Exteriores espera que Rabat le designe un interlocutor v¨¢lido

El Gobierno espa?ol y, en particular su diplomacia, espera ahora que el rey de Marruecos, Mohamed VI, designe a un nuevo ministro de Exteriores y que ¨¦ste cumpla el compromiso de venir a Madrid para reanudar el di¨¢logo aplazado tras la cita anulada el 23 de septiembre por el actual titular de esa cartera, Mohamed Benaissa, con el pretexto de un incidente en Perejil negado por Espa?a. Sin ese interlocutor fundamental, es muy dif¨ªcil que las relaciones puedan reanudarse al m¨¢s alto nivel.

La Casa del Rey no tiene previsto responder al mensaje del monarca marroqu¨ª, ya que es usual que ese tipo de misiva unilateral no reciba contestaci¨®n. Tampoco la tuvieron las felicitaciones que el Rey envi¨® a Mohamed VI en su ¨²ltimo cumplea?os o en el ¨²ltimo aniversario de su entronizaci¨®n, demostrando que ni en los peores momentos de la crisis han dejado de mantenerse las relaciones protocolarias entre los monarcas.

El mensaje enviado el s¨¢bado por Mohamed VI ha sido acogido, en cualquier caso, como una se?al especialmente positiva, dadas las circunstancias. Pero no basta para que el di¨¢logo vuelva a estar en marcha. Los sistemas pol¨ªticos de Marruecos y Espa?a no son sim¨¦tricos. El Rey de Espa?a representa la pol¨ªtica exterior al m¨¢s alto nivel, pero es el Gobierno quien la dicta. El rey de Marruecos, en cambio, dirige la pol¨ªtica exterior hasta el punto de que es ¨¦l, y no el nuevo primer ministro, Driss Jettu, quien nombra al responsable de Exteriores. ?ste, como ministro de Estado, responde directamente de su gesti¨®n ante la Corona.

Interlocutores definidos

El di¨¢logo deber¨¢ reiniciarse entre los Gobiernos, y para ello resulta imprescindible que los interlocutores est¨¦n bien definidos. La propia ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, ha reiterado tras las elecciones generales celebradas en Marruecos el 27 de septiembre que el Gobierno espa?ol espera ahora dos cosas: conocer la identidad del nuevo canciller marroqu¨ª y recibirle en Madrid, tal como Benaissa y Palacio acordaron en Rabat en julio, cuando la ministra viaj¨® a aquella capital para refrendar el acuerdo provisional reci¨¦n alcanzado sobre Perejil, siendo objeto de una recepci¨®n muy fr¨ªa.

A finales de septiembre, en medios diplom¨¢ticos europeos se consideraba probable la sustituci¨®n de Benaissa, un ministro que, aun siendo pr¨®ximo a Espa?a por origen y cultura, ha personificado lo peor de las relaciones bilaterales de las ¨²ltimas d¨¦cadas. En estos momentos, y tras la sorprendente designaci¨®n de Driss Jettu como primer ministro, nadie se siente en condiciones de hacer apuestas.

El Gobierno espa?ol sabe que no va a ser f¨¢cil avanzar en el di¨¢logo. Ya ha dejado claro que si la parte marroqu¨ª habla de Ceuta y Melilla, no habr¨¢ m¨¢s respuesta que el silencio. Pero ha acogido con optimismo la designaci¨®n de Driss Jettu, dado el inter¨¦s por reforzar las relaciones econ¨®micas que demostr¨® en su etapa de ministro de Comercio y Hacienda. Y el mensaje de Mohamed VI al Rey reforzar¨ªa esa impresi¨®n positiva.