Estrategias

El secretario general del Partido Popular, Javier Arenas, ha mostrado su satisfacci¨®n por la recuperaci¨®n del di¨¢logo social. Ha sido con motivo del replanteamiento del decretazo y la rectificaci¨®n sustancial, por parte del Gobierno, de siete de los ocho puntos pol¨¦micos que contiene. Al tiempo que dec¨ªa que no cab¨ªa en s¨ª de gozo, recrimina al PSOE que su estrategia sea la confrontaci¨®n.

No est¨¢ mal la cintura de este pol¨ªtico nacional andaluz. Ya la quisiera para s¨ª Mart¨ªnez, como reci¨¦n nombrada candidata a la Presidencia de la Junta, en su intento de continuar de alcaldesa en C¨¢diz. Sin embargo, a¨²n reconociendo su cintura, no parece que el fondo sea el que comenta, aunque pueda serlo en la medida en que la confrontaci¨®n con la sociedad siempre favorece a la oposici¨®n. El fondo es bien distinto. El fondo no es la inexistencia de una pol¨ªtica social que justificara el decretazo pues, si era tan necesario como dec¨ªa Aznar, no se comprende que en menos de cuatro meses se rectifique sustancialmente. Si no lo era, no se comprende su establecimiento.

De ah¨ª que se pueda pensar que la rectificaci¨®n responde a una estrategia electoral como antes respondi¨® a una estrategia de vocaci¨®n europea aznarista, y no a una pol¨ªtica social que necesitara la sociedad espa?ola. Queda un punto por rectificar: el subsidio agrario. Es, como dir¨ªa mam¨¢ al ni?o que no termina su comida, 't¨®mate la ¨²ltima cucharada, la de la verg¨¹enza', y se la toma. Pero, aqu¨ª, esta ¨²ltima cucharada es m¨¢s amarga y ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que la tome, ya que si se la traga, y se suprime la nueva regulaci¨®n del subsidio, el decreto y el Gobierno quedan definitivamente en pelotas. Adem¨¢s, puede que no les sea necesario, porque su retirada no vaya acompa?ada del aplauso andaluz en las urnas. Adem¨¢s, por si no fuera bastante, el candidato a la presidencia de la Junta por el PP no es Zaplana y la ¨²nica que se puede quemar -si es que a estas alturas puede arder- es Mart¨ªnez. No, no parece que aqu¨ª este Gobierno negociador est¨¦ por la labor, y menos la agraria. Mucho, mucho, tendr¨¢n que hacer sindicatos, y oposici¨®n, si quieren que los trabajadores eventuales del campo consigan que se les restituya un derecho cuya restituci¨®n puede carecer de beneficios electorales para el PP.