El hombre no puede con la m¨¢quina
Kr¨¢mnik paga sus errores ante 'Fritz' y el duelo acaba con empate final (4-4)
Vlad¨ªmir Kr¨¢mnik se marcha de Bahrein m¨¢s satisfecho con los jeques -le pagar¨¢n 800.000 d¨®lares- que con sus jaques. El ruso, de 27 a?os, campe¨®n del mundo oficioso, empat¨® (4-4) su duelo con el programa Deep Fritz, cinco a?os despu¨¦s de que su compatriota Gari Kasp¨¢rov perdiese (3,5-2,5) ante Deep Blue en Nueva York. Tras dominar por 3-1, Kr¨¢mnik cometi¨® errores que su rival castig¨® de forma implacable. El debate sigue abierto.
Las normas del duelo, que empez¨® el d¨ªa 4, no prev¨¦n desempates porque los mejores programas de ajedrez son ya casi invencibles en las partidas r¨¢pidas (entre 5 y 25 minutos por jugador), comparables a las tandas de penaltis en el f¨²tbol. Y la pr¨®rroga con m¨¢s partidas al ritmo normal (dos horas para los primeros 40 movimientos) tambi¨¦n ser¨ªa muy desventajosa para Kr¨¢mnik, quien reconoci¨®: 'Ocho partidas contra Deep Fritz son como 16 frente a Kasp¨¢rov'.
El ruso demostr¨® en las cuatro primeras partidas (dos victorias y dos empates) la estupidez de los ajedrecistas de silicio cuando se trata de establecer planes estrat¨¦gicos a largo plazo, en posiciones donde la capacidad de calcular tres millones de jugadas por segundo no sirve para nada. Pero el holand¨¦s Frans Morsch, el padre de la criatura, encontr¨® entonces el hilo de Ariadna: configuraron la m¨¢quina para que evitase en lo posible la desaparici¨®n tempranera de las damas. De esa manera aumentaban las posibilidades de complicar el juego y provocar errores humanos. Kr¨¢mnik cometi¨® uno en la quinta partida, cuando ten¨ªa posibilidades de tablas, y otro en la sexta, cuando no pudo resistir la tentaci¨®n de crear una bell¨ªsima partida de ataque: sacrific¨® un caballo, la computadora lo captur¨® y se defendi¨® con precisi¨®n. Muy tocado en cuerpo y mente, el campe¨®n no arriesg¨® en las ¨²ltimas partidas.
El espa?ol Enrique Irazoqui, ¨¢rbitro del duelo, subray¨® que su labor fue f¨¢cil, salvo los apuros del primer d¨ªa: 'Kr¨¢mnik se quej¨® del brillo de las piezas, y hubo que barnizarlas, calentarlas con un secador de pelo y meterlas en la nevera'. Por el calor y la humedad de Bahrein -m¨¢s de 40?, aunque Kr¨¢mnik exigi¨® 20? en la sala-, las piezas han descansado en la nevera para no estar pegajosas.
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