Huyendo de una amenaza invisible
El asesino en serie ha transformado en una pesadilla la apacible vida de los barrios residenciales de Washington
Los barrios residenciales de Washington, en Maryland y Virginia, eran un ejemplo perfecto del sue?o americano: bosques, grandes espacios, gasolina barata y gigantescos centros comerciales. Pero todo eso est¨¢ maldito ahora. La gente corre o se agazapa huyendo de una amenaza invisible. El asesino del rifle, un fantasma que parece evaporarse sin dejar tras s¨ª otra pista que una v¨ªctima con un balazo, ha convertido la placidez suburbial en una pesadilla. En palabras de Douglas Duncan, jefe ejecutivo del Condado de Montgomery, 'la regi¨®n nunca ha vivido d¨ªas m¨¢s negros'.
Carmen R¨ªo asoma la cabeza por la puerta acristalada, mira a izquierda y derecha, respira hondo y echa a correr hacia el aparcamiento de Home Depot. Abre el coche a distancia, arroja un par de grandes bolsas en el maletero y se encierra en su todoterreno. 'Es normal tener miedo, ?no?', dice, bajando a medias la ventanilla. Tuvo la precauci¨®n de aparcar muy cerca de la entrada y entr¨® deprisa en el centro comercial, sin mirar siquiera las cintas amarillas y los conos que rodean una de las zonas de la primera planta del edificio.
El testigo minti¨®. No hab¨ªa visto nada ni estaba cuando el francotirador dispar¨®
El lunes, en esa zona vac¨ªa, fue asesinada Linda Franklin mientras cargaba sus compras en el maletero. Las flores que alguien dej¨® sobre el asfalto est¨¢n marchitas. R¨ªo, de origen salvadore?o, administrativa en un concesionario de autom¨®viles, no quiere ni pensarlo. 'Y despu¨¦s de sobrevivir a un c¨¢ncer, pobrecita', exclama, casi con l¨¢grimas en los ojos.
La ansiedad colectiva es evidente en cada rinc¨®n. El sniper, el francotirador, es el tema de conversaci¨®n en todas partes, a todas horas. ?Una reacci¨®n exagerada? Quiz¨¢.
Pero resulta imposible sustraerse a la sensaci¨®n de que cualquiera que salga a la calle participa en una loter¨ªa siniestra. El hecho de que la prensa y la televisi¨®n se hayan volcado sobre el asunto de forma casi fren¨¦tica tiene un efecto amplificador. Y llueve sobre mojado: en un a?o, estos suburbios donde nunca pasaba nada han visto un avi¨®n estrellado contra el Pent¨¢gono, la muerte de carteros infectados por un ¨¢ntrax de origen desconocido y extra?os brotes de malaria y virus del Nilo.
El asesino del rifle ha atacado 12 veces, eligiendo a sus v¨ªctimas aparentemente al azar, con el resultado de nueve personas muertas y dos heridas. Una de ellas, una mujer, encaj¨® el tiro en un brazo. La otra, un chico de 13 a?os que sufri¨® da?os en el est¨®mago y los pulmones, ha salido de una situaci¨®n cr¨ªtica y empieza a recuperarse.
S¨®lo uno de los agredidos, un empleado de una licorer¨ªa de identidad no revelada, result¨® ileso. Tard¨® en enterarse de que el cristal junto al que trabajaba se hab¨ªa roto por un balazo, y no, como supon¨ªa, por accidente. S¨®lo supo la verdad cuando la polic¨ªa se present¨® en la tienda y encontr¨® el proyectil incrustado en una pared.
Cuando le atacaron el 2 de octubre entre las cinco y las seis de la tarde, ese hombre no vio ni oy¨® nada, salvo la rotura de un cristal. Nadie parece haber visto ni o¨ªdo a un asesino que dispara con un fusil potente, en zonas concurridas y la mayor¨ªa de las veces a plena luz del d¨ªa.Charles Moose, el jefe de polic¨ªa del condado de Montgomery, coordinador de la investigaci¨®n porque los primeros cr¨ªmenes ocurrieron en su territorio, no deja de pedir 'colaboraci¨®n ciudadana'. Es una forma de reconocer que carece de pistas fiables.
El martes, tras la muerte de Linda Franklin, se mostr¨® esperanzado: un testigo hab¨ªa visto al francotirador, un hombre de 'tez cetrina' que disparaba 'desde unos treinta metros' con 'un fusil de asalto AK-47' y que huy¨® en 'una furgoneta de color crema'. Incluso anot¨® algunos de los n¨²meros de la matr¨ªcula. Pero el testigo minti¨® y por eso va a ser procesado por falso testimonio. No hab¨ªa visto nada. No estaba en el aparcamiento cuando el francotirador dispar¨®, desde unos cien metros de distancia, seg¨²n las estimaciones forenses.
El FBI, la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego del Departamento del Tesoro, el servicio secreto y las polic¨ªas de Washington y los condados de Montgomery, Prince George, Prince William, Fairfax y Spotsylvania, apoyados por aviones esp¨ªa del Pent¨¢gono, siguen con las manos vac¨ªas.
La ¨²nica novedad es que la polic¨ªa ha encontrado cerca del aeopuerto de Dulles, en Virginia, un veh¨ªculo blanco con un casquillo de bala en su interior. Investigan si ¨¦ste pertenece a las balas disparadas.
Los ?ngeles Guardianes, el cuerpo de voluntarios formado en la violenta Nueva York de los a?os setenta, se han desplazado a Washington para llenar el dep¨®sito de quienes no se atreven a apearse del autom¨®vil. Sus gorras rojas se han hecho habituales en las gasolineras de barrio. Pese a su esfuerzo, la gente prefiere ir a los surtidores del centro de Washington, aunque la gasolina se pague unos centavos m¨¢s cara, porque los edificios ofrecen protecci¨®n. Las ventas han ca¨ªdo un 30% en las estaciones de servicio de las afueras. Y los centros comerciales est¨¢n semivac¨ªos en una ¨¦poca, v¨ªsperas de Halloween, de gran tradici¨®n consumista.
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