40 a?os protegidos por James Bond
El mito del cine de esp¨ªas lo celebra con buena salud y una nueva pel¨ªcula, 'Morir otro d¨ªa'
Impecable, activo y atractivo, fiel a los servicios de su majestad, James Bond cumple 40 a?os. El mito del cine de esp¨ªas sigue llevando gente a las salas de cine despu¨¦s de que lo hayan encarnado cuatro actores desde que apareciera en las pantallas Sean Connery con 007 contra el Dr. No. Le han sustituido en el papel Roger Moore, Timothy Dalton y ahora Pierce Brosnan, que est¨¢ a punto de estrenar una nueva entrega. Se titula Morir otro d¨ªa, y cuenta con una espectacular chica Bond: Halle Berry.
Hace ya 40 a?os que naci¨® al cine James Bond, el agente secreto brit¨¢nico con licencia para matar. Cuarenta a?os en 20 pel¨ªculas de ¨¦xito. No hab¨ªa habido algo parecido, ni siquiera en aquellas pel¨ªculas por episodios de los cuarenta que manten¨ªan en vilo a los espectadores, semana tras semana. La comparaci¨®n viene a cuento puesto que buena parte de los aciertos de las pel¨ªculas de James Bond se debe a aquellas ingenuas y divertidas peliculitas de aventuras.
Un h¨¦roe frente a la maldad. Si un enemigo de la humanidad quiere destruir el mundo o parte de sus riquezas, Bond, defensor de la civilizaci¨®n occidental, se le enfrentar¨¢ y lo vencer¨¢. The end. Una y otra vez. Pueden cambiar las caracter¨ªsticas del enemigo, sovi¨¦ticos en una ¨¦poca, asi¨¢ticos en otra, magnates iluminados. Pero el esquema es tan inamovible como oportuno respecto a la situaci¨®n pol¨ªtica de cada momento. ?Se enfrentar¨¢ 007 en su siguiente pel¨ªcula con el inventado peligro ¨¢rabe?
A James Bond, con licencia para matar, no le afecta la identidad del enemigo: ¨¦l es funcionario apol¨ªtico. M¨¢s le interesan las mujeres, el placer de la buena comida, su Dom Perignon del 56 a una temperatura inferior a cuatro grados: lo contrario, dice, es como o¨ªr a The Beatles sin taparse los o¨ªdos. Entiende de perfumes, de buena ropa, le deleita el tabaco que especialmente se fabrica para ¨¦l, los hoteles de lujo... Nunca lee, pero est¨¢ al d¨ªa en novedades tecnol¨®gicas, conduce coches sofisticados, aviones, submarinos... Sobrevive en cualquier situaci¨®n adversa, e implacablemente se lleva a la cama a las barbies de turno, sin ni siquiera seducirlas: ellas siempre est¨¢n dispuestas.
Sean Connery, que fue el primer Bond en el cine, declar¨® que odiaba a este personaje amoral, machista y deshumanizado. Abandon¨® la saga, quedando para muchos como el mejor. De su sucesor, Roger Moore, se lleg¨® a decir que parec¨ªa estar anunciando un brandy m¨¢s que defendi¨¦ndonos de peligros inmensos; fueran del color que fuesen. Ambos actores interpretaron a Bond en siete ocasiones. George Lazenby, que lo hizo s¨®lo una vez, sin duda ha sido el peor; Timothy Dalton encarn¨® al 007 en dos ocasiones; Pierce Brosnan, tres veces hasta el momento.
No ha importado que el personaje cambiara de rostro. No son pel¨ªculas de actores, ni a¨²n de director. La saga Bond es obra del avispado Albert R. Brocoli, quien junto a Harry Saltzman compr¨® los derechos al comandante de la Marina brit¨¢nica Ian Fleming, retirado en Jamaica, donde conceb¨ªa las aventuras de su agente secreto. Doce novelas dej¨® escritas que, como queda dicho, han dado ya pie a veinte pel¨ªculas. Reinar despu¨¦s de morir.
Son producciones de f¨®rmula, con id¨¦nticos principios y finales, y con el mismo (buen) sentido del humor. James Bond se encuentra en una situaci¨®n apurada, rodeado de enemigos; cuando consigue salir del apuro, aparecen los t¨ªtulos de cr¨¦dito con sugeridos desnudos femeninos. Comienza despu¨¦s la acci¨®n real: Bond es reclamado por su jefe M, pero el agente es ilocalizable, ya que se est¨¢ abrazando a una de sus barbies. Bond llega finalmente al despacho, coquetea con la secretaria Monneypenny, y es informado de la dif¨ªcil misi¨®n. El sabio Q le ense?a luego sus nuevos inventos: un autom¨®vil con mil usos letales, el encendedor c¨¢mara, el chip para ser localizado, el reloj omnipotente.
A partir de ese momento obligado, se repite la aventura de turno con el suspense final: ?llegar¨¢ o no el agente 007 a desactivar la bomba que arruinar¨ªa el mundo occidental si estallara? Le acompa?a la protagonista, finalmente enamorada, aunque nos hubiera parecido enemiga. Salvado el peligro, la pareja har¨¢ el amor preferentemente al borde del mar. Todo igual de simple, todo siempre igual. El personaje de James Bond es ya un mito y cualquier barbaridad le est¨¢ permitida.
Innumerables cr¨ªticos han pretendido encontrar las razones por las que espectadores tan diversos como el mundo se divierten con los poderes de este agente, o se identifican con sus repetitivas se?as de identidad. La inmunidad, el ¨¦xito en la cama, la buena vida, el cinismo, la frialdad, la flema brit¨¢nica, o quiz¨¢s su licencia para matar. ?Qu¨¦ se envidia de tal personaje si es que de envidia se trata? ?O es la fascinaci¨®n por los juguetes que muestran las pel¨ªculas, en esa mezcla inteligente de aventura y ciencia-ficci¨®n?
Sin embargo, nada de ello es nuevo. Se puede bucear en millares de pel¨ªculas incluso mudas o en innumerables c¨®mics, y reconocer en ellos a este h¨¦roe u otro muy parecido, quiz¨¢s m¨¢s fr¨¢gil o con mayor o menor brillantez, pero enfrentado constantemente al mismo falso problema, y acompa?ado siempre de la chica de turno.
Sin embargo, ha sido James Bond y no otro el que ha permanecido, el que sigue convirtiendo cada pel¨ªcula en acontecimiento period¨ªstico. Dos generaciones ya... Y sigue cabalgando este miserable.
Dalton, Brosnan y...
Timothy Dalton -Alta tensi¨®n (1987), Licencia para matar (1989)- y George Lazenby -Al servicio de su majestad- han sido dos par¨¦ntesis. Pierce Brosnan ha vuelto a dar vitalidad al esp¨ªa con Goldeneye (1995), El ma?ana nunca muere (1997) y El mundo nunca es suficiente (1999). Queda el estreno de Morir otro d¨ªa.
Roger Moore, la sombra
Roger Moore ha sido el que m¨¢s veces ha interpretado al personaje. Pero siete t¨ªtulos -Vive y deja vivir (1973), El hombre de la pistola de oro (1974), La esp¨ªa que me am¨® (1977), Moonraker (1979), S¨®lo para tus ojos (1981), Octopussy (1983) y Panorama para matar (1983)- no hicieron olvidar a Connery.
Connery, primera leyenda
El rostro de James Bond naci¨® con los rasgos de Sean Connery y, para muchos, ah¨ª qued¨®. Desde 007 contra el Dr. No (1962), Connery lo hizo en seis ocasiones: Desde Rusia con amor (1963), Goldfinger (1964), S¨®lo se vive dos veces (1967), Diamantes para la eternidad (1971) y Nunca digas nunca jam¨¢s (1983).
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