Arte en las calles
El Comit¨¦ Espa?ol de Historia del Arte (CEHA) quiere llamar la atenci¨®n sobre la reciente aparici¨®n, en algunos de nuestros pueblos costeros, de una serie de supuestos monumentos p¨²blicos erigidos en encrucijadas, plazas y ¨¢mbitos urbanos, en general. Destaca, en primer lugar, el hecho de que semejantes 'obras' se hayan llevado a cabo sin un debate previo acerca de sus caracter¨ªsticas e hipot¨¦tica necesidad. El espacio p¨²blico que ocupan no pertenece ni a los alcaldes ni a los eventuales 'mecenas' que hayan decidido obsequiar a la ciudadan¨ªa de forma supuestamente desinteresada con engendros est¨¦ticos absolutamente rechazables.
Pensamos especialmente en las dos columnas levantadas en Fuengirola y Torremolinos. Se trata de repugnantes parodias de las columnas conmemorativas del barroco, de las que quedan algunos excelentes ejemplos en el patrimonio andaluz. Sobre una base de arquitectura pastelera se erigen enormes fustes que soportan estatuas de 'nobles' materiales. El llamado 'Monumento al turista' de Torremolinos supera, en este sentido, todo lo imaginable, con esfinges pseudoegipcias en el basamento y una mujer desnuda (c¨®mo no) en el remate.
Debemos insistir en la necesidad de que se detenga este tipo de desmanes est¨¦ticos. No se trata s¨®lo de corregir la pobre imagen que podemos dar con tales obras a quienes nos visitan, sino que este asunto afecta a la fibra moral m¨¢s profunda de nuestra sociedad. La degradaci¨®n est¨¦tica puede ser paralela a la de la vida pol¨ªtica. Demagogia populista y especulaci¨®n podr¨ªan ser las dos caras de una misma moneda, de ah¨ª la necesidad de que estas actuaciones se sometan a un control democr¨¢tico verdadero y se lleven a cabo con el asesoramiento de expertos en materias est¨¦ticas y urban¨ªsticas.
Creemos conveniente destacar la valiente apuesta del Ayuntamiento de M¨¢laga por un monumento moderno, 'Palera', interesante obra del excelente artista Miguel Navarro, que se proyecta levantar en el Paseo Mar¨ªtimo de Poniente. Como algunas voces parecen haberse alzado en contra de esta idea propugnando su eliminaci¨®n del espacio elegido o su cambio por una soluci¨®n est¨¦ticamente conservadora, nos parece oportuno insistir en la necesidad de que los poderes p¨²blicos cumplan con su obligaci¨®n ejemplarizante y educativa. Las opciones est¨¦ticas de calidad contribuyen a regenerar de verdad a las ciudades y enriquecen a su poblaci¨®n. Ceder ante opciones toscamente demag¨®gicas implica un descenso muy grave de los verdaderos valores democr¨¢ticos.
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