Sobre el hospital de la Princesa

En septiembre, nuestro padre entr¨® y sali¨® de ese hospital varias veces. Algunas visitas podr¨ªan haberse evitado: por ejemplo, la estancia de unas horas en urgencias con vuelta a casa en condiciones discutibles y, sobre todo, la visita al neur¨®logo. Este se?or parec¨ªa creerse muy importante y pr¨¢cticamente ignor¨® a nuestro padre como persona y como paciente.

Queremos recordarle que la categor¨ªa personal no tiene relaci¨®n con profesi¨®n alguna y que Medicina es una simple carrera, como lo son, por ejemplo, las dos que mi padre ten¨ªa y por las que jam¨¢s se consider¨® superior a nadie.

Finalmente, nuestro padre ingres¨® en urgencias el d¨ªa 28 en estado de extrema gravedad, permaneciendo despu¨¦s en la planta 10 del hospital hasta su muerte, el 2 de octubre. Desde aqu¨ª agradecemos p¨²blicamente dos cosas importantes:

Primera, que en la Unidad de Cuidados Intensivos de Urgencias nos permitieran acompa?arlo. La atenci¨®n m¨¦dica puede ser prioritaria, pero tambi¨¦n el que un ser humano cuente con el contacto, los besos, las caricias y las palabras de amor y despedida de los suyos en momentos tan dif¨ªciles. Ojal¨¢ esto sea pr¨¢ctica habitual en todos los hospitales.

Segunda, la calidad profesional y humana de las enfermeras y personal auxiliar de todos los turnos de la planta 10. Categor¨ªa de la que algunos m¨¦dicos tendr¨ªan mucho que aprender. Gracias por la eficacia y afecto con que cuidaron cada d¨ªa a nuestro padre (y a todos los dem¨¢s enfermos), y muy particularmente a Elena por el cari?o, la discreci¨®n y la sensibilidad que mostr¨® en esos momentos finales tan duros para todos.