Obsesi¨®n maniquea
Ante el Parlamento Europeo Romano Prodi acaba de recordar que la ampliaci¨®n de la Uni¨®n no se limitar¨ªa a los diez nuevos Estados que entrar¨¢n en el a?o 2004, sino que est¨¢ tambi¨¦n dispuesta a integrar a los pa¨ªses de la antigua Yugoslavia. Eslovenia ya es uno de los diez. El resto, comenzando por Croacia, pueden formar parte de la UE una vez cumplidos los requisitos democr¨¢ticos y de respeto de los derechos humanos, adem¨¢s de las condiciones econ¨®micas y sociales, exigidos a todos. Prodi se refiri¨® a los Balcanes para hablar de paz, ofreciendo a la Uni¨®n como el lugar del di¨¢logo democr¨¢tico de todos los europeos.
Pocos d¨ªas antes Aznar hab¨ªa hecho justamente lo contrario. En un tono amenazante, acus¨® al lehendakari Ibarretxe de tomar el rumbo de los Balcanes para ir a Europa, con todo 'lo que eso signific¨®'. Conocidas las posiciones de Aznar y la historia de Espa?a, estas palabras del primer ministro del Gobierno del Estado espa?ol resultan altamente preocupantes. Y lo son, adem¨¢s, por responder a una interpretaci¨®n sectaria y falsa de lo ocurrido en Yugoslavia y en Europa.
Hoy todo el mundo sabe que la causa determinante de la guerra fue el poder centralizador y desp¨®tico de Slovodan Milosevic; su intenci¨®n de uniformizar la Rep¨²blica Federal Yugoslava bajo la hegemon¨ªa de Serbia, anunciada con la eliminaci¨®n de la autonom¨ªa constitucional de Kosovo. Es Milosevic quien est¨¢ acusado por el Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia. As¨ª, mientras ¨¦l est¨¢ preso en Holanda, Eslovenia se prepara para participar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, cosa que pueden hacer en el futuro pr¨®ximo los dem¨¢s Estados nacidos de la Rep¨²blica Federal Yugoslava.
Lo ocurrido en los Balcanes tiene, pues, una lectura muy diferente de la sugerida por Aznar, quien parece haber quedado anclado nost¨¢lgicamente en la posici¨®n de Estados como el Reino Unido, Francia o la misma Espa?a, que presos de la tradici¨®n jacobina disculparon inicialmente los desmanes agresivos de los gobernantes serbios. Recordamos todo esto para dar la medida de lo err¨®neas, imprudentes y peligrosas que fueron las palabras de Aznar.
Porque la propuesta vasca puede ser combatida democr¨¢ticamente, pero no con falsedades que impidan una soluci¨®n dialogada de las contradicciones y de los problemas existentes. Sin necesidad de compartirlas, cualquiera puede encontrar en Europa referencias m¨¢s apropiadas que las balc¨¢nicas: desde la convivencia entre Flandes y Valonia a la experiencia de la Rep¨²blica Checa y la Rep¨²blica Eslovaca, primero separadas y ahora a punto de lograr una nueva y diferente uni¨®n dentro de la UE o, incluso, la forma con que se aceptan en el Reino Unido el car¨¢cter de Escocia como naci¨®n y el respeto proclamado a las decisiones que puedan tomar sus instituciones.
El lehendakari del Gobierno vasco titul¨® su propuesta como una 'iniciativa para la convivencia' y reivindic¨® para Euskadi 'un status de libre asociaci¨®n' en un Estado plurinacional, pretendiendo fundamentarla en las previsiones del Estatuto de Autonom¨ªa y de la Constituci¨®n, queriendo llegar a acuerdos claramente mayoritarios dentro del Pa¨ªs Vasco y alcanzar un pacto en el conjunto del Estado. La misma previsi¨®n de un refer¨¦ndum en la Comunidad Aut¨®noma Vasca para la ratificaci¨®n de su proyecto no responde sino a una utilizaci¨®n democr¨¢tica del refer¨¦ndum constitucional considerado en el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, de aplicaci¨®n para la reforma de los actuales Estatutos del Pa¨ªs Vasco, Catalu?a, Galicia y Andaluc¨ªa. Su propuesta, por otra parte, hace la salvedad democr¨¢tica de condicionar la celebraci¨®n del refer¨¦ndum a la existencia de condiciones de total libertad, con ausencia de violencia y de exclusiones.
La propuesta del lehendakari debi¨® recibir la consideraci¨®n de las instituciones del Estado y de fuerzas pol¨ªticas espa?olas. Desafortunadamente, por el momento no fue as¨ª. Sin tiempo de leer su propuesta se le respondi¨® con acusaciones de connivencia o de apoyo a ETA precisamente el mismo d¨ªa en el que la polic¨ªa vasca actuaba contra la estructura en Vizcaya de la organizaci¨®n terrorista. Fue descalificada contradictoriamente como algo esperp¨¦ntico que no se tomar¨ªa en serio si no existiese ETA y al mismo tiempo como formulable s¨®lo cuando haya sido derrotado el terrorismo. Se organiz¨® una gran algarab¨ªa con referencias inexistentes a un Estado Libre Asociado, identificando de forma caricaturesca ese supuesto Estado tanto con la independencia vasca como, parad¨®jicamente, con la situaci¨®n semicolonial de Puerto Rico.
Con su obsesi¨®n maniquea por identificar al nacionalismo vasco, y hasta al gallego y el de los pa¨ªses catalanes, con el terrorismo, y con su negativa al di¨¢logo pol¨ªtico, Aznar est¨¢ poniendo en peligro la orientaci¨®n hist¨®rica de la Constituci¨®n de 1978, consiguiendo adem¨¢s poner sobre la mesa el debate sobre la independencia, algo impensable hace bien pocos a?os. Lo hace, adem¨¢s, precisamente ahora, cuando el terrorismo perdi¨® definitivamente la batalla pol¨ªtica y le resulta mas dif¨ªcil y costoso llevar a cabo sus acciones criminales; en el momento en el que las v¨ªctimas mortales son enorme y determinantemente inferiores a las habidas en los a?os ochenta de puesta en marcha de las instituciones democr¨¢ticas.
Teniendo en cuenta las especiales circunstancias de Euskadi, el presidente vasco habl¨® de su pa¨ªs como una naci¨®n en un Estado plurinacional, situando su propuesta en la perspectiva abierta por la Declaraci¨®n de Barcelona formulada desde Galicia, Catalu?a y Euskadi y concebida como una oferta de di¨¢logo pol¨ªtico y cultural destinada a la convivencia dentro de un Estado donde todas las personas cuenten con iguales derechos y deberes, reconoci¨¦ndose las consecuencias de su diverso car¨¢cter y de su voluntad nacional. Una oferta de di¨¢logo, que sigue sin ser atendida, para un tiempo hist¨®rico de soberan¨ªas compartidas dentro de la realidad de la Uni¨®n Europea, donde decisiones trascendentales que afectan inequ¨ªvocamente a la concepci¨®n cl¨¢sica de la soberan¨ªa modifican de derecho y de facto la Constituci¨®n espa?ola, haci¨¦ndolo de forma infinitamente m¨¢s profunda que la propuesta m¨¢s extrema realizada por los nacionalistas vascos, gallegos y catalanes.
Las posiciones reaccionarias de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y del PP sobre la diversidad nacional del Estado nos afectan a todos. De hecho, con su espa?olismo cerril, sin complejos dicen, sit¨²an a las naciones del Estado ante el dilema de optar por la independencia o por la resignaci¨®n del llamado caf¨¦ para todos. Un dilema inaceptable y extremista, que ser¨ªa preciso superar.
Camilo Nogueira es diputado en el Parlamento Europeo por el BNG.
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