Tres semanas para Lula
Luiz In¨¢cio, Lula, da Silva tendr¨¢ que esperar tres semanas, mientras los brasile?os deciden a qui¨¦n quieren finalmente como presidente. Con un 46,5% de los votos, se le ha escapado la mayor¨ªa absoluta que le habr¨ªa consagrado en la primera vuelta y aportado un plus de autoridad. Con el apoyo, aunque condicionado, del tercero en la meta de llegada, el socialista Anthony Garotinho, que ha recibido el 17,8% de los sufragios, Lula no deber¨ªa tener problemas. Pero, de hecho, lo que empieza ahora es otra campa?a frente al socialdem¨®crata y candidato del Ejecutivo saliente, Jos¨¦ Serra (23,2% de los votos). Ambos contendientes, en esta pelea electoral entre la izquierda y el centro-izquierda, tendr¨¢n que esforzarse por diferenciar m¨¢s sus ofertas.
Estas largas tres semanas acrecientan la incertidumbre para unos mercados ya demasiado nerviosos que, si se mueven con mayor brusquedad que las ca¨ªdas registradas ayer en algunos valores y en el real, pueden influir en la situaci¨®n pol¨ªtica de Brasil. Son estos mercados, vistos como la globalizaci¨®n, los que, en el fondo, han facilitado que Lula saliera ganador, con diferencia, de la primera vuelta. El voto a Lula se enmarca as¨ª en la ola populista que est¨¢ arrasando Am¨¦rica Latina -Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay y otros- como reacci¨®n a la crisis y la creciente desigualdad tras una d¨¦cada de privatizaciones y de ortodoxia en pol¨ªtica econ¨®mica. Los progresos en materia de reducci¨®n de la mortalidad infantil, escolarizaci¨®n y otros avances sociales, fruto de la pol¨ªtica del socialdem¨®crata Fernando Henrique Cardoso -uno de los mejores presidentes que ha tenido Brasil-, han sido notables, pero los efectos de la crisis econ¨®mica del ¨²ltimo a?o han resultado devastadores.
Incluso si, en su cuarto intento de llegar a la presidencia, gana el 27 de octubre, el antiguo dirigente sindical tendr¨¢ ante s¨ª una dif¨ªcil gesti¨®n. Sus bases esperan medidas sociales, y los inversores internacionales -entre ellos, las empresas espa?olas que desde 1998 han invertido casi 50.000 millones de euros en Brasil y ahora se ven afectadas por esta incertidumbre electoral-, un plan de ajuste de la econom¨ªa, que no puede ser muy diferente al pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir en agosto pasado un cr¨¦dito de 30.000 millones de d¨®lares, una ayuda que demuestra que Washington puede mirar hacia otro lado si se hunde Argentina, pero no abandonar a Brasil a su suerte. La manera de cuadrar el c¨ªrculo depende de que el pr¨®ximo presidente consiga aprobar medidas para aumentar la recaudaci¨®n fiscal.
Dado que su Partido de los Trabajadores no contar¨¢ con mayor¨ªa en una C¨¢mara y en un Senado nuevamente conservadores y atomizados, tendr¨¢ que llegar a acuerdos con otras formaciones. Serra tendr¨¢ un problema parecido si consigue ganar. Adem¨¢s, Brasil es casi una confederaci¨®n que no se puede gobernar s¨®lo desde el centro, que no controla m¨¢s de una cuarta parte del gasto p¨²blico, por lo que ser¨¢n necesarios pactos territoriales con los gobernadores vencedores. El futuro presidente tendr¨¢ que negociar a varias bandas.
La pol¨ªtica exterior tampoco diferencia en exceso a Serra de Lula. ?ste combina un izquierdismo aparentemente residual, tras su viaje al centro, con un discurso nacionalista. Ambos miran con recelo la idea del ALCA (?rea de Libre Comercio de las Am¨¦ricas), promovida por Washington, y favorecen una l¨ªnea m¨¢s independiente de EE UU, con una revitalizaci¨®n del Mercosur que Lula aspira a ampliar a otros pa¨ªses de la regi¨®n como Chile, Venezuela y Per¨². Sea como fuere, en una situaci¨®n tan dif¨ªcil, la limpieza de estas elecciones es un ejemplo para todos por parte de la cuarta democracia m¨¢s poblada del mundo.
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