mucho mayor de lo que pueden aparentar los simples n¨²meros', comenta un religioso con conocimiento del engranaje vaticano que prefiere no dar su nombre y que cita entre los amigos de la Obra al cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano; al recientemente jubilado cardenal, Jorge Medina Est¨¦vez; al nuevo arzobispo de Mil¨¢n, Dionigi Tettamanzi; al cardenal espa?ol, Eduardo Mart¨ªnez Somalo, y, sobre todo, al secretario del Papa, el obispo Stanislaw Dziwisz.
Pero el Opus cuenta con una baza excepcional en el Vaticano. La m¨¢s importante: Karol Wojtyla. 'Es indudable que existe una sinton¨ªa enorme entre Juan Pablo II y el Opus Dei, y es l¨®gico porque la Obra le ha dado una gran vivacidad a la Iglesia. Adem¨¢s est¨¢n siempre dispuestos a sacarle las casta?as del fuego al Vaticano; a sufragar gastos, por ejemplo', opina la misma fuente.
La llegada de Wojtyla al trono de Pedro ha marcado un cambio de rumbo esencial en la fortuna vaticana del Opus. Escriv¨¢ de Balaguer lleg¨® a Roma en junio de 1946, y hasta 1982, es decir, siete a?os despu¨¦s de su muerte, ocurrida el 26 de junio de 1975, la Obra no obtuvo el estatus que su fundador persigui¨® con ah¨ªnco desde el principio, la Prelatura personal.
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