Derecho de pernada
No me cabr¨ªa ninguna duda de que la soluci¨®n de todos los problemas del mundo pasa por pagar incluso derecho de pernada, ni de que el negocio de la instalaci¨®n de parqu¨ªmetros en Madrid era otro hecho consumado, tampoco.
Hasta hoy lo hab¨ªa considerado otro ladrillo con el que cargar. Pero mi indignaci¨®n ha llegado al l¨ªmite cuando he podido leer, en el n¨²mero 25 de la revista Chamber¨ª (mi barrio), textualmente lo siguiente: 'Los residentes, por su parte, tambi¨¦n podr¨¢n ocupar plazas azules mediante el pago de la tarifa estipulada para el resto de los conductores'. ?Genial!, eso s¨ª que es rizar el rizo de sacar pasta.
?Qu¨¦ diferencia a un jubilado, o a un parado, que resida en Felix Boix, sin ORA, de otro que golpee su bast¨®n en Donoso Cort¨¦s? La distancia, no; su estatus econ¨®mico, tampoco: ambos nacieron all¨ª. ?Qu¨¦ les une?: llevar toda la vida residiendo y aportando riqueza a esta ciudad.
El uno disfruta de aparcar gratuitamente su R-6, cuidado como oro y pa?o; y el otro, ?Dios, que dolor de cadera!, quema su forito (limpio como la patena) dando vueltas sin fin, sorteando triples filas, pero, ?oh! llega el descanso del guerrero: consigue aparcar en Andr¨¦s Mellado, ?raya azul!, 800 metros, no pasa nada, hay que andar un kil¨®metro diario. Am¨¦n de pagar su plaza de residente, suelta el ¨®bolo que el se?or alcalde, ?lvarez del Manzano, impone, y se resigna. Piensa: 'Ma?ana, como no duermo bien, pongo el despertador a las siete, a ver si hay m¨¢s suerte que hoy'.
Pregunto: ?esto es ciencia-ficci¨®n, es constitucional, o es otra cosa? Entiendo que oposici¨®n y ediles gobernantes no disfrutan de las maravillas de vivir en la almendra central de la ciudad.
Por ¨²ltimo, ?a qui¨¦n se va a multar antes, al que aparca en doble fila, al que no tiene tique, al que est¨¢ subido en la acera, al desaprensivo, con o sin tique, que estaciona en zona de minusv¨¢lidos o a qui¨¦n?
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